Los nubarrones del ‘Brexit’ oscurecen el paisaje de la Costa del Sol

  • Los británicos residentes en la provincia afrontan con incertidumbre y preocupación la posible salida de su país de la Unión Europea. La mayor parte no podrá votar en un referéndum que puede cambiar de forma decisiva sus vidas en España

L os más de 50.000 ciudadanos británicos residentes en la Costa del Sol tienen una fecha marcada a fuego en el calendario. El jueves 23 sus compatriotas votarán en referéndum si el Reino Unido permanece en la Unión Europea o institucionaliza su condición geográfica insular. Deberán elegir entre la papeleta de ‘Remain’ (permanecer) o la de ‘Leave’ (marcharse) en una consulta que se ha popularizado con la palabra ‘Brexit’. La decisión que se tome puede tener graves consecuencias para el futuro de la economía mundial pero también para la vida cotidiana de los británicos que con diferentes niveles de integración viven en el litoral de la provincia de Málaga. Las pensiones, la atención sanitaria, los impuestos que pagan, los derechos políticos y hasta el propio estatus de residentes con derecho a trabajar se podrían ver afectados.

Si entre quienes sólo cruzan el Canal de la Mancha para disfrutar del sol varias veces al año las opiniones están divididas, para los residentes fijos en la Costa del Sol una posible victoria de quienes quieren irse es motivo de grave preocupación. Si ello sucede, Graham Hawker lo lamentará. «Llevo aquí 18 años y me siento más español que inglés y por eso puedo decir que los ingleses siempre han pensado que Europa es algo ajeno», advierte este matemático jubilado. Y lo explica con ejemplos concretos: «Nunca han querido el euro, pero tampoco han querido el sistema métrico, ni cambiar los enchufes, ni conducir por la derecha. El inglés nunca ha pensado como un europeo y nunca lo va a hacer», asegura. Por ello teme que triunfe la opción ‘Leave’ y lamenta que el mayor argumento de quienes prefieren que el Reino Unido se vaya de Europa tenga tintes xenófobos. «Lo que más preocupa es la inmigración», sostiene.

Los británicos afrontan el referéndum con más dudas que certezas, y una de ellas afecta a una cuestión esencial, las pensiones. La mayor parte de quienes viven en la Costa del Sol son jubilados y existe el temor de que una eventual salida de Europa pueda suponer un cambio a peor en las cantidades que perciben. «Para los residentes en Europa las pensiones se revalorizan igual que en el Reino Unido, pero por ejemplo para quienes viven en Canadá están congeladas. No sabemos lo que puede pasar si el país se separa de la Unión Europea», explica Hawker.

El abogado Ricardo Bocanegra, especializado en temas de extranjería, advierte del laberinto burocrático en el que podrían entrar los vecinos británicos de los municipios de la Costa del Sol si su país se va de Europa. «De momento no hay más que incertidumbre, porque si finalmente triunfa la opción de marcharse todo dependerá del tipo de acuerdo que la Unión Europea y el Reino Unido firmen para establecer las condiciones de salida». Lo que es seguro es que los residentes pasarán a ser no comunitarios, con todo lo que ello implica. ¿Esto que supone? Los británicos tendrían que tramitar sus permisos de trabajo y residencia por la vía ordinaria, y no como residentes europeos, y prácticamente verían vetada la posibilidad de ser contratados por cuenta ajena ya que ese tipo de permisos sólo se concede con un documento del SAE que certifica que en el sector en el que va a firmarse el contrato no hay españoles demandantes de empleo. Los cientos de bares ingleses que salpican la Costa del Sol con camareros que sólo hablan inglés podrían verse en serios problemas. Y con ello buena parte de la oferta turística complementaria de la provincia.

El eventual acuerdo de salida podría situar al Reino Unido en igualdad de condiciones con los países no comunitarios pertenecientes al Espacio Económico Europeo (EEE), como Liechtenstein, Islandia y Noruega, o con Suiza, que pertenece a la Asociación Europea de Libre Comercio. En todo caso, lo más probable es que decenas de miles de vecinos de municipios de la provincia de Málaga se vean abocados en un plazo determinado a regularizar su situación como residentes no comunitarios.

De momento todo se ve desde el prisma de la incertidumbre. «Nadie sabe realmente el impacto en el Reino Unido –explica Allan Bowley, con 21 años de residencia en la Costa del Sol–, pero aquí las declaraciones de dirigentes del Gobierno español sobre el futuro de los británicos tampoco ayudan», lamenta.

Es el caso de Christine Rowlands, afincada en Marbella desde 1989 y presidenta de Conservatives Abroad Costa del Sol, la organización que aglutina a los seguidores del Partido Conservador en la provincia de Málaga. «De momento somos unos 40 pero lo que le diré son opiniones personales y no de la organización», advierte como introducción.

Christine teme que una posible victoria de la opción de separarse de Europa acabe aislando a su país «A veces nos olvidamos de que somos una isla –lamenta– ¿Quién nos va a dar crédito, quién nos va a ayudar cuando lo necesitemos si ahora nos vamos?».

Pero la preocupación va más allá del futuro de su país y acerca al incierto porvenir de quienes viven en la Costa del Sol. Y esa inquietud tiene un foco esencial: el derecho a la atención sanitaria. «Mi marido –explica– tiene 90 años y depende de la sanidad española. Si nos quedamos fuera yo me puedo hacer un seguro privado, pero no sé qué puede pasar con él». Actualmente, la tarjeta sanitaria europea permite hacer uso del sistema sanitario español. Christine se queja de la falta de información sobre qué pasará si la opción de marcharse prevalece en las urnas.

La incertidumbre también alcanza a otra cuestión que le inquieta: el tratamiento fiscal. Hasta ahora paga impuestos en ambos países y teme que una salida de la Unión Europea le suponga un aumento fiscal en Gran Bretaña. Pese a su participación activa en política, tampoco ha conseguido que nadie le informe sobre su futuro tributario, lo que explica en buena medida la incertidumbre con la que se acudirá a las urnas el próximo jueves. «A mí me parece que será un paso atrás, que vamos a volver a estar como en la época de Franco», lamenta.

Uno de los aspectos que también se desconoce es cómo quedarán los derechos políticos de los británicos que viven en España. Hasta ahora pueden votar e incluso formar parte de la candidaturas en las elecciones municipales, pero si el Reino Unido abandona Europa perderán ese derecho salvo que ambos países firmen un acuerdo de reciprocidad como el que existe con estados como Ecuador, Bolivia, Noruega, Nueva Zelanda, Chile o Corea, entre otros.

Lo que más preocupa a Christine, no obstante, es que ni ella ni la mayoría de sus vecinos británicos podrán participar en el referéndum del jueves. El Reino Unido permite votar por correo a quienes residen fuera, pero ese derecho se veta a quienes llevan más de 15 años en el extranjero. «Es una situación vergonzosa –protesta Allan– Los gibraltareños podrán votar y mi mujer y yo no podremos hacerlo». Christine, que reside en España desde 1989, también lo lamenta. «Es elección más importante de mi vida y no podré votar».

http://www.diariosur.es/malaga/201606/19/nubarrones-brexit-oscurecen-paisaje-20160618202947.html

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