Hoy amanece un país agotado de campañas electorales, exhausto de declaraciones, huérfano de políticas, aburrido de sectarismos y exageraciones y necesitado de que los partidos pongan en marcha la legislatura de una vez

Repetidas las elecciones, España necesita un gobierno cuanto antes. Este país no puede asumir una nueva repetición electoral y ojalá de la responsabilidad de todos los partidos se consiga más temprano que tarde un acuerdo que permita abandonar la interinidad en un momento muy delicado, cuando a todas nuestras urgencias nacionales, se suma que España tiene que hacer valer su voz en la reconstrucción que Europa inicia ya, esta misma semana, tras el triunfo del Brexit en el Reino Unido.

El Partido Popular ha ganado las elecciones, mucho más claramente que en diciembre, y tiene por lo tanto la obligación y la responsabilidad de intentar formar gobierno. En su sorprendente discurso de anoche, Rajoy empezó diciendo un enigmático: “Este es el discurso más difícil de mi vida”, y reivindicó para su partido después el derecho a gobernar. Pero tendrán que aprender a pactar porque con sus 137 escaños están lejos de la mayoría absoluta.

El fracaso del gobierno transversal que intentó Pedro Sánchez –fracaso imputable a Podemos y a Ciudadanos con sus vetos de vieja política– ha servido para reforzar a la derecha en este país. Y es verdad que cada uno por motivos añadidos y diferentes, pero los dos partidos nuevos han sufrido el castigo en las urnas. Los primeros análisis que se hicieron en marzo con la frustración que crearía impedir una mayoría parlamentaria de cambio se han impuesto por encima de las encuestas y de la burbuja político-mediática.

El PSOE tiene un pobre resultado comparado con su potencia histórica. Pierde cinco diputados y se queda en 85, pero Pedro Sánchez ha evitado el sorpasso en votos y en escaños, y mantiene el liderazgo del centro-izquierda. A 52 escaños del PP, tendrá que liderar la oposición y desde ahí tratar de reconstruirse por dentro y reformular su propuesta socialdemócrata.

Y Podemos debería tomar nota de lo ocurrido. Dijo no a un gobierno transversal, y ahora quizás veremos al propio Rajoy perpetuarse en la Moncloa. En el viaje, Izquierda Unida ha liquidado su incipiente remontada y los dos juntos suman un millón doscientos mil votos menos que en diciembre, aunque repitan el número de escaños.

Hoy amanece un país agotado de campañas electorales, exhausto de declaraciones, huérfano de políticas, aburrido de sectarismos y exageraciones y necesitado de que los partidos pongan en marcha la legislatura de una vez. Y que cada cual asuma el papel que le corresponde.

Pepa Bueno  en la cadena SER

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