La generación de nuestros padres tiene un problema con el email, y lo pagamos nosotros
En los últimos años llevo fijándome en una cosa que no deja de sorprenderme: la generación de mis padres (tengo 33 años, así que hablamos de personas entre los 45-65 años) no parece prestar mucha atención a su cuenta de correo electrónico. Obviamente, cada persona es diferente, pero la realidad es que me he topado con un patrón que parece repetirse.
Hoy en día todo el mundo tiene un smartphone, un dispositivo que está directamente ligado a una cuenta de correo electrónico. En el caso de Android, necesitaremos tener una cuenta de Gmail, en la que se guardará nuestro historial de compras, fotos, contactos, calendario, etc. Todo gira en torno a nuestra cuenta de email.
Si tenemos un dispositivo con iOS necesitaremos tener una cuenta de Apple, pero para crearla debe estar asociada a un correo electrónico. Eso significa que nos encontramos en la misma situación: todo gira en torno a nuestra cuenta de email. Si nos olvidamos de la contraseña de Facebook, perdemos el móvil, etc. siempre tendremos que acabar acudiendo a nuestro correo para recuperar los datos.
No ven la verdadera importancia de su cuenta de correo electrónico
Básicamente, he observado una tendencia muy común en la generación de nuestros padres: no le dan importancia a la contraseña de su correo electrónico. Cuando tienen que crearlo (teléfono móvil nuevo, darse de alta en una red social, etc.) siguen los pasos y ponen una contraseña que ni se molestan en apuntar. Sólo quieren seguir adelante en la instalación.
Ayer apareció mi tía, que se le había estropeado su teléfono (Android) tras haberlo mojado. Yo tenía un iPhone 4s en casa y me ofrecí a dejárselo. Y llegó la pregunta incómoda: ¿cuál es tu correo electrónico? Se acordaba de la dirección, pero no de la contraseña.
Eso significa que no puede acceder a todos los contactos que había guardado en su teléfono, ni tampoco acceder a Facebook (ya que tampoco se acuerda de la contraseña). De hecho, me llegó a confesar que la cuenta de correo se la hicieron en la tienda en la que compró el móvil, algo que deja mucho que desear en cuanto a privacidad. Podríamos haber terminado en 10 minutos todo el proceso, pero tuve que hacerle una cuenta de correo nueva, para luego hacerle una cuenta de Apple y ayudarle a pasar todos los contactos importantes a mano.
Esta situación la he vivido muchas veces en los últimos años. Creo que debemos dedicar un tiempo a enseñarles a nuestros padres, familiares y allegados de esa generación (los que lo necesiten, claro) la importancia de su cuenta de email. De esta manera, nos cuidaremos en salud, teniendo que pasar por el mismo proceso tedioso cada X meses.
Por: Santi Araujo