El impuesto de consumos es la denominación de un impuesto indirecto establecido en la España del siglo XIX, vigente entre 1845 y 1911, provocando un motin en nuestro pueblo el 25 de mayo de 1893

Esta tasa fue causa de enfrentamiento entre las diversas instancias administrativas y provocó numerosas crisis sociales enfrentando políticamente a los partidos políticos. Las protestas contra este gravamen recibieron el nombre de motines de consumo, motines de subsistencias o motines de pan. Tuvieron una larga trayectoria histórica y encontraron su caldo de cultivo en economías al límite de la subsistencia, donde subidas de varios céntimos en los productos básicos en un corto lapso de tiempo provocaban que la capacidad de respuesta del consumidor se redujera de una manera drástica.

Uno de ellos fue el que tuvo lugar en nuestro pueblo el 25 de mayo de 1893. Era común que en el motín se asaltase la caseta de recaudación o fielato, aunque en nuestro pueblo el edificio ocupado fue la Casa Consistorial.

El citado impuesto gravaba el consumo de diversos artículos tales como sal, pan, bebidas alcohólicas y otros alimentos.

Había diversos sistemas de recaudación aunque el más común era la cesión de la gestión a los ayuntamientos a cambio de un tanto alzado en base al número de habitantes y consumo medio de cada producto. Eran sin duda estos aranceles la principal fuente de financiación de las arcas municipales. No obstante había suficientes argumentos para estar en contra del mismo: encarecían los productos, los fielatos obstruían la actividad comercial, se propiciaba el contrabando, se aumentaba el tipo impositivo sobre productos foráneos, excesivo proteccionismo del producto local y sobre todo ejemplificaban el paradigma de la corrupción municipal.

En próximas Gacetillas describiremos el citado Motín.

En la fotografía vista de un puesto de verduras del antiguo mercado de abastos (cortesía María Victoria Correa).

Curiosidades elvirenses.

 

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