25 noviembre 2024

Y DALE QUE DALE QUE DALE  por Juan Alfredo Bellón para EL MIRADOR DE ATARFE del domingo 30-04-2017

No hay cosa más pesada que cuando a la gente le da por repetirse y anda todo el tiempo dándole Perico al torno, sin más expediente que aquel que acostumbra. Así a los Pujoles les ha dado por afanar a Hacienda y, como resulta que la hacienda española somos todos pero no los españoles sino los catalanes, pues resulta también que ya no sabemos quiénes somos ni cuántos ni por qué, así que desde antes de que a la Moreneta le salieran las primeras pecas, ya llevan ellos (el padre, los hijos y Marta Ferrusola) tratando de consolidar su herencia, porque por algo se la legaron sus ancestros y es justo que todos defendamos la familia, el municipio y la propiedad privada a mayor gloria de Dios, la patria y el Principado de Andorra cuyo Co-Príncipe catalán supo resolver el asunto de la cosoberanía hace mucho tiempo y le bastó con poner entre comillas [“] el prefijo “co” para darle a ‘soberanía’ un sentido compartido no exento de un contenido novedoso y que no vale para Gibraltar pero sí para los catalanes y, sobre todo, para los Pujols.

Tarradellas, como buen catalán, lo entendió muy bien e hizo entender con absoluto pragmatismo la frase “ya soc aquí” traduciendo por ‘aquí’ ‘Cataluña’, pero sin nombrarla y solo señalándola, que para eso están los pronombres relativos adverbiales en la lengua. Mientras que los Pujoles Ferrusola han decidido quedarse con lo suyo, ‘lo de aquí’, y dedicarse a emprenderlo, como buenos banqueros, que es lo que siempre fueron, guardándonoslo en custodia y cobrándonos por ello un estipendio.

Los otros afanadores, que no son catalanes ni banqueros, trabajan de otra forma: simplemente lo roban, como Rato, González, etc., que lo roban, lo roban / que con cuatro palabritas finas lo roban…como ya sabíamos todos los españoles (y no hicimos nada) desde que lo denunciara Carlos Cano. A ninguno se les puede llamar emprendedores ni les importa lo más mínimo la nación ni la nacionalidad en que viven ni de la que forman parte y, si de algo se reclaman, es de la unidad de España como patria común e indivisible (como Mario Conde, o Ruiz Mateos) de todos los españoles. Y además de europeos, son devotamente suizos, partidarios del secreto bancario y del sigilo telefónico, que en cuanto se enteran de que les han pinchado el fono, se llevan las manos a la cabeza y se ponen a reclamar la nulidad del procedimiento indagatorio a instancias de un abogado del PP. Y si no, se buscan un fiscal del mayor copete para que obstruya a fondo la acción de la Justicia que, entre ciega que es la pobre y las trabas que le ponemos, no ve ni tres en un burro, y así nos van las cosas en este país de países o nación de naciones, donde todos tenemos un familiar juez y, con suerte, conocemos a un fiscal y nuestra vida pública está judicializada, como en Granada, donde encima, van y nos desjudicializan a barullo varias secciones del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, que fue lo único y poco que nos tocó en el reparto y ahora nos lo desmembran y centrifugan para su mayor comodidad, de ellos y ellas, que ya no ven nada favorable ni pingüe el cobro de las dietas de desplazamiento ni asistencia ni el viaje en un tren decimonónico de mercancías de esos que atacan al riñón y entumecen la cintura.

Además, se ha oído que nuetra hostelería granadina anda un poco potente, de tanto abogado y procurador forastero como por aquí polula en torno a las pocas salas regionales que nos han dejado, y la conclusión es obvia: desjudicialicemoslos otro poco más, que está cayendo en un extremo pernicioso para ellos (los granadinos) y para la Justicia que, además de ciega, va a resultar muy puta… no somos nadie y vamos de fracaso en fracaso hasta la derrrota final. Vaya, lo diré bien claro: de haber sido la instancia autonómica la mayor generadora de ilusiones políticas entre los granadinos, está pasando a ser la mayor generadora de desencantos por los incumplimientos que acarrea de manera que, ni a caso hecho, vaya y, dale que dale y que dale,/ toma que toma y que toma, / tengo una novia que vale / más que la gente de Roma… /¡Chimpúm!