LOS BAÑOS DE SIERRA ELVIRA por José Enrique Granados
El establecimiento de baños termales de Sierra Elvira se halla situado al pié de la Sierra del mismo nombre, en dirección Noroeste, a once kilómetros de la Capital por la vía férrea y a dos leguas por la carretera de Alcaudete.
Al edificio de que voy á ocuparme, situado, á pocos pasos del tren, se da entrada por una bonita cancela, que abre paso á un verdadero jardín en la temporada de baños, pues que en un espacio cuadrilongo de 100 metros de largo, por 12 metros de ancho, hay un gran número de flores que despiden rico aroma, y castaños y acacias que deleitan con su sombra, cuyo sitio sirve de recreo á los bañistas, y se halla rodeado hasta unir con la casa por una balaustrada de hierro, a la que sirve de base un corrido asiento rustico.
Ocupando todo el frente de este delicioso paseo se encuentra el edificio, cuya construcción reúne dos objetos, el uno dedicado á recoger las aguas del manantial y distribuirlas médicamente para los baños; el otro exclusivamente destinado á hospedar los concurrentes, ambos unidos; pero siendo de dos pisos este último, y de uno el primero. Para penetrar en el Establecimiento se ve una puerta colocada hacia la parte derecha, que abre paso á un cenador cruzado por dos laterales, y en el cual se halla á la derecha una espaciosa sala de descanso con magníficos divanes, piano y otros objetos de comodidad y recreo, donde los bañistas pasan las horas en verdadera unión fraternal; y un poco más adentro, también á la derecha, está la habitación del Director.
De los dos cenadores que cruzan, el de la izquierda, es el que conduce á la planta alta, ú hospedería, por una ancha escalera que termina en un corredor ó galería, en el que hay un gran número de habitaciones, ya lujosamente amuebladas, ya con decente medianía, ó tan sólo con sencilla comodidad, utilizando así sus ventajas todas las fortunas. El mismo cenador de la izquierda es el que da paso al patio de los baños. El cenador de la derecha sirve de entrada á un magnífico y extenso comedor, generalmente servido por uno de los primeros reposteros de la Capital, si bien hay cocinas, dispuestas para las personas que no quieran utilizarse de la fonda.
En este mismo corredor hay una puerta interior de comunicación con el departamento de los pobres, que tiene su puerta principal exterior, casi á espaldas del edificio, y para el cual su dueño y propietario el señor Conde de la Conquista, no ha escaseado nada en ningún sentido; pudiendo decirse en honor á la verdad, que dicho señor ha compadecido el infortunio de esa clase desdichada de la sociedad, destinándoles un local tan capaz y decente, como desgraciadamente en algunos establecimientos balnearios de España sería de desear. El patio de baños, situado en la parte izquierda del edificio, es cuadrilongo, y mide 36 metros de longitud por 13 metros de latitud. Menos en su lado de entrada, está rodeado de cuartos numerados, elegantemente servidos de todos los utensilios necesarios, que contienen magníficas pilas de mármol, de capacidad bastante para dos personas. Entre estos cuartos hay dos mayores que tienen albercas también de mármol, de capacidad para seis personas.
Extracto del artículo de D. José Rubio y Argüelles, médico director interino del balneario de Sierra Elvira en 1870, publicado en Granada por la imprenta de D. Paulino Ventura y Sabatel.
En la fotografía, (serie de Sebastián Aguayo) vista frontal del establecimiento.