Que las bombas hayan dejado de caer sobre Gaza es sin duda una buena noticia. Quienes llevan ya dos años viviendo el horror, el genocidio en primera persona, celebran este alto el fuego acordado por todas las facciones de la resistencia como una oportunidad más para para seguir viviendo, sin perder de vista lo sucedido y los retos que el pueblo palestino tiene ahora por delante. Otra cosa es el paripé que Donald Trump, artífice del acuerdo, y la camarilla de líderes internacionales que acudieron a su besamanos en Egipto para rubricarlo, se arroguen el éxito. 

Por Miquel Ramos

FOTO: Trump firma la paz de la guerra de gaza en Sharm el Sheij (Egipto)Suzanne Plunkett/DPA vía Europa Press

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