JUANMA ORTIZ: Un soñador de Atarfe, a Islandia
Juanma Ortiz deja el Villarrubia de Ciudad Real para firmar por el Grindavík.Su equipo es el líder de Segunda y le permite disfrutar de condiciones novedosas: «Además del salario, me pagan coche, casa y comida»
«He querido vivir una experiencia en el extranjero y la verdad es que estoy flipando por todo lo que me estoy encontrando». A las puertas de cumplir los treinta años de edad, el extremo o delantero Juanma Ortiz cree que el fútbol le brinda una segunda oportunidad para «volver a sentirme jugador». Para «marcar un ‘chorro’ de goles» y quizás así cumplir el sueño de poder convertirse en un profesional de Primera División. Aunque sea en un país con un nivel futbolístico de tercera o cuarta fila que encima le queda a casi 3.300 kilómetros de casa, en Islandia.
Después de que las lesiones lastraran su carrera y le privaran de dar el salto definitivo, el jugador natural de Atarfe recaló en septiembre en el Villarrubia de Ciudad Real. En un conjunto que compitió en Tercera y con el que pudo fichar tras desvincularse previamente del Socuéllamos de Segunda B, donde no pudo triunfar precisamente por una pubalgia que le obligó a pasar por el quirófano en el torneo 2014/15.
Sin embargo, de la noche a la mañana del 12 de mayo pasó a convertirse en componente de la plantilla del Grindavík, un club de la categoría de plata de Islandia que representa a un pequeño municipio perteneciente a la ciudad de Reykjavík y con el que está viviendo un inicio de temporada alentador. La entidad cuenta por victorias los tres partidos que lleva -de ahí a que sea el líder de un grupo con once rivales- y eso ha hecho alimentar los sueños del ariete. Ni más ni menos que los de dejar de ser un currante, un buscavidas del balón, por vía de disfrutar las ventajas de pertenecer a un club organizado, con una estructura más consolidada que las de otros en los que militó.
Juanma Ortiz empieza por explicar que el origen de tan llamativa aventura comenzó a gestarse cuando «un futbolista contra el que jugué hace dos años y que ahora es mi compañero -el centrocampista oriolano Rodri- le habló de mí al entrenador», que es quien acabó avalando su fichaje al dar por buenas «las referencias que le dieron en España». Así, también se amortizaban las conversaciones que el jugador había establecido con el club castellanomanchego para quedar liberado. Y así también podía firmar un contrato por un par de meses que le supone quedar comprometido hasta el ecuador del campeonato -sin contar el parón vacacional, dura cuatro- y que le permite aprovechar unas condiciones que pocas veces antes había gozado. «Aparte del salario, me pagan la casa, el coche y la comida. Encima son ellos los que me hacen la declaración de la renta porque estoy cotizando», comenta un tanto sorprendido sobre un equipo al que también advierte un perfil superior a los que ya conoce por la infraestructura de que dispone.
«A nivel de instalaciones está muy bien. Cuenta con su oficina propia y cuida todos los detalles al más puro estilo profesional. Aparte, tiene dos campos propios de césped natural para entrenar. Y un estadio -Grindavíkurvöllur- con buenos vestuarios» y capacidad para albergar a 1.750 espectadores, aunque «ahora vienen a vernos unos setecientos que serán más cuando vean que podemos subir». En este sentido, Juanma Ortiz cree estar formando parte de un equipo con equivalencia a los «mejores» de la Segunda B española.
Nivel de Tercera alto
Una graduación que baja a la de ‘Tercera alto’ cuando se le pregunta por el nivel del fútbol en el que ahora compite. «Todavía no he tenido tiempo para conocerlo del todo. Aunque pienso que no es bastante elevado, aunque sí muy físico. Y bueno, creo que eso nos viene bien a nosotros, que tenemos la ilusión de ascender», señala con el acicate que le supone que «todas las semanas las televisiones nacionales ofrezcan un partido de nuestra categoría» -la 1.Deild-.
Así, también da por buenas unas negociaciones para su contratación que «al principio no me convencían» y en las que «tuve que apretar bastante» para pasar a gozar de «una estabilidad» en la que contribuye el hecho de haber pasado a cobrar «el doble de lo que ganaba en el Villarrubia». O también, el «sentirme ya muy integrado», que es algo en lo que le ayuda igualmente el defensa canario Edu Cruz. «Junto a Rodri vamos juntos a todos lados. Ellos dominan el inglés y yo lo voy aprendiendo poco a poco».
Ortiz, que debutó con victoria en el partido disputado el 16 de mayo ante el Huggin (0-1), también a va a tener la oportunidad de participar en la Copa de Islandia. Y aunque eso duplica su motivación, tampoco pierde la perspectiva. Sabe que la vida de un futbolista no es ilimitada y por eso «me he traído los libros para prepararme las oposiciones a bomberos». Que es algo que quisiera estar haciendo también en compañía de su novia, quien pronto le visitará para disfrutar de esta aventura «maravillosa».