La experta granadina que alerta sobre la lumbalgia: «Vamos directos al precipicio»
Conversamos con la Traumatóloga Geek, especialista del PTS, sobre sus altas cifras de incidencia, en pleno proceso de creación de su primer libro.
La especialista en Traumatología del PTS, Inés Moreno Sánchez, más conocida en redes como la Traumatóloga Geek es toda una revolución en las redes sociales. Hablamos con ella sobre la lumbalgia, una dolencia a la que «vamos directos como a un precipicio».
-La lumbalgia aumenta y su repercusión empieza a ser preocupante a nivel mundial. Si no ponemos remedio, en 2050 podría haber 843 millones de personas que la padezcan, según la OMS. ¿Por qué vamos de mal en peor en lugar de mejorar?
-Porque estamos haciendo todo mal. Y lo más frustrante es que vamos directos al precipicio con los ojos abiertos. Hablamos de un aumento del 40% desde 2020. Ochocientos cuarenta y tres millones de personas para 2050. Es como si toda Europa tuviera dolor de espalda simultáneamente. Aquí viene la paradoja que me rompe la cabeza: individualmente, cada uno de nosotros tiene menos riesgo que nuestros abuelos. Las tasas ajustadas por edad han bajado un 10%, pero como somos más gente y vivimos más años, los casos se disparan. Es como si mejoráramos nuestra técnica de natación pero nos tiraran a una piscina olímpica. El problema real son tres factores que causan la mayoría de la discapacidad y que son completamente evitables: trabajos con ergonomía pésima y sillas que destrozan la columna; obesidad porque nuestra columna vertebral no se diseñó para soportar peso excesivo de forma permanente y tabaco que daña los discos intervertebrales. Vivimos sentados como gárgolas, comemos fatal, no nos movemos lo suficiente, y luego nos sorprendemos de que la espalda diga «hasta aquí». Es una epidemia autoprovocada.
-Siguiendo con las cifras, más del 80 por ciento de la población en nuestro país la sufrirá en algún momento de su vida. Estamos a punto de hacer pleno…
-Exacto, casi hacemos pleno. Como en el bingo del dolor que nadie quiere ganar. Ahora mismo, casi el 15% de la población española tiene dolor lumbar, y casi la mitad lo ha tenido en los últimos seis meses. Es el segundo problema de salud crónico en España, pero el que más incapacita. Hablamos de más de 2 millones de consultas anuales solo en Atención Primaria. Y aquí va un dato que siempre sorprende: las mujeres lo sufrimos más que los hombres, con un 18% frente a 11%. No es casualidad, es la combinación de factores hormonales, mayor carga de cuidados que implica levantar peso de forma repetitiva, y trabajos precarizados que deterioran la espalda.
-Llama mucho la atención que represente la principal causa de incapacidad laboral en personas menores de 50 años. ¿Por qué tan pronto?
-Porque a los 40 años, el 80% de los hombres y el 65% de las mujeres ya tienen degeneración discal lumbar. No a los 70, a los 40. Mientras piensas que estás en la flor de la vida, tus discos intervertebrales están pidiendo la jubilación anticipada. Los discos se van desgastando desde los 20-30 años por las posturas inadecuadas, cargas excesivas, trabajos que te destrozan: levantar peso repetidamente como si fueras una grúa humana, estar sentado 8 horas sin moverte, conducir con vibraciones constantes que convierten tu columna en batidora. Y luego está la bomba psicosocial: estrés, trabajos que odias, jefes tóxicos, la angustia económica constante. El 70-80% de pacientes con lumbalgia crónica tienen depresión o ansiedad asociadas. Pero lo peor es la trampa mortal de la baja laboral: si estás más de 6 meses de baja, tienes solo un 50% de probabilidad de volver a trabajar. Al año, solo el 20%. A los dos años, prácticamente imposible. Por eso es crucial intervenir rápido en fase aguda, antes de que se cronifique.
-Teniendo en cuenta los costes que representa para cualquier empresa y para el sistema sanitario, ¿en qué momento no hemos visto las señales de alarma?
-Nunca las vimos. O peor: las vimos y dijimos «bah, es solo dolor de espalda». Mientras tanto, nos está costando 9.000 millones de euros al año, el 0,7% del PIB. Tanto como el cáncer o las enfermedades cardiovasculares. Pero como es «solo» dolor, lo tratamos como el pariente pobre de la medicina. El 75% del coste son días de trabajo perdidos: 52 millones de jornadas laborales tiradas a la basura cada año. El resto son consultas, medicamentos, fisioterapia. Y el drama es que el 29% de españoles dicen que no reciben tratamiento adecuado. ¿Sabes cuánto tardan de media en conseguirlo? Un año y medio, vamos 18 meses esperando mientras el problema se cronifica y ya no hay vuelta atrás. Las señales estaban ahí, gritando. Simplemente decidimos mirar hacia otro lado porque «total, es solo dolor de espalda». Y ahora tenemos una epidemia entre manos.
-¿Cuáles son los síntomas más comunes y qué factores inciden en su aparición?
-El dolor puede ir desde «molesta un poco» hasta «no puedo ni respirar». Se localiza entre las costillas y los glúteos (técnicamente entre la duodécima costilla y los pliegues glúteos). Rigidez muscular como si tuvieras una tabla en lugar de espalda, limitación del movimiento, espasmos involuntarios. Y si tienes la suerte extra de tener ciática, irradiación a las piernas con sensación eléctrica y hormigueo de regalo. Los factores de riesgo son una combinación explosiva: trabajos físicos con levantamiento de cargas, estar sentado 8 horas sin moverte, obesidad, sedentarismo, tabaco, estrés crónico, trabajos insatisfactorios, ambientes laborales tóxicos… Pero aquí viene el giro: en el 80-90% de los casos no se puede identificar una causa específica. Tu espalda duele por la combinación de todo, no por una sola cosa. Es un comité de villanos trabajando en equipo para complicarte la vida.
-Impacto, pesas, sobrecarga de ejercicio… ¿Entrenar como pollo sin cabeza puede originar también más daño que beneficio a la larga?
-Totalmente. Entrenar sin técnica, sin progresión y sin criterio es la vía rápida al desastre. Flexionar la columna al levantar peso (la típica mala postura en el peso muerto) dispara la presión discal hasta niveles críticos y puedes conseguirte una hernia express. Hay estudios con jugadores de voleibol que muestran que mala técnica más sobreentrenamiento multiplica por tres los cambios degenerativos. Pero ojo, aquí viene la clave importante: el ejercicio supervisado, bien hecho y progresivo es el mejor tratamiento y prevención de la lumbalgia. La diferencia está en hacerlo con cabeza o de forma descontrolada. El problema no es levantar pesas, es levantarlas con la técnica de un saco de patatas cayendo de un camión. El ejercicio controlado con fortalecimiento del core (abdominales y lumbares trabajando en equipo) es tu mejor seguro de vida para la espalda. Pero tiene que ser progresivo, supervisado, con técnica correcta. No vale con ver tres vídeos de YouTube y lanzarte al gimnasio como si fueras indestructible.
-¿Estrés y malas posturas delante del ordenador son un cóctel explosivo?
-Es un cóctel Molotov para tu columna. Estar sentado más de 4 horas sin pausas aumenta brutalmente el riesgo de lumbalgia crónica. La postura encorvada, cabeza adelantada como tortuga asomando del caparazón, hombros elevados… todo eso genera sobrecarga constante. Y el estrés lo amplifica: pierdes consciencia de tu postura, te quedas congelado durante horas, despliegas tensión muscular defensiva de forma involuntaria. El teletrabajo lo ha empeorado exponencialmente: ordenadores portátiles con la pantalla a nivel del ombligo, trabajar desde el sofá, sillas de cocina sin soporte lumbar, más horas pegado a la silla con menos pausas que en la oficina. Los trastornos musculoesqueléticos representan el 70% de todas las enfermedades profesionales. Y se crea un círculo vicioso: estrés genera tensión muscular, que con mala postura genera dolor, que genera más estrés, que genera más tensión… hasta cronificar. No es estrés o malas posturas. Es estrés más malas posturas con efecto multiplicador. Es química pura: cortisol más compresión mecánica igual a desastre garantizado.
-¿Cuántas personas con lumbalgia pueden desfilar por su consulta en el día a día?
-Mira, mis consultas son temáticas. El día que toca columnas, sólo veo columnas. No es que vea 30 pacientes mixtos y 10 tengan lumbalgia, es más bien un desfile ininterrumpido de espaldas dañadas toda la mañana. Es como un festival monográfico del dolor lumbar. En un día típico de consulta de columna puedo atender entre 20-25 pacientes con problemas lumbares. Es la patología más frecuente en traumatología de columna, sin competencia cercana. Y aquí va un dato que desmonta el mito de que es una enfermedad de mayores: el mayor volumen está en personas de 20-40 años, casi un tercio. Gente joven, en edad productiva, con la espalda hecha polvo. A nivel nacional hablamos de más de 2 millones de consultas anuales en Atención Primaria por lumbalgia, y en traumatología puede representar el 42% de todas las consultas. Es una invasión silenciosa.
-¿Cuáles son las principales formas de abordaje y hasta qué punto han evolucionado las intervenciones?
-Hemos pasado de «reposo en cama y aguántate» a «muévete, haz ejercicio, y si hace falta, técnicas mínimamente invasivas de precisión milimétrica». La evolución ha sido brutal. Ahora sabemos que el reposo prolongado es malísimo (contraproducente, de hecho), que los medicamentos son solo un complemento y no la primera línea, y que el ejercicio terapéutico supervisado es el rey absoluto del tratamiento. El abordaje empieza con fisioterapia y ejercicio de fortalecimiento del core, que tiene evidencia científica de máxima calidad. Si eso no funciona, pasamos a infiltraciones que mejoran el dolor a corto plazo como puente para otros tratamientos. La técnica moderna que más me gusta es la rizolisis por radiofrecuencia: usamos calor controlado para desactivar los nervios que transmiten el dolor. Funciona en el 80% de pacientes bien seleccionados. La cirugía es la última opción, solo si todo lo demás falla. Y lo digo siendo traumatóloga: la cirugía no ha demostrado mejores resultados que el tratamiento conservador a largo plazo en la mayoría de casos. Es importante ser honesto con esto. El cambio paradigmático más importante es que ahora abordamos la lumbalgia de forma multidisciplinar: médico, fisioterapeuta, psicólogo si hay factores emocionales, ejercicio supervisado, educación del paciente. No es solo «tómate una pastilla y vuelve en tres meses». Es un equipo completo trabajando en conjunto para que tu espalda vuelva a funcionar. Pero como siempre digo, tú tienes la última palabra.
-¿Cómo podemos prevenirlo?
Tres cosas que puedes aplicar desde mañana: primero, muévete. Haz ejercicio regular enfocado en fortalecer abdominales y lumbares (el core tiene que funcionar como una faja natural) y actividad aeróbica de bajo impacto como caminar 30 minutos al día, nadar o bicicleta. El ejercicio no solo trata el dolor actual, previene futuros episodios. Es tu mejor seguro de vida y además es gratis. Segundo, cuida tu postura y haz pausas activas cada 30-60 minutos si trabajas sentado. Ajusta tu silla con soporte lumbar, pantalla a altura de ojos, pies apoyados en el suelo. Y cada media hora, levántate, estírate, camina un poco. Estar sentado más de 4 horas sin parar es veneno puro para tu columna. No es negociable. Tercero, controla tu peso y deja de fumar. La obesidad y el tabaco son factores de riesgo directos de degeneración discal. No es alarmismo, es física aplicada: más peso igual a más presión sobre los discos, y el tabaco reduce el aporte de oxígeno y nutrientes al tejido discal. Simple y lamentable. Y cuarto, igual de importante: gestiona el estrés. El estrés crónico genera tensión muscular que cronifica el dolor. Técnicas de relajación, meditación, rezar o terapia si hace falta. Tu salud mental y tu espalda están más conectadas de lo que crees. No son sistemas separados, son el mismo sistema funcionando en bucle. La clave es intervenir rápido si tienes un episodio agudo: nada de reposo prolongado, movilización temprana y fisioterapia desde el principio. Cuanto antes actúes, menos probabilidad de que se cronifique. Y recuerda: la lumbalgia no es inevitable. Es prevenible si haces las cosas bien.
-Nos cuenta un pajarito que está a punto de terminar su primer libro. ¿Qué puedes avanzarnos?
¡Sí! Es un proyecto que ahora mismo está consumiendo casi todo mi tiempo y me hace muchísima ilusión que me preguntes por él. Estoy cogiendo todas las pequeñas historias que cuento en redes, esas anécdotas médicas que te hacen pensar «no tenía ni idea» y estoy profundizando en ellas. Incluso incluyo algunas nuevas que explican por qué hacemos ciertas cosas hoy o qué podemos aprender del pasado. La idea es mezclar historia de la medicina con lecciones para el presente. Porque al final, entender de dónde venimos y por qué ciertas prácticas médicas se hacían de determinada manera (a veces horrorosas, a veces geniales) nos ayuda a comprender mejor lo que hacemos. Es conectar los puntos entre el pasado y el presente para que la medicina tenga más sentido. Quiero que sea accesible y riguroso pero sin el rollo de manual universitario. Que la gente lo lea en el metro y piense »esto no lo sabía« y luego se lo cuente a sus amigos. Estoy en la recta final y muy emocionada con cómo está quedando.
María Dolores Martínez
FOTO:La Traumatóloga Geek, especialista del PTS. Ideal
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