La vacuna de la gripe de este año es poco efectiva ante uno de los virus

La protección frente a la cepa predominante el año pasado no pasó del 25%

La vacuna de la gripe de este año, que se compone de los antígenos de los tres tipos de virus con más probabilidades de circular, podría ser menos efectiva de lo habitual a la vista de lo que pasó el año anterior. Uno de los antígenos, el del virus A(H3N2), no protege tanto como los otros y quienes se infectan con esta variedad, quedarían menos inmunizados, entre el 20% y el 25%, cuando lo normal es alrededor del 60% de protección.

La gripe que se espera este año es de momento, según las apariencias, parecida a la del año pasado, cuando la epidemia llegó un par de semanas antes y afectó a menos personas pero muy especialmente a personas mayores, con cifras de mortalidad más elevadas. Y el 75% de los virus fueron precisamente del tipo A(H3N2). En el recuento realizado al finalizar la temporada se comprobó que se registraron menos casos y menos casos graves (los que necesitan UCI) que en la epidemia 2015-2016. Pero sí se observó un número más elevado de fallecimientos relacionados con la gripe.

Los expertos creen que se podría repetir una epidemia con menos casos pero más grave para los mayores

Sobre la epidemia que viene –aún no hay gripe, la semana pasada no se aisló ningún virus gripal en la red centinela de Catalunya– sólo caben especulaciones. Es del todo imprevisible, aunque se espera que sea parecida a la pasada. “Pero eso es una previsión que veremos si se va cumpliendo”, explica Mireia Jané, subdirectora de vigilancia epidemiológica. “Lo que es seguro es que tenemos que mejorar la vacunación. Hay suficiente evidencia de que vacunarse reduce casi en el 70% las complicaciones en personas con patología de riesgo. Y evita por lo tanto hospitalizaciones”.

La efectividad de la vacuna, aunque inferior para la variedad H3N2, resultó buena frente al virus tipo A(H1N1) y el tipo B (Victoria), que también están circulando en zonas donde la gripe llega antes. En las últimas semanas en Catalunya solo consta una infección grave de una persona que tuvo que ser hospitalizada. En las redes de médicos centinelas, los que toman muestras de casos para detectar los cambios sustanciales y dar la alerta, aparecen sobre todo infecciones por adenovirus, virus respiratorio sincitial (VRS) y rinovirus. Resfriados que empiezan a asomar con más frecuencia en los espacios cerrados como el autobús y que suelen durar menos que las gripes y con síntomas menos graves. Aunque no siempre son benignos.

La vacunación, a pesar de su menor efectividad, evita el 70% de las complicaciones de la infección

La Organización Mundial de la Salud (OMS) marcó como objetivo alcanzar una tasa de vacunación gripal del 75% en las personas con más riesgo, entre ellos todos los mayores de 65 años. Las comunidades autónomas han puesto un listón más modesto: llegar al 65% de ese grupo de edad, pero a día de hoy, según cifras del Gripómetro, un estudio demográfico de Sanofi-Pasteur, no se ha pasado del 29%. Las cifras son bajas también en otro grupo fundamental para frenar el contagio peligroso: los profesionales sanitarios y cuidadores, con un 25,6% de vacunados ya en el conjunto de las comunidades autónomas.

“Hay otra prevención eficaz”, señala Jané. “Lavarse las manos y no toser o estornudar encima de los demás”. Los epidemiólogos hacen hincapié en que se necesita recuperar hábitos higiénicos. No sólo por la gripe, que es la estrella del momento, sino por las resistencias a los antibióticos. Entre las causas de las biorresistencias, que abocan a un futuro próximo sin el actual arsenal contra infecciones, además de exceso de automedicación, el dejar a medias los tratamientos y el exceso de antibióticos en la ganadería, también se encuentra la falta de higiene. Sólo el 10% reconoce que se lava las manos después de toser, sonarse o estornudar.

“Hemos perdido hábitos, sí, quizá por un exceso de confianza en que la medicina lo puede arreglar todo”, reflexiona Carme Chacón, subdirectora de Seguretat Alimentària i Protecció de la Salut. “No sabemos qué porcentaje de responsabilidad en las resistencias a los antibióticos tiene ese factor, pero es algo que podemos hacer todos: lavarnos las manos, lavar las verduras, vigilar los alimentos crudos tratándolos con frío y calor…”.

 , Barcelona
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