23 noviembre 2024

LA POLITICA Y LOS POLITICOS por Manuel Sierra

Cuando hablamos de algo, es preciso dejar claros algunos conceptos, que a menudo pueden malinterpretarse o entenderse de diversas maneras, no siempre adecuadas a la intención de quien los expresa (ver si no sabes de qué hablo un artículo anterior titulados, los dobles sentidos).

Qué es la política? Y la clase política? Quienes son los políticos? Parece una perogrullada, porque se nos antoja la misma pregunta, pero no lo es en absoluto, porque si bien, tú y yo cuando nos preguntan esto tenemos en la mente la misma imagen (líderes y dirigentes de partidos políticos, políticos a nivel regional y local, etc.) hay que ahondar un poquitìn para darnos cuenta de que no es lo mismo la política, que la clase política o los políticos: la clase política es la “familia”, el clan, la casta, que agrupa a las personas que viven de la política en este país, mientras que los políticos son todas las personas que hacen política, que luchan por la polis, por mejorar la vida en las ciudades, por ayudar a la gente que en ellas vivimos (o malviven como muchos ahora); político es el bombero que salva a una persona de morir en un incendio, o el médico que nos atiende en su consulta y nos alivia la enfermedad, o el mecánico que arregla mi coche y me salva de un accidente que podría afectarme a mí y a otras personas. En definitiva, no es lo mismo ser político, que pertenecer a la clase política, y es a ésta a la que denigramos con nuestros comentarios, a veces exagerados, porque cuando metemos en el mismo saco a generalidades, seguro que con alguna persona estamos siendo, cuando menos, injustos. No disculpo con esto a los mangantes, corruptos, ladrones o sinvergüenzas, que los hay, como las meigas, y la tele nos los muestra cada día, pero creo que ni son todos los que están ni, por supuesto, están todos los que son.

Otra pregunta que nos surge es, obviamente, ¿qué pasa con los miembros de la “clase” que no son trigo limpio? ¿Han renunciado a sus privilegios económicos, o los siguen disfrutando? Me viene a la cabeza algunos de los sonados casos de corrupción que hay ahora en la palestra, y de otros que porque ya no son noticia, parecen haberse diluido como azucarillos, pero que yo sepa aún no han sido juzgados o condenados (los sobres, el yernísimo,…) ¿para qué sirve sacar el delito si no tiene un seguimiento informativo que permita ver si van acompañados de castigos, cuando los haya?

Parece que a los periodistas solo les interesa la imputación, el lanzamiento de la mierda sobre la cabeza de alguien, y cuanto más alto esté dentro de la “casta”, mejor para las ventas; sin embargo, poco nos enteramos de qué ocurre con las imputaciones cuando llegan a juicio: cuántas se quedan en agua de borrajas porque no se ha probado la imputación o porque ha prescrito el delito, o porque no ha habido delito (aunque moralmente sea otro cantar), cuantas se convierten en sentencias ejemplares, cuanto dinero se devuelve de lo que se ha robado,… ¡Esto no le interesa a nadie? Perdonen que no me lo crea. Parece que sólo interese la crispación, seguir metiendo los deíllos para que nos cojamos unos cabreos de órdago.

Por otro lado, está surgiendo desde hace algún tiempo una nueva forma de hacer política, que indudablemente no gusta a los grandes partidos actuales, porque en esa nueva forma de hacer política se vuelve a los orígenes, y se basa en las personas y su capacidad de pensar, y esto es bastante peligroso si se generalizara, ya que además, recuperan el sentido asambleario de la política, pero aquí tampoco podemos ser ingenuos y creer que este es el paradigma perfecto, aunque es algo diferente, y esa diferencia es la que da esperanza e ilusión, no porque pensemos que todo va a salir bien (tampoco hay que pasarse viendo a Disney) sino porque entendemos que es necesario un cambio en la forma de hacer política, en la que dejemos a un lado nuestros egoísmos particulares o de grupo, o clase, y luchemos por dejar este mundo mejor que cuando lo recibimos para las generaciones que vienen detrás.