Se dispara el número de municipios que vetan el glifosato en España.

Desde que la OMS clasificó el glifosato como “probablemente cancerígeno para los seres humanos” en marzo de 2015, el número de municipios que ha vetado el uso de este herbicida en su territorio se ha disparado. Pleno a pleno, los ayuntamientos han ido poniendo barreras a la aplicación de este producto, usado de forma extendida para eliminar “malas hierbas” en el mantenimiento de espacios públicos como parques, jardines o colegios.

El por qué de esta oleada de restricciones estriba en que la ciudadanía es cada vez más consciente de que el uso del glifosato es peligroso, no es necesario y tiene una alternativa que respeta el medio ambiente y la salud pública: la agricultura y la jardinería ecológica.

Esta búsqueda de alternativas han querido promover ayuntamientos como los de Talavera de la Reina (Toledo) o Navalafuente (Madrid) que han aprobado en el pleno que “el ayuntamiento no autoriza la aplicación de herbicidas para ningún tipo de uso no agrario en los espacios de uso público, carreteras o redes de servicio en la totalidad del término municipal, solicitando que los trabajos de eliminación de vegetación se realicen con métodos no químicos”.

Cualquier adjudicatario al servicio del ayuntamiento catalán de Badalona, encontrará entre los pliegos de contratación, la prohibición expresa del empleo de glifosato en cualquiera de sus tareas. Los ayuntamientos de Barcelona, Tarragona, Zaragoza, Madrid o Valdemoro han decidido erradicar el uso de glifosato en su territorio y poner en práctica alternativas menos tóxicas en el plazo de un año. Otras localidades valencianas como la de Onda, Xirivella, Alzira y Castellón ya han dejado de utilizar glifosato en las labores de mantenimiento. Cabezón de la Sal y Fuencaliente, por su parte acompañan el abandono del uso de este agrotóxico con otros retos como el de fomentar la agricultura ecológica y la compra de productos ecológicos y el de declarar libre de transgénicos en su municipio cántabro y canario respectivamente. Siguen también declarándose Ciudades Libres de Glifosato municipios como Laguna del Duero, localizado en Valladolid o la terreta gironesa de Planoles, que ha ampliado la figura de protección a Ciudad Libre de Pesticidas.

Todos estos municipios se suman a una larga lista de localidades que ya habían hecho restricciones en años anteriores, tal y como registró Ecologistas en Acción en su artículo Un modelo a seguir para eliminar el uso de glifosato en los espacios públicos. En total, más de 45 municipios en España ya han establecido algún tipo de restricción al uso de glifosato. Estas limitaciones comienzan a transgredir el ámbito municipal, como ha pasado con la comunidad autónoma de Extremadura que recientemente se ha declarado libre de glifosato. Y no solo es exclusivo de nuestra geografía, Francia que cuenta con 400 ciudades libres de pesticidas ha prohibido la venta de glifosato para uso privado. He aquí una prueba fehaciente de que cada paso cuenta y de que los municipios son palancas de cambio que pueden lograr que los estados prohíban finalmente el empleo del glifosato.

La autorización para el uso del glifosato en la UE caduca en junio, por ello la Comisión Europea presentó una propuesta para renovar su autorización por otros ¡15 años sin ninguna restricción!Debido a la preocupación por la salud pública y a la presión ciudadana varios países se han opuesto y la CE ha tenido que aplazar la decisión, que tendrá lugar en los próximos meses. Mientras se espera, cada paso cuenta para erradicar el uso de este peligroso herbicida.

Por eso tu acción puede marcar la diferencia…
– Desde Amigos de la Tierra, CECU, COAG, Ecologistas en Acción, Red de Semillas y Greenpeace se ha elaborado una carta conjunta para animar a los ayuntamientos a que dejen de utilizar glifosato.

¡Sigamos con la oleada de municipios que se suman a la iniciativa! ¿te animas a enviar la carta al tuyo?

¿Qué más puedes hacer?
Firma para pedir al Gobierno español que se oponga a la re-autorización del glifosato por otros 15 años.

Fuente: Greenpeace – www.greenpeace.org

 

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