En este país hubo una guerra hace casi noventa años. Mucha gente o ha olvidado su origen o no lo ha llegado a conocer jamás.

En aquella guerra hubo más de un millón de muertos; de quienes quedaron, unos ganaron y todos perdieron, aunque unos perdieron mucho más que otros. Los que ganaron lo hicieron para el resto de sus vidas; quienes perdieron, también. Hubo muchos enterrados en fosas tras ser asesinados, fosas cavadas junto a caminos y carreteras, contiguas a las paredes de cementerios, en cualquier lugar que permitiera acabar pronto la faena.

Aún quedan miles de fosas en las que yacen las víctimas de aquella guerra. Lorca fue una de ellas, entre las miles que hubo en esta provincia.

La palabra fosa significa varias cosas, aunque su fin es el mismo: enterrar a los muertos, de uno en uno o amontonar varios de ellos. Es una palabra que en este país llamado España y que algunos dicen amar más que los otros, debería estar desterrada, o al menos usada con el respeto debido a los seres humanos que se encuentran en ellas. Por eso, cuando el Partido Popular dice desear mandar a la fosa a alguien está mostrando su deseo de regresar a unos tiempos en los que esta tierra que dicen amar tanto se debería sentir avergonzada, y quien no lo sienta así bien haría en explicar el porqué.

Miguel Tellado es fiel representante de gentes destructoras, que no saben unir ni trabajar para los demás. Esta persona que dice que una vez trabajó en un periódico bien haría en leer un poco la historia, aunque parece que la lectura deja de ser bien vista hoy, interesa más la gente iletrada, es más manejable. Si siguen por ese camino, que dios nos pille confesados.