Crisis de los cribados en Andalucía: Conchi, una paciente de Cádiz logra una sentencia contra el SAS
El Tribunal Superior de Justicia de Andalucía ha confirmado la condena al Servicio Andaluz de Salud por retrasos y errores en la detección de un cáncer de mama, en el año 2014, dejando secuelas graves y pérdida de calidad de vida de una paciente gaditana
La mujer, diagnosticada finalmente en 2017 tras años de síntomas ignorados, sufrió una mastectomía radical, linfadenectomía y discapacidad absoluta
Cádiz: «Me da mucha pena todo lo que estoy viendo, porque yo pasé por lo mismo». Son las palabras de Conchi Troncoso, una mujer de Chiclana de la Frontera, Cádiz a la que diagnosticaron de forma errónea el cáncer de mama que casi le cuesta la vida. Su historia fue hace años, diez exactamente, y por aquel entonces el gobierno andaluz era otro (PSOE). El resto recuerda a la perfección a la crisis que el Servicio Andaluz de Salud está viviendo en estos momentos, fallos en los cribados, retrasos en los diagnósticos y falta de información
El Tribunal Superior de Justicia de Andalucía ha confirmado la condena al Servicio Andaluz de Salud (SAS) por errores y retrasos en el diagnóstico y tratamiento del cáncer de Conchi que, a día de hoy, sufre graves secuelas físicas y psíquicas por todo lo que vivió: «me alegro mucho de que esto haya salido a la luz, yo lo intenté en su momento, y ahora solo puede animar a todas esas mujeres a que luchen y denuncien», dice.
Su caso comenzó en 2014, cuando acudió repetidamente a consultas médicas por unas molestias en la mama izquierda y por la aparición de un bulto. Las pruebas de imagen fueron calificadas erróneamente y según consta en la sentencia, nunca se valoraron adecuadamente por un especialista. Solo en 2017 se confirmó, tras una ecografía y una biopsia, que padecía un carcinoma lobulillar infiltrante en la mama izquierda.
Entre tanto, Conchi sufrió una progresión silenciosa del tumor que seguramente habría podido detectarse antes con un seguimiento correcto: «tardó tres años en ser diagnosticada, a pesar de haber participado en varias ocasiones en cribados, tanto en un hospital de la provincia, como en los autobuses que la Junta de Andalucía coloca cada cierto tiempo», asegura su abogado, Damián Vázquez.
Como consecuencia de estos retrasos, ella fue sometida a una mastectomía radical y a una linfadenectomía axilar, además de recibir quimioterapia y radioterapia. «Fue una cirugía muy agresiva que le dejó cicatrices enormes y el brazo inutilizado», dice el letrado, colaborador jurídico de la Asociación Defensor del Paciente y especialista en derecho sanitario.
Desde entonces sufre una incapacidad absoluta para el trabajo, daños estéticos y físicos significativos, además de la necesidad de rehabilitación continuada. Hoy sigue recibiendo cuidados especiales y soporta una pérdida importante en su calidad de vida. «Prefiero no pensarlo, porque no me mató el cáncer, pero me va a matar sobrepensar», lamenta.
La sentencia reconoce la negligencia pero reduce la indemnización
La sentencia, que fue notificada en junio de 2025 y que ya es firme, reconoce la negligencia del SAS, aunque ha considerado reducir la indemnización inicial de 81.465 euros a 25.000 euros por la aplicación de la llamada doctrina de la “pérdida de oportunidad”, es decir, que nunca se sabrá si el haber actuado de otra forma hubiese cambiado algo los hechos. Pero esta reducción, según denuncian desde la Asociación, no repara de manera efectiva el daño sufrido por la mujer y perpetúa un agravio hacia las víctimas de errores médicos. «Solo me cubre los gastos de todo este proceso legal», dice Conchi.
«Es injusto que se rebaje la indemnización cuando el daño moral y físico es tan evidente», afirma Carmen Flores, presidenta de la Asociación Defensor del Paciente. «Esta decisión refleja la necesidad urgente de que los tribunales adopten un criterio realmente reparador y protejan de forma efectiva los derechos de los pacientes afectados».
El abogado que defendió a la gaditana, Damián Vázquez, subraya que los errores en el diagnóstico comenzaron con la valoración de las primeras mamografías, realizadas en 2014 y 2016. Según los informes, los nódulos y cambios en el pezón y la mama izquierda ya eran evidentes y debieron haber sido calificados como «BIRADS3» para realizar un control más exhaustivo. En su lugar, fueron catalogados como «BIRADS1«, retrasando la detección del carcinoma.
El testimonio de un sanitario, clave en el caso
Un testimonio clave en el juicio fue el de un médico del Hospital Puerta del Mar de Cádiz, quien constató que el tumor era mucho más grande de lo que aparecía en las pruebas radiológicas, y que un estudio clínico realizado por un especialista habría permitido detectarlo a tiempo. La sentencia también critica los fallos estructurales del programa de cribado del SAS y el incumplimiento de los protocolos de seguimiento.
La asociación denuncia que este caso no es aislado. En Andalucía, miles de mujeres se han visto presuntamente afectadas por retrasos en el diagnóstico de cáncer de mama, errores en la valoración de mamografías y fallos en la comunicación de resultados. La crisis que atraviesa el SAS se ha agravado además con la dimisión de la consejera de Salud, y la Fiscalía Superior de Andalucía ha abierto diligencias para investigar el alcance de estos fallos.
«Este caso evidencia que el sistema de cribado necesita una reforma urgente, con más recursos humanos y técnicos para garantizar la detección precoz y evitar que más pacientes sufran daños irreparables», señala Vázquez. Conchi, que ya presentaba síntomas claros desde 2014, podría haber recibido un tratamiento menos agresivo y con mejores resultados si se hubiera seguido un procedimiento adecuado.
Para la asociación «es urgente que las autoridades sanitarias tomen medidas inmediatas para reforzar los programas de cribado, garantizar el seguimiento adecuado de los pacientes y que los tribunales adopten criterios de reparación que reflejen la gravedad de los daños ocasionados». Mientras tanto Conchi, que vive con el miedo a una recaída, se arma de fuerza para animar a las demás a que peleen: «necesitamos que nos traten como seres humanos». concluye.