«No nos mata el calor, sino el capitalismo»
«No nos mata el calor, sino el capitalismo»: los sindicatos piden más medidas para evitar muertes de trabajadores por altas temperaturas
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Este verano han fallecido tres personas por este motivo mientras trabajaban, informa UGT. En 2024 hubo 103 accidentes laborales y un muerto en España por insolaciones, según datos de Comisiones Obreras.
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El Ministerio de Trabajo señala que los accidentes laborales por calor se siguen abordando en la mesa de diálogo social sobre la prevención de riesgos a fin de explicitar la protección de las personas trabajadoras frente a los efectos del cambio climático.
A comienzos de julio, una trabajadora del servicio de Parques y Jardines del Lyma, la empresa municipal de limpieza y medio ambiente de Getafe, sufrió un desmayo por golpe de calor durante su jornada laboral. «Llevaba un buen rato subida a un camión pluma, con el peto de manga larga, el casco y la pantalla de protección. Hacía un calor terrible y tanto el traje como el esfuerzo físico y la exposición continuada al sol hicieron que de repente perdiera el conocimiento y se desplomara», recuerda su compañera Laura (nombre falso para preservar su identidad). Cuando ella y otras trabajadoras volvieron de su descanso, la encontraron tirada en el suelo inconsciente.
No se trata de un caso aislado: un mes atrás, en plena ola de calor y en el curso de su jornada laboral, una empleada de la empresa concesionaria del servicio de limpieza viaria de Barcelona FCC murió a causa de un golpe de calor fulminante en el barrio del Raval. Días antes, CCOO achacó al calor la muerte de un trabajador de 63 años en la nave industrial de la empresa de mantenimiento eléctrico Cobra de Valdemoro a causa de una parada cardiorrespiratoria. La nave, donde la temperatura superaba los 25 grados, carecía de aire acondicionado.
En sectores como la limpieza viaria, la agricultura, la construcción o la jardinería, muchos trabajadores afrontan cada verano jornadas poco o nada adaptadas a la crisis climática, con los efectos que esto acarrea en términos de salud, tanto a corto como a largo plazo. Las altas temperaturas pueden provocar, tal y como establece el Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo (INSST), golpes de calor, insolación, agotamiento y fatiga.
De este modo, las personas que trabajan en condiciones inadaptadas al calor se exponen a problemas de malestar físico, rendimiento cognitivo, visión, coordinación motriz, memoria a corto plazo y capacidad de concentración, entre otras consecuencias.
Además, el calor extremo no solamente produce accidentes laborales en el momento en el que se recibe el golpe de calor. «Trabajar con temperaturas extremas de una forma continuada quizás no te produce un golpe de calor fuerte o un accidente concreto en el momento, pero sí que puede ser perjudicial para otro tipo de enfermedades a medio plazo, como cardiovasculares, como derrames cerebrales que pueden con el tiempo aumentar», explica a este medio Carlos Giménez Caminero, secretario de Salud Laboral de Comisiones Obreras de Madrid. De hecho, se estima que una de cada tres muertes por cáncer de piel tiene un origen laboral, según datos del INSST.
Según un estudio realizado por el Instituto de Salud Carlos III, en España mueren anualmente unas 1.300 personas por causas atribuibles al calor, y de media las altas temperaturas están detrás del fallecimiento de tres personas al día durante las olas de calor. En el ámbito laboral, como sostiene el INSST, las temperaturas extremas provocan al menos el 4% de los accidentes de trabajo mortales en España, mientras que los siniestros laborales aumentan un 17,4% en todo el mundo durante las olas de calor, tal y como señala la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Así, 18.970 personas trabajadoras mueren al año en todo el mundo por exposición al calor. Además, según la OIT, en la UE han aumentado un 42% las muertes relacionadas con el calor en el lugar de trabajo desde principios de siglo.
La infradetección de las muertes por calor
Eso sí, a la hora de cuantificar el número total de personas fallecidas en el entorno laboral a causa del calor, los sindicatos coinciden en la dificultad de establecer estimaciones precisas debido a que muchos accidentes no se vinculan en un primer momento con la exposición al calor. «La cifra tanto de muertes vinculadas al calor como de accidentes es siempre superior a la que aparece en los datos oficiales porque encontramos un problema de mala notificación a la hora de rellenar el parte, es decir, aunque la causa principal del accidente sea la exposición a altas temperaturas, se termina registrando con otra causa (patologías no traumáticas, sobreesfuerzos, etc.)», comenta Giménez.
También desde UGT señalan la complejidad de conocer en su totalidad el número de decesos por calor en el trabajo. Según destaca Patricia Ruiz, secretaria de Salud Laboral de este sindicato, actualmente siguen sin registrarse correctamente los accidentes laborales por calor, lo cual impide tener un diagnóstico claro de las causas de muchos fallecimientos: «Se están declarando accidentes relacionados con estrés, infartos, derrames cerebrales o caídas o accidentes in itinere no relacionados con el calor, aunque desde luego tienen una relación directa», explica.
Según datos de UGT, este verano ya se han registrado tres trabajadores fallecidos por altas temperaturas. Comisiones Obreras, a través de los datos extraídos en el Sistema Delt@, cifra en 103 los accidentes laborales acaecidos el año pasado debido a insolaciones (de los cuales uno fue mortal), una cifra algo menor a 2023, cuando se produjeron 199 siniestros a causa del calor, cuatro de ellos mortales. Esto se debe a que, a pesar de ser un verano caluroso en su conjunto, el calor extremo tardó en llegar y la población tuvo tiempo para aclimatarse.
En 2022 se contabilizaron 157 accidentes de esta tipología, de los cuales seis fueron mortales, una cifra mayor a 2021 y 2020, ya que en ambos años se registraron 54 siniestros, si bien tan solo en 2021 hubo uno mortal. Un año atrás, en 2019, se registraron 109 incidentes laborales por calor sin que llegaran a contabilizarse fallecidos por altas temperaturas.
Existe un marco legal que a priori protege la integridad física de los trabajadores durante los periodos de calor extremo. El Real Decreto-ley 4/2023, en sus artículos 14 y 15, establece que las empresas deben adaptar o suspender las actividades laborales al aire libre en los casos en que la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) emita alertas naranja o roja por temperaturas extremas.
Existe también la obligación de los empresarios de prever medidas adecuadas frente a riesgos relacionados con fenómenos meteorológicos adversos, incluida la prohibición de desarrollar determinadas tareas durante las horas del día en las que estos concurran.
Esta legislación es hoy crucial para la propia integridad de los trabajadores en un año donde, según el Observatorio de Salud y Cambio Climático (OSCC), se han registrado 76 activaciones del nivel rojo por calor extremo tan solo en el periodo comprendido entre el 16 de mayo y el 13 de julio.
Sin embargo, como denuncian los sindicatos, muchas empresas incumplen sistemáticamente estas disposiciones legales. Borja Romero García, trabajador de Airbus, delegado de personal de CGT en Airbus Getafe y secretario de jurídica de CGT Metal Madrid, relata que en la subcontrata de Ingeniería consiguieron este año, a través de varias huelgas y movilizaciones, poder trabajar en un edificio climatizado. Hasta entonces, habían tenido que hacerlo a más de 34ºC (el máximo que permite la ley son 27ºC) en casetas prefabricadas.
«La subcontratación afecta a los derechos laborales de los trabajadores, ya que son peores condiciones que las que tienen el resto de la plantilla. En esas casetas, durante el invierno había goteras cuando llovía y en verano había avispas por el calor y tampoco había aire acondicionado», cuenta. Por regla casi general, denuncia, las empresas no hacen análisis ambientales ni ponen medidas preventivas de las condiciones con las que trabajan sus empleados. Tampoco hacen un estudio de cuáles son los riesgos de trabajar con calor extremo en sus propias instalaciones, lo que puede resultar letal para las plantillas.
Sanciones «ridículas» contra las empresas infractoras
Trabajadores y sindicatos coinciden en que la acción de la Inspección de Trabajo y Seguridad Social (ITSS) es insuficiente a la hora de penalizar a las empresas que ponen en riesgo a su plantilla. Se unen varios factores que provocan la ineficiencia del ITSS: por un lado, en ciudades densamente pobladas como Madrid, aseguran que el número de inspectores es muy reducido para las necesidades de la población trabajadora, de manera que hay menos inspecciones de oficio de las que muchas veces se requieren.
Por otro, cuando se lleva a cabo una inspección a través de una demanda anónima cuando un trabajador se encuentra en riesgo, los sindicatos señalan que la evaluación de Trabajo suele llegar demasiado tarde (las olas de calor son periodos relativamente limitados), cuando ya el riesgo ha pasado. «[En Airbus] pusimos hace dos meses una demanda de la inspección para solicitar la evaluación de riesgos térmicos por tener que trabajar en manga larga con EPIS inadecuados para el calor y todavía no ha venido la inspección de trabajo. Si no viene un inspector cuando peor está la situación, no empatiza tanto, no se pone tanto en nuestro lugar», apuntan desde CGT.
Los sindicatos también critican las sanciones que reciben las empresas por incumplir la legislación en materia de salud laboral. A juicio de Patricia Ruiz, «en lo referente a los accidentes laborales que tienen que ver con las altas temperaturas, las sanciones hacia las empresas son ridículamente bajas y no consiguen el efecto disuasorio que debieran tener». En esta línea, Giménez indica que las empresas suelen tomarse más en serio las inspecciones relativas a cuestiones como la seguridad social o posibles impagos, ya que «esas cuantías suelen ser muy elevadas». En cuanto al calor, no obstante, «a no ser que haya algún accidente muy grave, a las empresas normalmente no les supone un problema ni las multas ni los requerimientos».
Anteponer la salud laboral a la producción
El Ministerio de Trabajo ha anunciado recientemente que la ITSS impondrá multas superiores a los 980.000 euros a las empresas que cometan infracciones muy graves al no proteger a sus trabajadores del estrés térmico. Las sanciones a las que se pueden exponer en caso de infracción pueden ir desde los 1.451 euros hasta los 49.180 en el caso de las infracciones graves y de 49.181 euros a más de 980.000 euros en el caso de las muy graves.
Además, fuentes de este departamento señalan a Público que actualmente los accidentes laborales por calor se siguen abordando en la mesa de diálogo social sobre la prevención de riesgos a fin de explicitar la protección de las personas trabajadoras frente a los efectos del cambio climático.
Sin embargo, los sindicatos exigen al Gobierno más ambición. Una de las medidas que reclaman es la actualización de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales para adaptarla al actual escenario de crisis climática, que plantea una inmensidad de retos. «Se trata de una ley que tiene 30 años de antigüedad y que no recoge muchísimos de los riesgos, como los digitales, de salud mental, y por supuesto vinculados al calor extremo«, describe Ruiz, quien a su vez demanda la puesta en marcha de un registro oficial empresas que cumplen con los protocolos marcados por la ley.
En este sentido, desde CCOO y CGT abogan por centrar el foco en la acción de las empresas que vulneran los derechos de los trabajadores e incumplen la ley. «Si se endurecieran las sanciones, las empresas se lo tomarían más en serio», comenta el secretario de Salud Laboral de CCOO. En última instancia, se trata de que el beneficio económico de las empresas nunca vaya por delante de la vida de los trabajadores: «En el sindicato tenemos un eslogan: No nos mata el calor, sino el capitalismo. No podemos dejar la salud en un cajón para engordar los beneficios de los empresarios. Ellos lo único que quieren es que se produzca y siempre a costa de lo mismo: de la salud de la clase trabajadora», declaran desde CGT.