La II República y la escuela
Si a quien se le da el voto no se le da la escuela, padece una estafa (Manuel Azaña)
Hoy nos hemos levantado todavía sorprendidos y perplejos por la detención ayer de 17 personas, entre ellas el alcalde de Granada y la concejala de Urbanismo, investigadas por una posible trama de corrupción urbanística, y preguntándonos qué va a pasar con el actual gobierno del Ayuntamiento.
Pero también hoy es un día para recordar, para hacer un ejercicio de memoria. Hoy se cumplen 85 años de la proclamación de la II República, el 14 de abril de 1931, finalizaba así la Monarquía de Alfonso XIII y la dictadura de Primo de Rivera. La República representaba la libertad y la democracia, la modernidad y el progreso, la educación y la cultura, en definitiva, la igualdad y los derechos universales para hombres y mujeres.
Como dice Antonio Molero, catedrático de Historia de la Educación de la Universidad de Alcalá de Henares, la mejor tarjeta de presentación de la República fue su proyecto educativo. Por ello, queremos recordar en esta fecha su Escuela y especialmente a los maestros y a las maestras republicanas, que cumplieron un papel fundamental en la alfabetización de aquella España atrasada, desnutrida y analfabeta. El trabajo de las maestras fue fundamental para avanzar en el camino de la igualdad entre hombres y mujeres.
Comenzaba una de las etapas más brillantes de la educación en nuestro país.
La República encontró una España profundamente analfabeta, donde casi la mitad de la población no sabía leer ni escribir, mucho más entre las mujeres, con una gran carencia de escuelas, con un millón de niños y niñas que no tenían siquiera un puesto escolar. Pese a los problemas económicos, los esfuerzos del gobierno republicano se dirigieron a invertir en educación, a la construcción de escuelas allí donde no hubiera y a proveerlas de los mejores maestros y maestras, que serían el alma de la escuela y los funcionarios más importantes del Estado. Se dignificó la figura del maestro, se les aumentó el sueldo a tres mil pesetas, se mejoró su formación hasta convertirse en la persona más culta del pueblo. Maestros y maestras comprometidas con las ideas de justicia e igualdad.
Se proyectó la construcción de 27.000 escuelas a través de un plan quinquenal que preveía construir 5.000 escuelas al año, y en diciembre de 1932 ya se habían construido más de 9.000. Se utilizaron fórmulas diversas para poner en funcionamiento escuelas, a muchas maestras se les pagaba por enseñar en sus casas. En la década anterior , de 1922 a 1931, se creaban de media unas mil plazas de magisterio, la República creó 3.232 plazas por año.
Se nombró presidente del Consejo de Instrucción Pública, que elaboraría las reformas educativas, a don Miguel de Unamuno.
No había tiempo que perder, y un mes y medio después de la proclamación de la República, el 29 de Mayo del 31, se publicaba el Decreto de creación del Patronato de Misiones Pedagógicas, presidido por Bartolomé Cossío, y cuya finalidad era llevar la educación y la cultura a todos los rincones del país, las Misiones Pedagógicas fueron escuelas itinerantes que intentaron aminorar las diferencias entre la ciudad y el campo, donde abundaba la pobreza material y educativa; escuelas itinerantes que contaban con bibliotecas, cine, radio, música, teatro, e incluso un museo con copias de obras de pintores como Velázquez o Goya.
La República contó con el entusiasmo y la colaboración de grandes intelectuales y artistas, que recorrieron la geografía española con las Misiones Pedagógicas, de pueblo en pueblo, muchas veces a lomos de un burro, pues no había otra forma de llegar. Federico García Lorca, Rafael Alberti, Ramón J. Sender, María Zambrano, Carmen Conde, José Val de Omar, Hermenegildo Lanz, etc. En Granada la primera misión pedagógica fue a La Alpujarra del 14 de julio al 1 de agosto de 1933.
El Patronato de las Misiones Pedagógicas contaba con un Servicio de Bibliotecas, coordinado por el poeta Luis Cernuda y la bibliotecaria y archivera María Moliner. En tres años se crearon más de 5.500 bibliotecas. Ya lo dijo Lasso de la Vega “sin libros, sin prensa, ni bibliotecas, España no podrá ser un país democrático, jamás”.
La escuela de la República se basó en las ideas pedagógicas de la Institución Libre de Enseñanza. Una escuela pública, obligatoria, laica, mixta, niños y niñas juntos por primera vez en las mismas aulas, educándose en igualdad, inspirada en el ideal de la solidaridad humana, donde los alumnos y su formación eran los protagonistas, una escuela activa.
En 1933 se celebraron de nuevo elecciones y las ganó la derecha de Gil Robles, que frenó las reformas educativas, disminuyó la financiación para la escuela pública. Después vendría el Frente Popular y a continuación el golpe de Estado que provocaría la Guerra Civil y una dictadura que se ensañó especialmente con los maestros y maestras republicanas y que fue tremendamente negativa para la educación y para la cultura. Acababa así el sueño de quienes pensaban que para combatir la ignorancia no hay mejor medio que la escuela.