¿Malas notas? Ni premio ni castigo
Termina el curso y mientras para algunos es el momento de recoger los frutos de todo el año, otros aguardan con preocupación el boletín que, sospechan, no traerá buenas noticias. ¿Cómo deben tomarse los padres las malas notaLas malas notas no son una cuestión puntual sino que son una consideración de lo que ha sucedido a lo largo de varios meses, de ahí su importancia. Existen diversos motivos que pueden llevar a los estudiantes a sacar malas notas y algunas tienen que ver con dificultades de aprendizaje, otros con desmotivación, incluso, pueden esconder problemas de otra índole en el seno del aula o de la familia, como el acoso escolar, dificultades económicas graves en casa o emocionales.
Por eso, lo primero a tener en cuenta cuando un niño tiene malas notas es no dramatizar. Los suspensos se vienen intuyendo a lo largo del curso, por lo que a los padres no suele cogerles por sorpresa y da tiempo a reflexionar para tener una reacción comedida. En cualquier caso, tanto si las esperaban como si son una sorpresa para los padres, lo mejor es tomarlas como una oportunidad. Una oportunidad para que el niño se dé cuenta de que sus actos tienen consecuencias lo que debe llevarle a una reflexión sobre su propia trayectoria y sobre cómo tomar las riendas de su presente y de su futuro.
Las malas notas son una oportunidad para crear una nueva forma de organización
Así, puede ser un hito en la madurez del niño que favorecerá que se haga responsable de su trabajo y de sus actos. Por eso, es importante mantenerse alejado de los castigos, si bien se pueden adoptar medidas para ayudar a mejorar el trabajo. Lo mejor es tomar esas medidas tras hablar en familia y consensuarlas, de modo que en lugar de tomarse como un castigo, se dé cuenta de que sólo es una nueva forma de organización. A saber, se puede restringir el móvil y el acceso a redes sociales a lo largo del día, con objeto de que el niño esté alejado de la tecnología durante el tiempo que dedique a estudiar. Además, podéis elegir juntos una academia o clases particulares en las que se sienta a gusto y le ayuden a superar las dificultades que ha encontrado durante el curso.
Igualmente, es importante que las malas notas no afecten a toda la familia, por lo que no debe castigarse sin vacaciones. Se pueden mantener los planes familiares adoptando compromisos de trabajo que permita disfrutar del verano a todos.
Del mismo modo, tampoco tienen que prometerse premios por los logros personales, de este modo, la satisfacción del trabajo bien hecho hará que el niño se sienta orgulloso de su esfuerzo y podrá comprobar como varían los resultados en función de su labor. Además, es también una forma de reconocer sus propias capacidades, que en muchos casos está muy por encima de lo que él pensaba, lo que mejorará su autoestima.
En definitiva, las malas notas son lo que son, una vez descartado que oculten problemas más graves que las propias calificaciones en sí mismas, por lo que lo principal es mirarlas desde una perspectiva renovada para tomarlas como una oportunidad y entre tanto, disfrutar de un feliz verano en familia.
por Joaquina Dueñas
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