LA GENERACIÓN EN PAUSA
Ahorro imposible, emancipación tardía y maternidad aplazada: radiografía de la ‘generación en pausa’ por la crisis de vivienda. El precio desorbitado del alquiler fulmina los ahorros de los jóvenes y obliga al 20% a retrasar sus planes de futuro, según un estudio de Ipsos e Ikea
Tienen trabajo estable y han terminado sus estudios, pero se enfrentan a un mercado inmobiliario candente que obstaculiza su proyecto vital. Es un fenómeno que un estudio reciente de Ipsos e Ikea en colaboración con la plataforma Talento para el futuro ha bautizado como la Generación en espera o Generación en pausa: la dificultad para acceder a una vivienda fuerza a la población joven a aparcar sus planes de futuro.
Según el informe Jóvenes, vivienda y futuro, elaborado a partir de 2.000 encuestas en toda España, uno de cada cuatro jóvenes de entre 24 y 35 años asegura que ha tenido que retrasar la emancipación por los precios de la vivienda y la precariedad laboral. El 20% asegura que la dificultad de acceder a una vivienda está limitando su desarrollo personal. El 19% asegura que aplaza la decisión de tener hijos.
«El acceso a una vivienda adecuada es un obstáculo creciente para los jóvenes españoles, que ven sus aspiraciones relegadas y su bienestar emocional afectado. Es urgente innovar en políticas habitacionales asequibles mediante la colaboración entre sectores público y privado, clave para garantizar un futuro sostenible para las futuras generaciones», explica desde Ipsos, Marina Navarro.
Según el estudio, el 52% de quienes viven de alquiler o pagan hipoteca afirman destinar más de lo recomendado -entre un 30% y un 50% de sus ingresos- a pagar su vivienda, lo que dinamita sus posibilidades de ahorro y lastra muchos pasos hacia la vida adulta: formar una familia, acceder a un piso en propiedad o la ciudad en la que viven y trabajan.
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El colchón familiar, imprescindible y desigual
Una de las realidades más extendidas para compensar esta situación es recurrir a la ayuda de los padres para poder pagar un techo en el que vivir. Más de la mitad de los jóvenes (51%) recibe ayuda familiar para sus gastos de vivienda, ya sea de forma regular u ocasional.
Además de ser imprescindible para muchos, ese colchón familiar es tremendamente desigual. Solo pueden avanzar en su proyecto vital quienes tienen esa red de apoyo, generando una profunda brecha de desigualdad entre los propios jóvenes.
Las mujeres sufren más intensamente la brecha salarial y el coste de vivienda, lo que retrasa aún más sus proyectos vitales: un 63% de ellas señala los precios como principal barrera para independizarse (vs. 52% de los hombres), y un 46% ha tenido que aplazar ahorrar para el futuro (vs. 41% de los hombres).
Pablo Anzola
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