24 noviembre 2024

FIESTAS  DE GUARDAR por Juan Alfredo Bellón para EL MIRADOR DE ATARFE del domingo 18-06-2017

El victimismo granadino es seguramente el mayor pecado local, de un regodeo acomplejado de ser mejor que todos y que no te lo paguen ni te lo reconozcan con menoscabo de lo que te mereces;  es la agonía de que los otros te ejecuten el sorpazo, habiéndote previamente atado de pies y manos e inmovilizado junto a un hito marmóreo de esos que pueblan y amojonan las plazas romanas y, por extensión, de la misma Granada, y que aquí fueron mandados plantar por el concejal Pezzi, un poner en Plaza Nueva, para ordenar su emblemático y destartalado territorio.

Cuando te embarga el sentimiento victimista de que te deben y no te pagan, se te pone el careto color de acelga y se te ensombrece el ánimo con un sentimiento de infelicidad como el que se le puso a la beata cuando intentaba consolarse de una desgracia y miraba a la imagen de Jesús diciendo: Corazón de Jesús mío, esto, pa ti y pa mí.

Cómo va a ser la cosa como estos  centralistas prepotentes la pintan; cómo se van a llevar de aquí medio premio de consolación jurídico en forma de varias salas del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, que fue la única compensación territorial autonómica que nos concedieron a Graná; cómo nos van a dejar sin Aves y sin trenes y sin estación y con un tranvía desmochado y cómo vamos a terminar siendo una aburrición de colectivos revenues después de habernos creído tan parvenues y tan nuevos ricos sin  serlo.

Ahora, eso sí, en el Corpus nos desquitamos encendiendo manu propria el alumbrado del Ferial; exhibiendo a nuestro arzobispo bailando como una peonza en la proseción; plantando unas    carocas singracias cuyas quintillas están cada vez peor medidas y rimadas y, encima, nos inventamos una banda de música sinfónica para que amenice la primera corrida del ciclo taurino y soliviante a nuestros epectadores, tan reacios a novedades de pollas, que quedaron descolocados al ver torear a Morante al compás de La boda de Luis Alonso. Total, la descojonación y mientas, cada vez más lejos y más difícil  el reconocimiento del valor real de las cosas y la postergación de lo genuinamente andaluz en el cante, en el compás y en el duende auténtico granaíno.

Celebrémoslo un año más, cantemos y bailemos La Reja con nuestro peculiar gracejo andaluz oriental al compás de ese latido autónomo y autóctono que nos sale de un corazón menoscabado y capitidisminuido desde ambas orillas del Guadalquivir donde el clavel que les dimos / llevan medio siglo tirándolo al pozo / por no querer claveles / de ningún mozo.

Mientras, seguiremos bailando con la más fea, que es la que nos toca, y esperando a que llegue el final de la fiesta de guardar de este Corpus Christi que reluce más que el sol y calienta una hartá, tanto que se nos están derritiendo hasta las entendederas y no sabemos qué hacer ante el reclamo de Pablo Iglesias y su… portavoz adjunta, que hay que ver lo bien que lo hizo, la muy puñetera, que le gustó hasta a Iñaqui Gabilondo acaso porque ya anda un poco mayor y debieron ablandársele las meninges, de la misma calor…

Veremos a ver cómo anda el personal, a la vuelta del Congreso Socialista de Cuando vengas a Madrid, chulona mía, / voy a hacerte ermperatriz de Lavapiés, / a adornarte con claveles la Gran Vía / y a regarte con vinillo de Jerez… (de ese que hoy mismo llevaré yo para amenizar los toros y sustanciar la merienda del descanso aquí en Granada). Cualquiera se atreve a descolgarse por semejante ágape madrileño donde los bocadillos estarán rellenos con cianuro: En Chicote un agasajo postinero,/ con la crema de la intelectualidad / y la gracia de un piropo retrechero / más castizo que la calle de Alcalá donde, machismos aparte, se va a jugar este fin de semana la mitad  del discurso contestatario de la izquierda de nuestro país, con la venia de mi amigo Miguel Girela, el Curica, quien, por ser tan acendradamente granaíno, tiene la llave maestra de tantas fiestas de guardar como aquí se celebran.