“El racismo y la xenofobia están presentes hasta en los discursos de la izquierda”
La activista de Caminando Fronteras Helena Maleno explica en diez respuestas por qué siguen muriendo cada día personas en el mar, por qué se hace negocio con ellas y por qué los gobiernos lo permiten.
Cada día mueren personas ahogadas en el mar. Cada día llegan personas en busca de una oportunidad. Cada día, los Estados vulneran los derechos de esas personas. Cada día, con esas personas, se hace negocio. Y son per-so-nas. Es lo que trata de remarcar la activista de Caminando fronteras Helena Maleno, una obviedad que la sociedad y los gobiernos no quieren ver. En esta entrevista, la investigadora especialista en migraciones y trata de seres humanos, responde a diez por qués.
¿Por qué siguen llegando inmigrantes?
Siguen llegando migrantes, refugiados, siguen llegando refugiadas, sigue llegando infancia en movimiento porque en el mundo hay unas desigualdades terribles, una violencia terrible y unos conflictos terribles que hacen que la ciudadanía tenga que moverse para buscar oportunidades. El cambio climático también está afectando a los desplazamientos, provocando hambruna, desplazamientos masivos… Cada vez vemos más en los conflictos bélicos esa infancia en movimiento, migrante… La hemos visto en las costas del Egeo y estamos viendo que la mitad de las pateras están llegando con estos niños y niñas y adolescentes… Buscar oportunidades y mejores condiciones de vida forma parte del ADN del ser humano. Por eso el ser humano se ha extendido por todos los continentes y es un fenómeno natural. Luego hemos vendido a esos países a los que expoliamos esa imagen de la Europa de los derechos humanos y en la mayoría de estos procesos migratorios, las personas no buscan solo un desarrollo económico. Siguen llegando por eso, por buscar ese desarrollo integral de la persona que permita a su vez desarrollar las comunidades y los países de origen.
¿Por qué no alarman sus muertes?
Sus muertes no alarman porque hemos hecho unas políticas que nos separan de ellos, no los vemos como personas, como nosotros y nosotras. La foto de Aylan fue un punto y aparte en esa situación porque vimos un niño con el que empatizamos, que puede ser un niño de clase media europeo y pensamos que podrían ser nuestros hijos e hijas. Pero durante muchos años, en la frontera sur hemos visto esta situación, hemos visto muchos cadáveres como el de Aylan. Pero claro, eran niños negros, vestidos pobremente y nos hemos acostumbrado a que los africanos se mueren, que allí tienen muchos conflictos y que la esperanza de vida es menor. Además, las políticas europeas nos muestran que el otro es alguien que está asaltando la valla, que es un violento, que es fuerte, que viene a quitarnos algo. Ha aumentado el racismo y la xenofobia, aunque no queramos hablar de ello porque es políticamente incorrecto, pero es racismo y xenofobia que están presentes incluso en los discursos de la izquierda blanca, incluso en nuestros discursos de izquierda. Sobre todo, con las minorías racializadas y se acrecienta mucho en ese buenismo cuando hablamos de población negra, ese negro que nos cae bien porque además es bueno. Eso también es una forma de racismo. No son personas. Están acostumbrados a morirse, no son como nosotros, no forman parte de nuestro grupo y esto forma parte mucho de estas políticas europeas que nos han hecho dejar de empatizar y también los medios de comunicación. El otro día El País decía asalto de sin papeles de raza negra. Todo eso en una nota que hablaba de intento de entrada a Melilla de esta ciudadanía en movimiento.
¿Por qué se vulneran sus derechos?
Porque como no son personas, podemos vulnerar los derechos y, como además la frontera es una zona de conflicto, podemos vulnerar los derechos fundamentales de esas personas que transitan por ella, porque las situaciones de conflicto nos han llevado incluso a legalizar en una ley de seguridad ciudadana las devoluciones en caliente. Ya no están en un contexto de vulneración de los convenios internacionales y leyes nacionales, de la democracia, de la convención contra la tortura, sino que existen en un contexto de conflicto. En la ley de seguridad ciudadana legalizamos algo que es injusto y, por ello, nunca debería ser legalizado.
¿Por qué no se pone fin a esas devoluciones en caliente?
Fueron creadas por el PSOE, después continuadas por el PP. Nunca se nos mostraban, nos ha costado mucho demostrar que existían. A partir de 2014-2015 se nos dejan ver esas vulneraciones en la valla. ¿Y por qué?, nos preguntábamos. Porque el Estado y sus medios de comunicación querían normalizar esa situación, hacer ver que eran necesarias. Después de esos saltos que se dejaban grabar, veíamos todo el material incautado y parecía una situación de guerra, de peligro. Se veían los ganchos para trepar como material de guerra, y volvemos a ese discurso de la guerra. La empresas de la guerra son las que ganan dinero con esto. Si te quieres zafar de las devoluciones ya llegará una mafia que te dirá que pagues. Y eso hace que aumente el negocio y el número de víctimas en la frontera.
¿Por qué las políticas migratorias son un fracaso?
Son un fracaso porque son represión y negocio. La frontera genera un negocio terrible, mueve muchísimo dinero, no sólo dentro de los Estados, donde las políticas de guerra mueven ingentes cantidades de dinero, por ejemplo, al crear las concertinas, al armar al Ejército marroquí para que tenga los medios suficientes de represión al otro lado de la valla. Hay un ‘business’ informal a base de la mercancía en movimiento que son los seres humanos no sólo para el tráfico sino también para los mercados informales europeos que están pidiendo esas personas, sobre todo para la trata. Ya sea en la frontera de Macedonia con las mafias albano-kosovares, ya sea el tráfico de órganos que está entrando en Europa, ya sea en la frontera sur con todos estos niños correo de la droga, que no son identificados, ya sea con estas mujeres camerunesas, nigerianas, que van al mercado sexual, ya sean esas 5.000 mujeres que entraron en 2015, la mayoría menores de edad que se declararon mayores y que pasan a engrosar todas esas listas de esclavas sexuales que pululan en Europa… En París hay 100 niñas ejerciendo prostitución entre 10 y 12 años en las calles con documentos que las acreditan como mayores de edad expedidos por las autoridades francesas instados por las redes de trata.
¿Por qué los gobiernos desarrollan políticas migratorias que son un fracaso?
Por lo mismo. Para que no funcionen. Porque es un negocio y se necesita ese negocio para alimentar Europa, esa economía informal, esa esclavitud que existe dentro del territorio europeo.
¿Por qué quedaron impunes las muertes de Tarajal?
Quedaron impunes entre comillas, porque las familias de las víctimas siguen luchando para que no queden impunes y porque aún no se ha contestado al recurso que se presentó en la Audiencia Provincial. Las familias no quieren una justicia poética del Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Las madres de Tarajal quieren, como otras madres de víctimas de una tragedia, que los responsables se sienten en el banquillo, frente a ellas y den una respuesta. Verdad, justicia y reparación son tres de los elementos que las familias están pidiendo. Me acuerdo de las víctimas del accidente del Yak 42, de Spanair… Cuando oigo hablar a esas asociaciones de familiares de víctimas en el Estado español recuerdo que son las mismas palabras de las mamás, papás, hermanos y primos de las víctimas de Tarajal. Seguirán haciendo lo que tengan que hacer. Nunca jamás en la frontera sur ha habido una condena más allá de a nivel europeo. Y no la ha habido porque volvemos a lo mismo: como no son personas no necesitan nuestra justicia. Ningún tribunal ha sido valiente para decir ‘no, no, eran personas, queremos explicaciones, saber qué pasó, por qué no activaron los servicios de ayuda’. En el auto, la jueza llega a decir que no se activaron porque ellos mismos se pusieron en peligro. Eso atenta contra el derecho que tienen estas personas a que se activen los servicios de rescate y eso va en contra de nuestra democracia. Esto no es cuestión solo de las organizaciones sociales. Son las familias las que quieren justicia. Porque una madre no se cansa nunca de pedir justicia. Las ONG pueden tirar la toalla, pero una madre, aunque sea pobre, negra y esté lejos nunca se cansará de pedir justicia.
¿Por qué no funcionan las oficinas de asilo de Ceuta y Melilla?
No funcionan porque la gente que entra por allí tienen que pagar a unas mafias para llegar a pasar esa frontera y las mafias han decidido -y el Gobierno marroquí- que por ahí no pasan negros. Los únicos que están pasando en Melilla son sirios previo pago, que cuando llegan al otro lado de la frontera están pidiendo asilo. Es el negocio. Lo que se tendría que hacer era dejar que las personas que están saltando la valla pidan asilo, ser escuchadas. No sirven porque las personas no tienen capacidad sin pagar a las mafias. Y aun así, hemos tenido a cuatro chicas que pagaron y fueron interceptadas por la Policía española sin acceso a la petición de asilo. Se les aplicó una devolución en caliente.
¿Por qué la sociedad y los gobiernos criminalizan la migración?
Porque con eso ganamos, ganamos los que tenemos privilegios y ganamos esclavos para el mercado. Así, la víctima de trata no es víctima, sino una puta negra que está haciendo un servicio; los niños desaparecidos no son víctimas de redes de tráfico de órganos, sino críos sobre los que sus padres no tienen control. Esa criminalización hace que sea más fácil explotar a esas personas que no son ciudadanas, que no tienen derechos. Ahora es curioso también el discurso de refugiados y migrantes, de primera clase y de segunda. Pero es que entre los refugiados también hay de primera y de segunda.
¿Por qué ganan las mafias en toda esta historia?
Porque las mafias están donde hay un mercado, y aquí se ha generado un mercado muy importante, que lo genera también Europa. Recuerdo a un chaval que traía chavalas desde Nigeria al que le decían que tenía que traerlas cada vez más pequeñas porque había que competir con el mercado de las rubias de Europa del Este. Ellos compiten bajando la edad. Necesitamos la migración pero que vengan cada vez en peores condiciones porque esta Europa en crisis necesita esclavos a los que poder explotar sin que se note mucho.
¿Por qué existen los CIE?
Porque hay que seguir estigmatizando, criminalizando… Damos condiciones de prisión a personas que no han cometido delitos. Y, de hecho, tienen tanta regulación en protección como las cárceles, hay vacíos legales tremendos. Ayer me escribía un chaval que había estado en el de Tenerife. Pedía que dijéramos algo porque jamás se había sentido tan vulnerado y vejado en sus derechos fundamentales como en aquel sitio. Son espacios de no derecho, igual que las fronteras. No son eficaces realmente en cifras para nuestras políticas migratorias pero sí para las políticas represivas que permiten que el sistema tenga mercancía para poder funcionar. Ahora los españoles también pueden formar parte de esa esclavitud del sistema. Queremos más esclavos.
¿Por qué se les quitó la sanidad?
Aquí, en el norte de Marruecos, la delegación Tánger-Tetuán ha sido pionera en entender que dar sanidad, vacunar… es importante. Y mientras en España se les quita, aquí, paradójicamente, hay sanidad universal para la población migrante. Se le quita porque es un paso más para quitarle derechos básicos dentro del discurso de ‘no hay para todos’, de ciudadanos de primera y de segunda, de enfrentamientos entre buenos y malos. Tenemos que saber qué Europa queremos: la Europa de los derechos humanos o la Europa de las mercancías, que es la que se nos propone desde los gobiernos. Esa Europa donde los seres humanos se compran y se venden.
Helena Maleno. Consejo General de la Abogacía
Olivia Carballar
ocarballar@lamarea.com