Este domingo todos los andaluces estamos llamados a salir a la calle en defensa de una sanidad pública de calidad y para todos. Pasado mañana no se trata solo de defender hospitales ni centros de salud: se trata de defender la igualdad. Porque cuando se rompe la sanidad pública, no se deteriora un servicio más, sino el gran pacto social que garantiza que todos –ricos o pobres, rurales o urbanos– tengamos derecho a la misma atención cuando enfermamos. Por eso hay que salir a la calle, porque la salud es la medida más justa de una democracia.

La Junta de Andalucía de Moreno Bonilla lleva años desmontando el sistema sanitario público. Privatiza trozos, externaliza servicios, y convierte lo que era un derecho en un negocio. Los hospitales se saturan, los médicos se marchan, las listas de espera baten récords y, mientras tanto, los conciertos con clínicas privadas crecen como la espuma. Es un modelo que ya conocemos: primero lo debilitan, después lo desprecian, y al final te obligan a pagar por lo que antes era de todos.

Dicen que están gastando más dinero que nunca, y es verdad, más dinero que nunca para campañas de autobombo, para inauguraciones vacías, para disfrazar con palabras como “colaboración público-privada” lo que en realidad es un trasvase constante de recursos hacia lo privado. Más dinero que nunca y una nula voluntad de cuidar lo que es de todos.

Por eso el domingo a las doce tenemos una cita en la calle. Porque la calle es el último espacio verdaderamente público que nos queda. Allí donde no pueden manipular los datos ni esconder las listas de espera, donde la ciudadanía se hace visible y donde el ruido y las pancartas rompen el cómodo silencio del poder.

A Bonilla no le asustan los informes, ni las denuncias, ni los debates en el Parlamento, porque para evitar que lleguen hasta ustedes ya tiene a Canal Sur. Lo que de verdad teme Juanma es la calle. La calle llena. La calle indignada. La calle que recuerda que los hospitales no se venden, se defienden.

El domingo no basta con lamentarse en redes ni con indignarse desde el sofá. Hay que salir. Por ti, por tus hijos, por quienes no pueden pagar una consulta privada. Por los que esperan una cita que nunca llega. Por los sanitarios agotados que aún creen en lo público. Por esa Andalucía que no quiere ser un negocio, sino una comunidad.

La sanidad pública es el corazón de la igualdad. Y ese corazón late en la calle. Este domingo, que se escuche fuerte.