23 noviembre 2024

El ‘Ceregumil’, inventado por un farmacéutico granadino que se vio obligado a emigrar

 110 años del célebre tónico fabricado a base de cereales, legumbres, azúcar y miel.

Ceregumil’, un tónico que marcó a más de una generación, capaz de sanar casi todos los males, pero, ¿sabías que lo ideó un farmacéutico granadino?, ¿de dónde proviene el nombre y ´cuales sus componentes ‘mágicos’? o ¿que fue uno de los pioneros en la campañas de marketing y publicidad? Nos lo desvela el periodista y escritor Gabiel Pozo Felguera en una nueva entrega de sus fascinantes reportajes sobre la historia menos conocida u oculta de Granada. No te lo pierdas.

foto: ‘Ceregumil, el tónico revitalizante con productos naturales que marcó a más de una generación.
  • Sus padres tuvieron una droguería junto a la Catedral de Granada, por la que correteó de pequeño Bernabé Hernández Sánchez antes de licenciarse en Farmacia
  • Se cumplen 110 años del tónico que fabricó a base de cereales, legumbres, azúcar y miel para salvar la vida de su hijo enfermo
  • La empresa fue pionera en la utilización de la publicidad para extender sus productos por el mundo
La historia oficial del Ceregumil dice que nació hace ahora 110 años en Montilla (Córdoba) en el mortero de un farmacéutico granadino. Lo más probable es que sea cierto. Pero también lo es que muchos años antes ya se consumía en Granada un jarabe muy similar, vendido en la droguería del padre del boticario inventor de ese tónico que ha salvado millones de vidas en todo el mundo, sobre todo a personas con problemas estomacales e intestinales. El Ceregumil es un extracto de cereales, leguminosas, azúcar y miel, hoy fabricado en Málaga y quizás uno de los productos andaluces más conocidos en todo el mundo. Su inventor fue el farmacéutico granadino Bernabé Hernández Sánchez.

En el último tercio del siglo XIX había una droguería en el número 5 de la calle San Jerónimo, a la sombra de la Catedral de Granada. Se llamaba Droguería San José y era propiedad de José Fernández Marino; aquel establecimiento vendía todo tipo de productos, incluso algunos que hoy clasificaríamos de farmacéuticos o parafarmacéuticos. Le echaba una mano su mujer,  Francisca Sánchez Carrillo. Hay referencias de que durante el cólera de 1885 vendían una especie de receta que parecía contener miel depurada, mucílago, carbonato de magnesio y legumbres trituradas. Todo ello muy tamizado y reducido a jarabe. Y que aliviaba y reducía los efectos del cólera, salvando más de una vida. Al menos, la familia del droguero no se vio afectada por la terrible enfermedad.

Leyenda o no, lo cierto es que Bernabé Hernández Sánchez, a sus diez años comenzó el bachillerato  y después siguió con la licenciatura de Farmacia, pues los dos centros estaban ubicados en su misma calle de San Jerónimo. Por el expediente académico que se conserva del hijo del droguero, el muchacho debía ser bastante espabilado. Se licenció en Farmacia en junio de 1899 con premio extraordinario de carrera, según su expediente en la Universidad de Granada. Tenía sólo 20 años, pues había nacido el 9 de agosto de 1878 en una calle muy cercana, Laurel Alta, número 49.

Título de licenciado en Farmacia, con premio extraordinario, obtenido en 1899 por Bernabé Hernández Sánchez en la Universidad de Granada.

Joven químico de bodega

Sus padres habían hecho una pequeña fortuna como drogueros, pero no les daba para poner una farmacia al hijo. La solución era emigrar a un pueblo a poner una botica o buscarse la vida en una empresa. Ésta fue la solución que adoptó Bernabé: se fue a Málaga a trabajar en las bodegas Jiménez y Lamothe. Era una destilería con más de medio siglo de existencia que se dedicaba a exportar vino de Málaga a varios países del mundo. En realidad, esta bodega tenía un centro de recepción y maceración de uva en Manzanares (Ciudad Real) y luego se lo llevaba a Málaga a convertirlo en licores, olorosos, aguardientes, brandys, etc. mediante un proceso de refinado y envejecimiento.

En esta bodega (origen de la actual Larios) estuvo trabajando nuestro farmacéutico hasta el año 1904. Conoció a una muchacha llamada Blanca Canivell Pascual, de origen catalán y vetusta relación con médicos; y decidieron hacerse cargo de la farmacia La Moderna, en Montilla (situada en la calle Corredera, 4, hoy ya inexistente).

Fachada de la Farmacia La Moderna, en Montilla (Córdoba), 1912, donde el farmacéutico granadino inventó y empezó a fabricar el Ceregumil. Llevaba por nombre Fernandez Canivell (apellido de sus cuñados-socios). Hoy ya no existe el establecimiento.

Aparece el extracto para curar al hijo

Allí conocemos que les nacieron dos hijos, Ramón (1905) y Bernabé Fernández Canivell (1907). No sabemos cuál de los dos (aunque sospechamos del primero) cayó gravemente enfermo, pues vomitaba y no toleraba ningún alimento. Se dice que fueron los abuelos paternos, los drogueros granadinos, quienes recomendaron a su hijo echar mano del viejo tónico que tan buen resultado les dio a ellos en tiempos del cólera. El boticario era quien realmente se dedicaba a las fórmulas magistrales y elaboración de recetas, mientras tenía a un mancebo que atendía al público. Se puso manos a la obra y consiguió elaborar un preparado a base de extractos de cereales, leguminosas y miel; lo experimentó con su propio hijo enfermo y le dio un excelente resultado en pocas semanas. Corría el año 1907.

Bernabé Fernández Sánchez, en el laboratorio de su farmacia, en los primeros años del siglo XX.

Comenzó a fabricarlo de manera rudimentaria y lo puso en el escaparate de la farmacia, escrito a mano, señalando que era «un tónico y alimento remineralizador del organismo especialmente indicado en casos de enteritis agudas y crónicas, anemias, escrofulismo, dispepsias y debilidad orgánica». El jarabe tónico debió caer muy bien para la salud de cordobeses, de manera que en poco tiempo empezaron a reclamarlo desde pueblos de los alrededores, los cosarios llegaban con encargos y, en poco tiempo, Bernabé echó mano de vecinos para darles empleo en su rudimentario laboratorio. Las principales ciudades de Andalucía, las farmacias, las droguerías y los médicos empezaban a conocerlo y recetarlo.

Los cuñados Canivel, clave del éxito

Hacia 1910 proliferaron cientos de tónicos imitando el Ceregumil, unos mejor intencionados que otros. Y Bernabé no tuvo más remedio que patentar su invento, en 1912, y echar mano de sus dos cuñados para ponerse a fabricarlo en serio. El Ceregumil no era otra cosa que el acrónimo de los ingredientes básicos que llevaba: cereales, legumbres y miel.

Francisco y Arturo Canivell Pascual tenían amplia experiencia comercial; ellos se dedicarían a gestionar la empresa, mientras su cuñado haría el papel de lo que hasta entonces: ser el inventor y responsable técnico. Para 1915 la demanda era imparable; las instalaciones de Montilla no podían servir tantos pedidos. Además, supieron ver que una ciudad del interior andaluz, con tan malas comunicaciones, no era el lugar más adecuado para fabricarlo y comenzar a exportarlo al mundo. Aquello era una mina de oro que habían de ampliar.

En 1921 seguían fabricando en Montilla, pero ya habían adquirido terrenos cercanos al puerto de Málaga para comenzar a exportar a Suramérica, Norteamérica y Europa. También registraron patentes en la mayoría de países del mundo a fin de evitar imitaciones y falsificaciones, tan comunes en el medio oeste americano por aquellos años.

Gran ofensiva publicitaria

Francisco Canivell era un ejecutivo de ventas y un visionario para la publicidad. A él se deben importantes iniciativas puestas en marcha desde un primer momento para dar a conocer el producto Ceregumil. Una de sus primeras decisiones para entrar en Madrid consistió en montar una carroza del carnaval, por entonces una fiesta popularísima en la capital de España. Ya en el desfile del año 1915, con la fábrica todavía en Montilla, vemos en la prensa madrileña de la época (La Correspondencia de España) alabar la carroza publicitaria de la marca Ceregumil. Pero es que en el carnaval madrileño de 1917, la prensa (periódico El Día) resalta la hermosura de la carroza El Cigarral, montada por el Sr. Ceregumil, de Montilla. En esta misma línea de participación en los desfiles carnavalescos madrileños siguió la empresa, de manera que en el de 1936 obtuvo un segundo premio de 750 pesetas (según relato del Heraldo de Madrid).

Carnaval 1917. Portada de El Dia en la que destaca la belleza de la carroza El Cigarral.

Cartelería moderna y artística

No había revista médica o periódico de tirada importante en el que no estuviera presente la publicidad de Ceregumil, adelantándose muchos años a lo que después harían otras grandes empresas. Incluso vemos lo que hoy se llaman publirreportajes, es decir, artículos a varias páginas dedicados al producto y la fábrica del mismo. Eran campañas constantes de mantenimiento, tanto en diarios españoles como de Suramérica.

Y por si este tipo de campañas de publicidad no fueran suficientes, a los Canivell se les ocurrió, en el año 1925, convocar un concurso de carteles para anunciar su Ceregumil. Los premios fueron tan cuantiosos  (el equivalente al sueldo de un artista en un año) que a la selección se presentaron los mejores artistas de la época. Con todos aquellos carteles fue organizada una ruidosa exposición en el Círculo de Bellas Artes, como si se tratara de un acontecimiento cultural de primer orden en Madrid. Se publicaron páginas enteras en los diarios ilustrados de la época.

Revista Nuevo Mundo. 1925. Recoge una reseña y cinco carteles premiados para anunciar el Ceregumil. Con aquellos carteles fue organizada una gran exposición en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. Detalle en color de uno de los carteles premiados, que fue utilizado hasta más de mediado el siglo XX.

Alimento para aviadores

No había evento deportivo ni cultural en el que no participara, de una u otra manera, el Ceregumil. Incluso las grandes hazañas de los pioneros de la aviación mundial llevaron Ceregumil entre sus equipajes, por su poco peso y sus muchas cualidades alimenticias. El Jesús del Gran Poder (año 1928), en su vuelo desde Sevilla a Río de Janeiro llevó varias botellas de Ceregumil en su bodega para alimentar a los aviadores.

1928. Vuelo del Jesús del Gran Poder. El en primer vuelo trasatlántico desde Sevilla a Río de Janeiro, la tripulación incluyó entre sus alimentos esenciales varias botellas de Ceregumil, como figura  la CARGA DEL APARATO (al final de la segunda columna, que ampliamos, donde se lee ‘ceregumil’.

Un año después, el comandante Ramón Franco quiso alargar la distancia de la travesía hasta Argentina; también cargó Ceregumil en la bodega de su avión trasatlántico, pero a última hora decidió aligerar la carga y dejó las botellas en tierra. Y bien que lo lamentó después debido al accidente que padeció el aparato y la necesidad de comida que sufrió la tripulación hasta que los encontraron.

Salvó la vida al torero Manolo Bienvenida

El torero Manolo Bienvenida.

Pero sin duda alguna que una de las personas que más influyó en darle publicidad al Ceregumil, aun sin saberlo, fue el famoso torero Manolo Bienvenida. El matador fue herido gravemente en la corrida de la Beneficencia de Madrid celebrada en las Ventas el día 27 de abril de 1933. Aquel día compartió cartel con Domingo Ortega, Antonio García Maravilla  y Nicanor Villalta. Se lidiaron ocho fieras de la ganadería Albaserrada. Resultó que tres de los cuatro toreros fueron cogidos por los astados, de manera que Villalta tuvo que torear él solo siete de los animales. El herido más grave de todos fue Manolo Bienvenida, a quien la cornada le destrozó los intestinos y la vejiga cuando se disponía a dar un pase de rodillas al tercero de la tarde. Estuvo a punto de morir.

Cuando los periodistas taurinos fueron a verlo dos días después al hospital, ya un tanto repuesto, le preguntaron si podía comer algo. Contestó su cirujano, el Dr. Segovia, quien dijo haberle autorizado a tomar un poco de leche. Pero Bienvenida respondió: “No doctor, leche no, que no me gusta.” Entonces convinieron que se recuperaría a base de Ceregumil, que sí le gustaba.

Cogida de Bienvenida. Heraldo de Madrid de finales de abril de 1933. Recoge las palabras de Manolo Bienvenida prefiriendo el Ceregumil a la leche para reponerse de la grave cogida de un toro en las Ventas (Hacia mitad de página, debajo del anuncio de Jarabe Orive).

La realidad es que dos meses después de aquella durísima cornada, Manuel Bienvenida estaba toreando en la Monumental del Barcelona (17 de julio de 1933).

Hasta nuestros días

Ceregumil expuso en todas las grandes ferias internacionales del primer tercio del siglo XX, con especial presencia en la de Barcelona, Palma de Mallorca y en la Iberoamericana de Sevilla (1929). Obtuvo algún premio en todas ellas y las principales revistas médicas empezaron a respaldar sus cualidades, si es que alguna de ellas había mostrado reservas anteriormente.

Exposición Universal Barcelona 1929. Ceregumil tuvo un stand bastante destacable en este importante evento, donde obtuvo medalla.

Para comienzos de los años treinta del siglo pasado se produjo el fallecimiento del farmacéutico granadino Bernabé Fernández Sánchez. Su hijo mayor, que se encontraba en Alemania ampliando estudios, regresó en 1933 para hacerse cargo de la empresa junto a sus dos tíos. Ramón Fernandez-Canivel Sánchez había estudiado de joven en la Facultad de Farmacia de Granada para licenciarse en la especialidad, y después se doctoró en la Universidad de Berlín en Ciencias Químicas. En los años sesenta llegó a ser presidente del Colegio de Farmacéuticos de la provincia de Málaga.

La empresa Fernández y Canivell S. A. ni siquiera interrumpió la fabricación de su producto estrella, el Ceregumil, durante la contienda civil. Málaga estuvo en zona republicana hasta febrero de 1937 y continuó fabricando su jarabe en un cortijo de El Algarrobo; fue curioso que en el Madrid del primer año de guerra continuara vendiéndose este tónico, quizás debido a las enormes existencias que había acumuladas en la capital.

La empresa creada por el boticario de la calle San Jerónimo de Granada pasó por altibajos en el último tercio del siglo XX. Hoy han entrado en su accionariado otros socios inversores que le han dado un gran impulso y han ampliado la gama de productos.

Para más información sobre la actualidad de esta empresa: www.ceregumil.com

Más Imágenes sobre ‘Ceregumil’

Pionero en los anuncios. En la revista La España Médica de 1915 ya comenzaba a anunciarse el Ceregumil; después incluyó un publirreportaje de tres páginas ese mismo año. Revista Hispanoamericana (1922). Igual ocurría en todos los números de Caras y Caretas de Buenos Aires (1925). Y en la Revista de Puericultura, y en Acción Naturista (1928)

Gabriel Pozo Felguer

http://www.elindependientedegranada.es/cultura/ceregumil-inventado-farmaceutico-granadino-que-vio-obligado-emigrar