22 noviembre 2024

Científicos gallegos encuentran la llave para bajar peso y grasa sin comer menos

Expertos del CIBERobn lo lograron en roedores a los que inyectaron en el cerebro la proteína ‘uroguanylina’ presente en el intestino – La investigación proseguirá con humanos

Si fuéramos ratones, la obesidad ya no sería una dolencia de la que preocuparnos. Científicos gallegos han demostrado -tras dos años de investigación- que una proteína del intestino puede acabar con esta enfermedad. Lo han logrado inyectando en el cerebro de ratones la proteína uroguanylina que consigue que el animal pierda peso y grasa sin afectar a la cantidad de alimento que ingiera.

La investigación, publicada por la revista Diabetes, la firma el Centro de Investigación Biomédica en Red-Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición (CIBERobn). Los científicos han estado liderados por Luisa María Seoane, investigadora Miguel Servet del Sergas y directora del grupo de Fisiopatología Endocrina. No obstante, el trabajo forma parte de la tesis doctoral de la lucense Cintia Folgueira y ha sido codirigido por el vigués Rubén Nogueiras, profesor de la Universidade de Santiago de Compostela (USC).

Seoane explicaba ayer a este diario que, hasta ahora, la uroguanylina se conocía por su función en el riñón de controlar el equilibrio de agua en el organismo. No obstante, había trabajos previos que sugerían que podría afectar a la saciedad y a la ingesta de alimentos, aunque otros estudios defendían lo contrario.

«Lo que descubrimos es que ratones obesos presentaban niveles bajos de uroguanylina. Decidimos inyectársela y en una semana de tratamiento vimos que conseguían perder peso así como grasa comiendo lo mismo que antes», detalló Luisa María Seoane.

Otro punto positivo fue que, a pesar de perder grasa, la termogénesis (la capacidad para producir calor a partir de los lípidos) aumentó en los roedores que participaron en las pruebas.

Aunque la proteína la produce el intestino, los científicos la compraron sintética a un laboratorio y la administraron en el cerebro de las ratas con unas bombas en una zona determinada.

Seoane apuntó que el siguiente pasó será comprobar ciertos parámetros en humanos para lo que reclutarán pacientes con obesidad. No obstante, no se podrá realizar el experimento tal y como se ejecutó con los ratones. Es decir, no se aplicará la proteína con inyecciones en el cerebro.

«Acabamos de conseguir financiación de Instituto Carlos III para seguir con el estudio Por suerte, podremos investigar tres años más. Lo que vamos a hacer es profundizar qué zonas distintas del cerebro están implicadas y, ya que el tratamiento cerebral en humanos es complicado, veremos si la administración oral o una inyección normal de la proteína tienen igual efecto o no».

El fin principal es averiguar si, al igual que en los ratones con mucho sobrepeso, los pacientes humanos obesos también poseen un nivel bajo de uroguanylina y si ésta se normaliza conforme se va regulando el peso.

Seoane -de Santiago- confirmó que, a pesar de los avances, no se vislumbra el fin de la obesidad. «Hoy por hoy, la obesidad es una patología sin tratamiento efectivo. El único que lo parece es la cirugía de reducción de estómago pero se ve que los pacientes vuelven a recuperar peso. Por eso, hay que buscar fármacos para mantener el efecto en el tiempo», sentenció.