Los médicos alertan de un exceso de prescripción y compra sin receta de omeprazol
La coordinadora del Grupo de Trabajo Digestivo de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen), Mercedes Ricote, alerta sobre un «exceso de uso» de omeoprazol, tanto por prescripción médica como por compra sin receta, a pesar de los efectos para la salud de un uso inadecuado.
Aunque las ventas de este medicamento del grupo de los antiulcerosos no están aumentando, la doctora Ricote asegura en una entrevista con Efe que eso «no significa que no estemos en dosis muy altas de consumo».
El omeprazol es el principio activo de mayor utilización (6,2 % envases sobre el total de medicamentos) y el coste del tratamiento al día es de 0,1 euros, según datos del Informe Anual del Sistema Nacional de Salud (SNS) 2015.
Su venta a través de receta médica del SNS no ha aumentado en los últimos años sino todo lo contrario. De hecho, según datos del Ministerio de Sanidad, en 2013 se vendieron 54.369.414 envases, frente a los 53.562.647 de 2014 y los 52.300.620 de 2015.
«EXCESO» DE PRESCRIPCIÓN
Del pasado año solo se dispone de datos de enero a septiembre (38.293.650 envases), por lo que no es posible hacer una comparativa, aunque nada indica que no se vaya a seguir la tendencia de años anteriores.
Unas cifras, no obstante, que, según la doctora Ricote, constatan un «exceso» de prescripción por parte de los médicos. A ello hay que añadir los envases que se compran sin receta y que escapan a cualquier contabilidad.
Esta especialista pone de relieve que se ha generalizado la idea de que este medicamento es un «protector» y los ciudadanos lo usan «con la sensación de estar mejorando o evitando los efectos secundarios de otros fármacos y como antiácido».
Incluso, señala, algunas personas lo toman como «prevención de los efectos de un exceso de comida o bebida».
El omeprazol es un inhibidor de la bomba de protones de la superficie de la célula parietal gástrica y ayuda a disminuir el ácido que el estómago produce.
Como explica esta doctora, los efectos de este fármaco comienzan a las dos horas, «pero pueden necesitarse hasta cinco días para lograr su actividad máxima».
«INDICACIONES MUY ESTABLECIDAS»
La doctora incide en que el omeprazol es un medicamento «y como tal tiene unas indicaciones muy establecidas que el médico de familia conoce» y es éste el encargado de determinar si el paciente lo necesita o no.
Está indicado en el tratamiento del reflujo gastroesofágico, afecciones en las que el estómago produce demasiado ácido, como el síndrome de Zollinger-Ellison, úlceras y, junto a otros medicamentos, se utiliza para tratar y prevenir la reaparición de úlceras provocadas por un determinado tipo de bacteria (H. pylori).
El omeprazol de venta libre se utiliza para tratar la acidez estomacal frecuente (cuando ocurre dos o más días a la semana), pero, según Ricote, no se debe ingerir de forma puntual para el alivio inmediato de esos síntomas, pues se necesita un tratamiento continuado para obtener todos los beneficios del fármaco.
«No es un medicamento para evitar la acidez estomacal de un día puntual secundaria a un exceso de comida o bebida», advierte.
Y es que un uso abusivo o inadecuado de este fármaco puede tener consecuencias para la salud de las personas, tales como infecciones digestivas: el aumento del ph gástrico puede favorecer la colonización del tubo digestivo por patógenos, como la salmonella, y producir diarrea grave, así como un déficit en la absorción de algunas vitaminas como la B12.
Además, los pacientes que se automedican y que notan que han desaparecido los síntomas gástricos, no consultan al médico y «pueden retrasar el diagnóstico de enfermedades tan importantes como el cáncer de esófago o de estómago».
Aunque es raro, «también puede producir disminución de los niveles de magnesio y calcio, especialmente en tratamientos largos», y también se ha asociado a un incremento del riesgo de fractura de cadera, muñeca o vertebral.
La doctora Ricote incide en la importancia de «sacar del error» a los ciudadanos sobre los «beneficios» del medicamento a través de los profesionales sanitarios, pero también de los medios de comunicación, que deberían «hacerse eco de este problema».