24 noviembre 2024

M2081S-1029

Actualmente hay una guerra sorda entre territorios para conseguir ‘privilegios ferroviarios’. Andalucía va perdiendo

El hecho de que el pacto entre el PNV y el Gobierno para sacar adelante los Presupuestos Generales del Estado haya incluido generosas aportaciones para la construcción del AVE vasco no es casual, como tampoco lo fue que Rajoy, en su intento de recuperar la iniciativa en Cataluña, prometiese suculentas inversiones para los tramos levantinos del Corredor Mediterráneo. Para quien no se haya enterado, actualmente hay una sorda y dura guerra entre territorios para conseguir privilegios ferroviarios, es decir, para captar las inversiones del Estado en un medio de transporte de personas y mercancías que va a condicionar claramente el desarrollo de Europa en las próximas décadas. Al respecto, lamentamos dar una mala noticia: Andalucía va perdiendo esa guerra. La prueba fundamental la hemos tenido recientemente, cuando el presidente popular, con más voluntad que éxito, nos vendió como la gran cosa el baipás de Almodóvar del Río, pero apenas pudo señalar nada nuevo del limbo ferroviario en el que vive Granada ni del aislamiento al que se ve sometido el Puerto de Algeciras pese a ser uno de los más importantes de Europa y ubicarse en una zona cuyo desarrollo económico, aunque sólo fuese por la vecindad con la colonia de Gibraltar, debería ser una cuestión prioritaria para el Estado español.

No tenemos nada en contra de que se invierta en la famosa Y vasca, antiguo objetivo terrorista de ETA y su entorno por acercar Euskadi a la pecadora Madrid. Tampoco, evidentemente, a que se avance en los tramos del Corredor Mediterráneo a su paso por Valencia y Cataluña, pero nos alarma el deliberado retraso al que se está sometiendo dicha infraestructura en Andalucía. El tiempo corre a favor de los antiguos reinos de la Corona de Aragón, cuyos puertos quedarán enchufados a una poderosa red que los conectará a Europa, mientras que Andalucía permanecerá a la espera de que alguien dé prioridad al llamado corredor central (Algeciras-Antequera-Madrid-Zaragoza-Tarragona), que es el que más le conviene a nuestros intereses.

Más allá de las fanfarrias del procés, los catalanes tienen claro que la guerra del ferrocarril merece la pena. Sólo hay que leer a la prensa que defiende los intereses de la burguesía de este territorio y al más perspicaz de sus periodistas para darse cuenta de que están poniendo toda la carne en el asador. ¿Volverá Andalucía a quedar marginada? Ahora es el momento de evitarlo, pero mucho nos tememos que nuestra presidenta tiene la cabeza en otros menesteres.