España no escucha a la OMS y aumenta la tasa de cesáreas hasta el 25%

La tasa de partos por cesárea ha aumentado en España casi un 10% en los últimos diez años. El país tiene, actualmente, una tasa de un 25,25%, según los últimos datos publicados por el Ministerio de Sanidad, lo que se traduce en que uno de cada cuatro niños que nacen, lo hacen por cesárea.

La Organización Mundial de la Salud recomienda situar la tasa de parto por cesárea en un 10-15% para reducir los datos mundiales de fallecimientos de las madres y los bebés en el parto.

España, desobedeciendo a la OMS, solo puede presumir de tener una comunidad autónoma que cumpla las indicaciones de la organización: el País Vasco, que cuenta con una tasa de un 12,64%, según los datos de 2011 publicados por el Ministerio de Sanidad. Le siguen regiones como Navarra (15,98%), Asturias (16,98%), Aragón (18,65%) o Cantabria; y las que presentan las tasas más altas son Extremadura (27,49), Castilla y León (25,46) y la Comunidad Valenciana (24,51).

La OMS insiste en que solo se hagan estas intervenciones cuando sea clínicamente necesario. Pero en los países desarrollados, entre los que se incluye España, las tasas aumentan cada año. Estados como Reino Unido, Suiza o Austria presentan tasas más altas que la de España, mientras queFrancia e Italia muestran una menor.

El hecho de que la cesárea haya pasado de ser una práctica excepcional a algo habitual tiene sus razones de peso. “El exceso de medicalización del parto para bajar tasas de mortalidad materna y fetal y la consideración del parto como un proceso «peligroso» en vez de un proceso normal y fisiológico” son dos causas determinantes que explican este cambio de hábitos en los hospitales, afirma A.I., exmatrona de un hospital público en Móstoles (Madrid).

“Antiguamente morían muchas madres o bebés en el parto o por complicaciones de este. Las mujeres comenzaron a parir en hospitales en vez de en sus casas para disminuir las tasas de mortalidad. Como consecuencia, el parto se medicalizó y se empezó a tratar como un proceso peligroso en vez de un proceso fisiológico. Pasamos de un extremo a otro”, cuenta a Público la exmatrona. Tratar el parto como un riesgo para la madre y para el feto es una de las razones por las cuales se “tiende a hacer cesárea a la mínima”, asegura A.I.

La exmatrona asegura que los partos por cesárea no son más seguros que los partos vaginales: “Tienen muchos más riesgos para la madre y el bebé pero nos han hecho creer que parir no es seguro, que un parto tiene que estar hipercontrolado por lo que pueda pasar”.

Las cesáreas son operaciones que presentan más riesgos tanto para la madre como para el bebé. “Toda intervención quirúrgica entraña unos riesgos”, afirma Nuria Martínez, de la asociación El Parto es Nuestro. Nuria indica que hoy en día las cesáreas son seguras debido a la mejora de las técnicas y del material, pero aun así, esta práctica multiplica el riesgo de muerte materna por cada cuatro cesáreas programadas.

“Un parto por cesárea tiene muchas complicaciones: hemorragias que pueden necesitar de transfusiones e incluso histerectomías, laceraciones en órganos como la vejiga (complicación que se produce hasta en el 2% de las operaciones), embolias, infecciones que pueden alargar el periodo de cicatrización por meses (seromas) y problemas en la lactancia”. Estos riesgos son a los que se expone una parturienta a corto plazo, sentencia Nuria.

Sin embargo, a medio y a largo plazo, los peligros son mayores. “Una cirugía abdominal provoca casi con total seguridad adherencias, que empeoran la calidad de vida y la salud reproductiva, una mayor tasa de infertilidad con cesáreas previas. Esta operación compromete tus futuros embarazos, aumenta el riesgo de implantación anómala de la placenta (placenta previa o acretismo placentario) y de rotura uterina”. Es decir, una mujer que pare mediante cesárea puede tener menos posibilidades de volverse a quedar embarazada. “Se recomienda esperar un mínimo de un año para volver a tener un embarazo”, asegura A.I.

Numerosos países han comenzado políticas sanitarias de reducción de los partos por cesárea, como Brasil. EFE

No solo las madres sufren las consecuencias de un parto por cesárea. Los bebés pueden tener problemas “mayoritariamente provocados por ‘hacerlos nacer’”, dice Nuria. Los fetos, al nacer antes de tiempo, pueden ser niños “no maduros por no respetar la fecha de nacimiento natural de cada uno”, afirma A.I.

También, pueden presentar problemas respiratorios y una peor adaptación a la vida extrauterina, explica la ex matrona. Nuria subraya estas palabras añadiendo que también los bebés pueden sufrir cortes por el bisturí en la cabeza, cara o espalda.

Los riesgos emocionales de la madre

Los ginecólogos no reciben formación de la psicología de la mujer durante las cesáreas. La educación de estos especialistas, que traen al mundo a los bebés y ayudan a la madre durante el parto, es nula en el parto por cesárea. Así lo confirma P. García, ginecólogo del hospital madrileño Gregorio Marañón.

Nuria, de EPEN, cree que los riesgos emocionales son los más infravalorados, e incluso los más desconocidos. “La mayoría de las mujeres cuando se quedan embarazadas no imaginan que el nacimiento de su hijo será en un quirófano, sin la compañía de su pareja, asustadas y vulnerables. La naturaleza ha creado un sofisticado juego hormonal para el parto”.

La confianza de la mujer puede verse afectada por parir mediante cesárea. Este tipo de parto puede alterar la preparación de la mujer para el nacimiento de su hijo. “Son muchas las mujeres que se sienten descolocadas tras una cesárea. Algo no termina de encajar y empiezan a preguntarse qué es lo que ha sucedido, porque no sienten lo que tantas veces han oído contar. Comienza una labor de búsqueda de respuestas que la mayoría de profesionales, familiares y amigos zanjan con frases hechas y un «no importa, ya pasó, tu hijo está bien»”, sostiene Nuria.

Sin embargo, no se puede generalizar. Las cesáreas programadas en ocasiones, vienen a petición de las propias madres. “Hay mujeres que tienen una cesárea programada a la carta y están contentas”, dice A.I. Cuando una mujer recibe la información y es consciente de cómo va a ser su parto, respetando de esta forma su decisión, suele aceptarse sin mayor complicación, respalda Nuria.

El problema se encuentra en que en muchas ocasiones, las mujeres no sienten que se las tenga en cuenta en uno de los acontecimientos más importantes: el nacimiento de su hijo: “Cuando una mujer se da cuenta que no se ha atendido bien su parto o cuando hay separaciones injustificadas, surge la rabia, el miedo e incluso llegan a patologías como estrés postraumático o depresiones posparto”.

A veces no puede programarse una cesárea y tiene que practicarse por complicaciones durante el parto vaginal. Las mujeres que sufren este cambio, también viven una mala experiencia, subraya A.I.

Inne-cesáreas: el camino más fácil

“Los estudios confirmaron que cuando las cesáreas se mantenían entre el 10% y el 15% de los nacimientos, había un descenso claro de la mortalidad. Pero una vez traspasada esa barrera no había una clara mejoría. No había pues, en la báscula riesgo/beneficio, un claro vencedor. Son por lo tanto, innecesarias”, dice Nuria.

Las cesáreas pueden evitarse en muchas ocasiones. Sin embargo, para los médicos a veces es la solución más fácil, pero no por comodidad, sino por la razón de no exponerse a un riesgo como profesional. “El médico actúa en defensa propia porque durante el parto (vaginal) puede tener alguna dificultad y puede existir la posibilidad de procesarle. Las demandas judiciales a los médicos han aumentado de forma exponencial pero no es un problema de comodidad del médico”, asegura P. García, ginecólogo. “El médico puede verse perjudicado por los fallecimientos de la madre o del bebé y se defiende haciendo una cesárea a la mínima”, denuncia el doctor García, que bautiza a los ginecólogos como “el colectivo médico ‘peor tratado’ por los pacientes y la justicia”.

Sin embargo, el doctor Luis Cabero Roura, presidente de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO) afirma en un su Estrategia para disminuir las tasas de cesáreas y en un artículo de eldiario.es que éstas son prácticas más rápidas y fáciles para los médicos. «Hoy en día una cesárea se puede realizar en menos de 45 minutos, y ya que un parto como mínimo puede durar ese mismo tiempo, pero en un momento no controlado, no es de extrañar que se opte por el camino más fácil.

En el caso de que las cesáreas sean necesarias, deben programarse de una manera adecuada, afirma el doctor Cabero. A veces, las cesáreas son operaciones vitales porque es el parto vaginal quien pone en riesgo a la madre y al futuro bebé.

“Una cesárea programada es imprescindible si hay una placenta oclusiva total o una vasa previa (inserción anormal del cordón umbilical), si la madre sufre una enfermedad transmisible (SIDA, herpes…) o si el bebé se encuentra en transversa (con un hombro por delante)”, sostiene Nuria.

Sin embargo, no todas las cesáreas pueden ser programadas. Martínez asegura que algunas vienen tienen que hacerse de forma urgente “por un desprendimiento de placenta, un propaso de cordón o la muerte materna, tanto si se ha iniciado el parto como si no”.

A estas razones se suman las que añade A.I., matrona: cuando el bebé está colocado de nalgas, un parto estancado o una placenta previa.

¿Hospital público o privado?

No solo los profesionales médicos tiene influencia en qué tipo de parto va a practicarse a la mujer. También, el lugar que la madre elige para parir es determinante para saber si su hijo nacerá por cesárea o por parto vaginal. “Hay una abismal diferencia entre hospitales públicos y privados –además de la diferencia que se presenta entre las comunidades autónomas de España”, dice Nuria. Esta afirmación es respaldada por P. García, quien también asegura que se da una excesiva práctica de cesáreas en los hospitales privados.

“Si hay un dato que claramente apoya la idea de que las cesáreas se están practicando sin una razón médica real (como advierte la OMS), es precisamente este baile de cifras. ¿Quién puede defender que una de cada dos riojanas que elige la sanidad privada acabara en cesárea (51%), pero a unos cientos de kilómetros (en la sanidad pública del País Vasco) 7 de cada 8 embarazadas logre un parto vaginal?”, se pregunta Nuria.

La organización El Parto Es Nuestro denuncia que en los hospitales privados se practican más cesáreas. “Apreciamos un mayor interés en controlar los tiempos del parto por parte de la sanidad privada. Plantillas más cortas, organizar agendas, optimizar tiempos, que los ginecólogos puedan compaginar su trabajo en la sanidad pública y privada, requiere que los partos se programen. Puede ser algunas de las razones que están detrás, de sus abultadas cifras”, recalca Nuria.

A.I., matrona, también sostiene que las tasas se elevan por las clínicas privadas. “El cliente es el que paga y tiene mayor poder de decisión. A mí me sorprende mucho cómo un médico puede acceder a los deseos de una mujer cuando sabe que no está indicada y tiene más riesgos para mamá y bebé”.

La elección del hospital depende de la madre, y también de su bolsillo. La diferencia del coste entre un hospital público y uno privado es abismal.

Pero también hay una gran desigualdad de precios entre las cesáreas y los partos vaginales. A.I. afirma que “mientras que un parto vaginal puede costar unos 1.500 euros, la cesárea cuesta tres veces más”.

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