Efectos del cambio climático que ya se pueden observar
En 2019 la temperatura de los océanos batió un nuevo récord. Se calcula además que, en los últimos veinticinco años, los mares han recibido una cantidad de calor equivalente a 3.600 millones de explosiones de bombas atómicas como la de Hiroshima.
El calentamiento de los océanos contribuye a la subida del nivel del mar como consecuencia de la expansión térmica del agua, altera las corrientes oceánicas e incluso llega, de forma indirecta, a modificar la trayectoria de las tormentas.
Las temperaturas elevadas afectan negativamente al bienestar de la población y ocasionan un elevado gasto sanitario. Por ejemplo, en Japón, una ola de calor provocó más de cien víctimas mortales y 18 000 ingresos hospitalarios.
La temporada de incendios de 2019 fue devastadora en muchas partes del planeta: Amazonas, Siberia, Australia… se llegaron a declarar fuegos incluso en algunas partes del Ártico, donde no suelen ser habituales este tipo d fenómenos. Aparte de la destrucción de ecosistemas y del medio de vida de muchas familias, los grandes incendios también ocasionaron víctimas mortales y arrasaron viviendas y otros bienes materiales.
La pérdida de hielo marino es una realidad, tanto en el Ártico como en la Antártida. En el caso del Polo Norte, la extensión media mensual de la superficie del hielo en septiembre, mes del año en el que normalmente registra su extensión mínima, fue la tercera más baja de la que se tiene registro. Se estima que Groenlandia ha perdido aproximadamente 260 gigatoneladas de hielo cada año en el periodo que va desde 2002 a 2016. En el caso de la Antártida, desde 2016 la extensión del hielo marino se ha mantenido en niveles relativamente bajos.
La sequía afectó a muchas partes del sureste asiático y a Australia, que experimentó el año más seco del que se tiene constancia, en parte como consecuencia de la intensa fase positiva del dipolo del océano Índico.
En la parte meridional de África, América Central y zonas de América del Sur los acumulados de precipitación fueron anormalmente bajos.
En 1993 empezaron a hacerse mediciones mediante altimetría por satélite, y desde entonces se ha constatado que el nivel del mar ha aumentado, principalmente como consecuencia de la fusión del hielo de los polos. En 2019, el nivel medio del mar a escala mundial alcanzó el valor más elevado del que se tienen datos.
En 2019, la actividad en cuanto a ciclones tropicales estuvo por encima de la media en todo el mundo. En el hemisferio norte se produjeron 72 ciclones tropicales. Por su parte, la temporada 2018-2019 en el hemisferio sur también superó los registros medios, al formarse 27 ciclones.
En 2019, en España hemos sufrido algunas de las peores inundaciones que se recuerdan, y nuestro país no ha sido un caso aislado, ya que en todos los continentes se han sufrido crecidas a consecuencia de condiciones de precipitación extremas. En India, Nepal, Bangladesh y Myanmar se produjeron más de 2 200 víctimas mortales. Las pérdidas también fueron económicas, por ejemplo en Argentina y Uruguay se estiman en 2 500 millones de dólares a consecuencia de las grandes inundaciones.
Como consecuencia de la emisión de dióxido de carbono a la atmósfera se produce un fenómeno denominado acidificación de los océanos. Esto sucede porque el dióxido de carbono disuelto en el agua favorece una reacción con el carbonato cálcico que, como consecuencia, hace descender el pH del agua del mar.
La alteración del pH socaba la capacidad de calcificación de los organismos marinos —como mejillones, crustáceos y corales—, y ello afecta a la vida, al crecimiento y a la reproducción de la fauna y la flora marinas.
Las migraciones causadas por las consecuencias del cambio climático son una realidad: cada vez vivimos más eventos extremos como inundaciones y tormentas que obligan a desplazarse a grandes poblaciones. Las altas temperaturas y las sequías también dificultan la supervivencia.
Según un estudio publicado en mayo de 2019 en la revista Global and Planetary Change, el cambio climático ya causa más migraciones que los factores económicos e incluso políticos como las guerras.
El blanqueamiento de los corales es un fenómeno que se produce debido al incremento prolongado de la temperatura, que afecta a la relación de simbiosis entre corales y algas. Estas algas, las zooxantelas, son las encargadas de realizar la fotosíntesis, y sin ellas el coral acaba muriendo en la mayoría de los casos.
Según las previsiones, con una subida de 1,5 °C sobre los niveles preindustriales, los arrecifes de coral experimentarán una reducción de su superficie de entre un 10 y un 30 %, y ese porcentaje se reduciría a menos del 1 % si el calentamiento fuera de 2 °C.