Los puntos débiles de los protocolos contra el acoso escolar: el análisis de los expertos

El suicidio de Sandra Peña, una alumna de 14 años de un colegio de Sevilla, se investiga como un posible caso de acoso escolar. En el caso de esta adolescente sevillana, el centro no activó el protocolo de acoso.

Este suceso ha puesto el foco en los procesos vigentes en España para prevenir este tipo de situaciones. En VerificaRTVE te explicamos

¿En qué consisten los protocolos contra el acoso?

Cada comunidad autónoma tiene su propio protocolo contra el acoso escolar, pero todos comparten elementos similares. En ellos se define qué se entiende por acoso escolar y sus indicadores (si es por razón de sexo u origen, si se produce en el interior de las aulas o en los pasillos, si son insultos o amenazas…). También recogen la necesidad de mantener la confidencialidad respecto a los datos de los implicados y establecen las fases o etapas desde la apertura de un procedimiento hasta su conclusión. Estas fases, por lo general, se componen de la detección y notificación, la comunicación con las familias, la constitución de un organismo del propio centro para llevar el caso y la recogida y análisis de información. Son los propios centros los que concluyen si ha habido o no una situación de acoso. Los informes elaborados por los colegios con las pruebas recopiladas y la conclusión se envían a la Inspección Educativa de cada comunidad para su supervisión.

Algunos de ellos contemplan medidas provisionales de supervisión, protección y apoyo inmediato a las víctimas. Por ejemplo, el protocolo del País Vasco «regula la intervención, que se desarrollará según los principios de prevención, sensibilización ante el acoso, confidencialidad, protección al alumnado implicado, intervención coordinada, sistematización, eficacia y urgencia» (página 4). En otros se incluye también la formación al profesorado, como en el caso de Extremadura: «Requiere un amplio plan de formación de profesores a fin de sensibilizar y tomar conciencia del fenómeno del acoso escolar, y de dotar al profesorado de herramientas» (página 9). Puedes consultar los protocolos en los siguientes enlaces: Andalucía, Aragón, Islas Baleares, Canarias, Cantabria, Castilla y León, Valencia, Galicia, Madrid, Asturias, Murcia, Cataluña, Navarra, La Rioja, Ceuta y Melilla.

Aunque son documentos similares, las asociaciones contra el acoso consultadas piden un protocolo único. La presidenta de la Federación Española de Asociaciones contra el Acoso Escolar (Fedecae), Carmen Guillén, critica que haya «17 protocolos distintos, cuando el acoso escolar es el mismo en todos lados». Para esta experta, «tiene que haber un protocolo único porque el sistema educativo en España es el mismo para todas las comunidades». De forma similar se pronuncia Lourdes Verdeja, presidenta de la Asociación Tolerancia 0 al Bullying de Cantabria, que pide «una estandarización de los protocolos» y sacar «desde el Congreso de los Diputados unas directrices con un mismo protocolo estudiado por profesionales y hecho a los profesionales, a los profesores y a las familias».

 

Los protocolos contra el acoso escolar son reactivos, no preventivos

«El protocolo es algo reactivo, es lo que hacemos cuando ya se ha quemado la casa y usamos un extintor», declara el presidente de la Asociación Nacional contra el Acoso Escolar (AEPAE), Enrique Pérez. Asegura que «lo que está fallando es la prevención, la sensibilización y la detección». Así lo explica también Carmen Cabestany, presidenta de la Asociación No Al Acoso Escolar: «Tener que implementar un protocolo quiere decir que hemos fracasado porque no hemos previsto lo que podía pasar y no hemos puesto los medios adecuados, no hemos trabajado desde la prevención». La presidenta de Fedecae, Carmen Guillén, asegura que «lo fundamental es meter en esos protocolos la prevención y protección» porque «cuando intervenimos es tarde para alguien generalmente».

Los expertos también señalan la falta de información y formación sobre el acoso escolar. Así lo declara Lourdes Verdeja: «Sus propios profesores que están en el centro, no saben abrir un protocolo. No están formados, no saben identificar qué es acoso escolar». Carmen Cabestany incide en que hay que «aprender a detectar en los centros escolares, hay que enseñar a los profesores cómo detectar un caso de acoso escolar, que a lo mejor lo tienes delante pero no lo estás viendo». También coincide en esta idea Enrique Pérez, que afirma que «el principal problema es que como no hay una buena formación, como no hay una detección temprana, el riesgo va a estar siempre». Para este experto, «hay un gran desconocimiento de lo que es el acoso escolar incluso por una gran parte de la sociedad. Y por supuesto, y eso es lo más grave, por los responsables educativos». Además, aclara que debería implementarse «una herramienta de medición psicométrica precisa» como la de AEPAE, un test de incidencia de acoso.

Protocolos desactualizados y opacos, según los expertos

Los expertos consultados consideran que los protocolos contra el acoso escolar en España están desactualizados. La presidenta de la Fedecae, Carmen Guillén, argumenta que deberían contemplar fenómenos como «las redes sociales, el ciberbullying, el sexting, el grooming, la inteligencia artificial…». Además, añade, que «muchos de ellos no contemplan colectivos vulnerables de acoso escolar, como pueden ser las discapacidades, las altas capacidades, el colectivo LGTB», entre otros.

Para Carmen Cabestany, presidenta de la Asociación No Al Acoso Escolar, otro problema es que «el protocolo lo implementa el centro escolar y este no quiere en general, salvo honrosas excepciones, que se sepa que tienen casos de bullying. De la misma manera que en justicia, el juez no puede ser juez y parte, pues aquí el centro tampoco debería serlo». Para esta experta, «tiene que haber intervención de un agente externo, de alguien totalmente neutral, aséptico que compruebe la transparencia de ese procedimiento». Añade que «por eso la mayoría de los protocolos salen negativos«, es decir, que concluyen que no ha habido acoso. Lo ejemplifica con el dato de Córdoba, donde asegura que «el 95% de los protocolos salen negativos«. Esto, a su juicio, significaría que «presumiblemente, se ha manipulado por acción o por omisión». El presidente de la AEPAE, Enrique Pérez, se manifiesta en la misma línea: «El protocolo se envía a Inspección Educativa, pero llega sesgado y se desestiman 9 de cada 10 casos«.

Pérez también critica la opacidad del proceso. Tal y como explica, el protocolo dice que tiene que ser confidencial, por lo que cuando un familiar denuncia la situación al centro o aporta pruebas del acoso «la familia no sabe si realmente se ha abierto el protocolo» y «tampoco tiene constancia de que se incluyen esas pruebas». Para el presidente de AEPAE «es un fraude de ley» porque, según argumenta, «cualquier persona que está dentro de un proceso, por ley, tiene derecho a estar informado». La presidenta de Tolerancia 0 al Bullying, Lourdes Verdeja, explica que «Inspección Educativa tapa, al igual que los centros educativos, porque se cree más a lo que dicen los centros que a lo que dicen las familias». La experta también denuncia que «muchos profesores que dan la voz de alarma de que puede haber un posible caso de acoso me dicen que, o se callan, o tienen sanciones».

Un sistema garantista con el acosador, no con la víctima

Lourdes Verdeja sostiene que «el protocolo no sirve más que para estigmatizar muchas veces a las víctimas, les culpa de recibir acoso«. Para la experta hay que «generarles un espacio seguro, pero no se genera con el protocolo». Desde su asociación aseguran que tienen constancia de que algunos centros hacen preguntas a las víctimas como «¿tú cómo lo arreglarías?» o «¿tú qué has hecho?». Enrique Pérez recalca que esto «genera impunidad en el aula y una sensación que nos transmiten muchas víctimas de frustración, de injusticia, de invisibilidad ante el propio sistema e incluso desconfianza hacia los adultos, que serían los que tienen que protegerle».

Carmen Cabestany expresa con respecto a las víctimas de acoso que «a las pocas que lo dicen, tenemos que darles presunción de veracidad y practicar aquello del yo sí te creo, porque si no les hacemos caso, ya no lo van a volver a decir». La experta concluye que «el sistema es muy garantista con el acosador y muy poco garantista con la víctima«.

Carmen Guillén señala que con la metodología actual «a los niños se les da mucha carga». Según cuenta, «tenemos alumnos mediadores y hermanos mayores que funcionan muy bien, pero no se le puede derivar la carga de un problema como este». Para ella, las víctimas de acoso escolar «son los niños más valientes del mundo» porque «ningún adulto aguantaría durante años situaciones como las que ellos viven». La presidenta de la Fedecae referencia el artículo 1903 del Código Civil por el que se dictamina que los centros «son garantes del bienestar de esa persona» mientras estén ahí.

Lara Huwyler

FOTO: Imagen de archivo de tizas y un borrador sobre una pizarra escolar Getty Images / VerificaRTVE

https://www.rtve.es/noticias/20251023/puntos-debiles-protocolos-contra-acoso-escolar-analisis-expertos/16783657.shtml