La bailarina Bárbara Ruiz.«Cuando bailo libero mis sentimientos»
El destino de Bárbara estaba escrito desde antes de que naciera. Y cuando lean este reportaje lo entenderán. Bárbara Ruiz Chinchilla (Granada, 2004) estudia este año su último curso en el Conservatorio Superior de Danza ‘Ángel Pericet’ de Málaga.
Acabará de esta forma una larga carrera que, formalmente, empezó en 2012 en el Conservatorio Profesional de Danza ‘Reina Sofía’ de Granada, pero que realmente se había iniciado mucho antes, de niña. «Mi padre, José Manuel Ruiz, tenía una escuela de danza en el sótano de nuestro hogar, en Atarfe, y yo bajaba todas las tardes la escalera para mirar; me quedaba embobada», recuerda. «Me encantaba ponerme delante del espejo y mirarme con las castañuelas, hasta el punto de que aprendí a tocarlas con la mano izquierda, cuando yo soy diestra», rememora sonriendo.
Su papá José Manuel, hoy docente del Conservatorio, fue su primer profesor. Pero también aprendió mucho de su mamá, Cristina Chinchilla, que se dedicaba a la danza del vientre. «Las nocheviejas son una alegría en nuestra casa», bromea respecto a esa querencia que tiene toda la familia a ‘mover el body’. «No nos aburrimos», asegura sonriendo. De aquella cría de 8 años a la joven de 21 quedan intactos el amor por la danza y las ganas de labrarse un futuro que le llevará a los escenarios más importantes dentro y fuera de España. Ya ha actuado en el Palacio de Carlos V, el Teatro Alhambra y el Museo Thyssen de Málaga… y a buen seguro que, antes o después, la veremos en el Teatro Real de Madrid o en el Liceo de Barcelona. ¿Su sueño? Entrar en el Ballet Nacional de Danza a las órdenes de Rubén Olmo. Ya estuvo a punto de conseguirlo. Le concedieron una beca, pero tuvo que renunciar a ella por lesión.
Su especialidad es la Danza Española, que mezcla la clásica y el flamenco, y dentro de ella la Danza Estilizada, la que se ejerce con zapatos. Sus referentes son Aída Gómez por su destreza técnica, Patricia Guerrero por su porte y Rubén Olmo por sus coreografías. Bárbara tiene los pies en el suelo. Sabe que le queda todo el camino por delante. Cuando salga de las aulas tendrá que seguir trabajando duro, continuar especializándose y presentarse a pruebas y audiciones. Por lo pronto, ya está trabajando en su primer montaje personal. «Este proyecto indaga en las fases y en las emociones de la vida», adelanta. Su intención es representarlo por teatros de toda la provincia de Granada -empezando por Atarfe-. Lo logrará.
Bárbara lo tiene claro. Para lograr los objetivos no solo tiene que seguir preparándose, sino que tiene que cuidar de su salud física y emocional. «Comenzando por una alimentación perfecta -reflexiona- y rechazando muchas cosas, como salir de fiesta, quedar con los amigos o incluso renunciar a planes familiares». Todo por la danza. «Para mí es lo más bonito del mundo; me dejo llevar por la música y libero mis
FOTO: Pepe Marín