Una perspectiva femenina del envejecimiento
El envejecimiento es femenino. Hay un 33% más de mujeres mayores de 65 años, (4.897.713) que de hombres (3.676.272) (2015). En 2014, las mujeres españolas tienen una esperanza de vida al nacer de 85,6 años, y los hombres de 80,1 años (INE). Y después de los 65 años, la esperanza de vida de los hombres es de casi 20 años, y más de 23 años para las mujeres.
Y no sólo es una cuestión de cantidad. Llegan a la jubilación de un modo diferente, cobran pensiones menores, hacen un uso de la sanidad y de la farmacia más responsable que los hombres, y aceptan mejor la soledad, aunque son las que en mayor medida la sufren. También sus formas de utilizar el tiempo de ocio y de participación social son diferentes, y su formación… hay pocos parámetros en que la situación de hombres y mujeres mayores estén parejos. Entonces, porqué no dar un enfoque femenino al abordaje del envejecimiento en España.
Para el presidente Nacional de UDP, Luis Martín Pindado, “pensar en cómo condiciona el envejecimiento de las poblaciones el componente femenino, puede ayudarnos a solucionar los graves problemas que ahora sufren muchas mujeres de edades avanzadas. La perspectiva de género debe planear sobre todos los enfoques, y debe tenerse en cuenta en todos los planteamientos. Porque muchas cosas no son iguales en los hombres mayores, que en las mujeres mayores”, concluye Pindado.
No son iguales las pensiones, muy inferiores las de las mujeres. A 1 de febrero de 2016 había en España 2.354.799 pensiones de viudedad, con una cuantía media de 635 euros. (Fuente Seguridad Social). Por ello no es de extrañar que las mujeres mayores muestran una más alta de inquietud que los hombres por el futuro cobro de sus pensiones como consecuencia de la reducción del Fondo de Pensiones, afectándoles ello en mayor medida a su estilo de vida, (Informe Mayores UDP noviembre 2015).
Por ejemplo si bien la mayoría de las personas mayores en España celebra las Navidades (82,0%), el porcentaje de mujeres que asegura no celebrarlas es 10 puntos superior al de los hombres. El 24,1% de las mujeres mayores de 65 años afirma que no celebra las Navidades frente al 11% de los hombres. Igual sucede con los viajes. Así, mientras solo el 26,3% de las mujeres declaran haber realizado algún viaje vacacional, entre los hombres este porcentaje asciende al 38,3%. La economía influye decisivamente en los estilos de vida.
Por otra parte, el porcentaje de mujeres que viven solas (40,1%) es significativamente superior al registrado entre los hombres (21,4%). Se trata de una cuestión de longevidad, ya que ellas viven más, pero no deja de ser una circunstancia que les afecta decisivamente. No obstante, son precisos programas de seguimiento, socialización, reintegración que permitan ofrecer un abanico de oportunidades a toda la persona que vive en situación de soledad no deseada.
Y aquí las mujeres lo tienen claro. Deben ser las administraciones quienes aborden el tema de la soledad en los mayores, casi al mismo nivel que las familias. Esa mayor fuerza de supervivencia hace que las mujeres acepten mejor la soledad que los hombres (73,1% frente al 63,4% de los hombres).
Según el gerontólogo Víctor López, autor de Situación de la Mujer Mayor en España (2015), “las mujeres mayores suelen responder a un perfil de mujeres polimedicadas, que padecen patologías múltiples asociadas a la edad (hipertensión arterial, diabetes, artrosis, osteoporosis, arteriosclerosis, deterioro cognitivo, problemas visuales, problemas acústicos, etcétera). Por tanto es un colectivo muy frágil y vulnerable.Suelen hacer mayor uso de los servicios hospitalarios y de los centros de salud que los hombres. Suelen consumir los medicamentos aconsejados y prescritos por los médicos y ser responsables en el consumo de los mismos”.
Pese a la contundencia de las cifras, en España no se ha contemplado nunca, ni se contempla ahora, una perspectiva femenina en el abordaje del proceso de envejecimiento. Así hemos alcanzado un elevado porcentaje de población femenina de avanzada edad que está en situación de vulnerabilidad. Son más, están más solas, tienen menos recursos, por ende menos relaciones, van empeorando su estado de salud, están más afectadas por la brecha digital, en muchos casos insalvable ya pues parten con una formación casi inexistente.
Pero son conscientes de que están en problemas y de que alguien se debería preocupar. La mitad de las personas mayores (52,2%) creen que no existen políticas adecuadas para afrontar el envejecimiento de la mujer en España y tan sólo un 8,6% de las mujeres mayores considera que existan esas políticas a su favor. (Informe Mayores UDP Marzo 2016).