Los niños no son tontos o listos: ¿qué son las inteligencias múltiples y cómo potenciarlas?
Resolvemos para qué sirven y cómo aprovechar las que predominan y favorecer aquellas en las que son más deficitarios
En los últimos años se ha popularizado mucho el concepto de inteligencias múltiples, esa idea de que la inteligencia es un constructo complejo que no puede definirse de una única manera. Lo que ya no es tan conocido es para qué sirve, qué hacer con ello y de qué manera puede favorecer a nuestros hijos.
Efectivamente, fue un psicólogo de Harvard quien publicó un revolucionario libro llamado Estructuras de la mente donde propuso la existencia de siete inteligencias a las que posteriormente se añadiría una más. Este psicólogo llamado Howard Gardner definió la inteligencia como la “capacidad de resolver problemas, o crear productos, que sean valiosos en uno o más ambientes culturales”. En los contextos escolares se ha puesto el foco en la forma lógico-matemática y en la lingüística, pero esta corriente considera que la inteligencia puede expresarse de muy diferentes maneras y no solo constriñéndola a estas dos. El planteamiento consiste en agrupar las diferentes capacidades humanas de ocho tipos a los que posteriormente le sumó una más:
Espacial: capacidad para procesar la información en tres dimensiones, para relacionar colores, líneas, formas, espacio y figura. Las personas con esta inteligencia más desarrollada fijan las imágenes independientemente del lugar o posición en que este se encuentre, se anticipan a los posibles cambios de un objeto y lo pueden visualizar. En los niños se puede observar cuando se inclinan especialmente hacia juegos que consisten en armar o desarmar, puzles, legos y todo aquello que esté expresado en imágenes. Desarrollan esta inteligencia los juegos como decorar paredes, crear un mural, hacer puzles, laberintos, editar vídeos y crear pequeñas películas, etc.…
Lógica-matemática: es la habilidad para resolver problemas de forma lógica y a un alto razonamiento numérico. También es la capacidad para categorizar, deducir, clasificar siguiente un patrón lógico y establecer relaciones causales. Los niños en los que predomina este tipo de inteligencia son observadores, les gustan los acertijos y sudokus y les gusta saber cómo funcionan las cosas. Para favorecer este tipo algunas ideas son jugar con series lógicas, hacer experimentos con plastilina, cosas de reciclaje, usar mapas mentales, juegos que impliquen descifrar códigos, clasificar, ordenar siguiendo secuencias…
Corporal-cinestésica: predominio de la capacidad para controlar cuerpo y mente de manera muy competente. Puede ser gruesa como en el caso de los atletas o bailarines pero también fina, como por ejemplo los artesanos. Incluye equilibrio, destreza, fuerza, flexibilidad. Los niños en los que esta inteligencia predomina sufren mucho en sistemas tradicionales de enseñanza donde se les obliga a estar quietos durante largos periodos de tiempo, cuando la forma que tienen de absorber estímulos y aprender es a través del cuerpo y del movimiento. Este es su vehículo de expresión y aprendizaje. Pueden ser etiquetados como hiperactivos sin serlo. Estos niños disfrutarán mucho con todos aquellos juegos que impliquen el movimiento y la experimentación: búsquedas del tesoro, construcción de maquetas, legos, manualidades, representación con el cuerpo de lo abstracto o teórico.
Lingüística: habilidad para usar las palabras tanto habladas como escritas, para el aprendizaje de idiomas, para la comunicación y la escritura. Los niños que tienen más desarrollada este tipo de inteligencia tienen un lenguaje rico y fluido, se interesan por los significados de las palabras y los usan correctamente, les gustan los cuentos, los juegos de palabras. Disfrutan expresándose a través de este canal. Algunas actividades para fomentar este tipo de inteligencia podrían ser preparar un discurso, escribir un pequeño cuento, inventar una historia, escribir una poesía…en definitiva todo lo relacionado con la palabra en cualquiera de sus expresiones.
Musical: personas con elevada capacidad para percibir y discriminar los sonidos y transformarlos en formas musicales, para componer y tocar diferentes instrumentos, para aprender ritmos y canciones. Necesitan la música y prefieren expresarse a través de ella. Las actividades que la refuerzan o desarrollan son aquellas cuyo ingrediente fundamental es la música y el ritmo. Los niños que tienen este tipo, se relajan y se centran con música y les gustan los juegos de aprender canciones, crearlas, reproducir los sonidos de la naturaleza, crear instrumentos musicales propios, tocarlos…
Inteligencia intrapersonal: se trata de una elevada capacidad para el autoconocimiento, para la gestión emocional de uno mismo, implica una gran conciencia de los estados de ánimo propios, deseos, necesidades, motivaciones. Las personas con esta inteligencia muy elevada tienen gran autocontrol, autoestima, habilidad para la introspección, están conectadas con sus prioridades y muy bien ancladas en el aquí y ahora. Este es uno de los tipos de inteligencia, que junto con la interpersonal, influyen más en la percepción de bienestar, felicidad y éxito que las llamadas “clásicas”, como la lógico-matemática y la lingüística. En los niños puede observarse en que prefieren trabajar solos, se concentran bien cuando les motiva la tarea, son independientes y capaces de saber y nombrar cómo se sienten y porqué. Generalmente se les etiqueta como tímidos, cabezotas e incluso lentos, cuando en realidad son niños muy creativos. Para desarrollar este tipo podemos ayudarles con estrategias tales como describir sus cualidades, sus puntos fuertes, usar técnicas de concentración y de reflexión acompañados, el juego individual, conocer y nombrar las emociones, saber qué las ha desencadenado, aceptar los errores…todo lo que lleve al autoconocimiento y mejor gestión de sus estados emocionales.
Para desarrollar este tipo podemos ayudarles con estrategias tales como describir sus cualidades, sus puntos fuertes, usar técnicas de concentración y de reflexión acompañados
Inteligencia interpersonal: es un tipo de inteligencia fundamental ya que es la que nos lleva a la elección de la pareja o de los amigos, está basada en la empatía y la habilidad para manejarnos en las relaciones. Nos permite entender e intuir los estados de ánimo, motivaciones, razones de la conducta de los demás. Los niños que tienen esta inteligencia muy desarrollada quieren estar siempre acompañados y en grupo, disfrutan del juego colectivo, son hábiles en la evitación y gestión de los conflictos entre iguales, disfrutan de las relaciones con los demás, empáticos, sensibles a las emociones ajenas. El trabajo cooperativo (no competitivo), aprender a dar y recibir feedback, comprometerse con los demás, apreciar la diferencia como un valor, respetar a otras formas de vida y de pensamiento, en definitiva, todo aquello que desarrolle la capacidad empática y solidaria y respetuosa.
Inteligencia naturalista: es la que nos hace sensibles a la naturaleza, los animales, el medioambiente. Capacidad para percibir las relaciones entre las especies, en observarlas, en la preferencia por las actividades al aire libre, les fascina todo lo relacionado con la naturaleza. La exploración de los entornos más cercanos, las visitas a lugares donde puedan verse animales y otros hábitats, sembrar un pequeño huerto, convivir con animales y responsabilizarse de su cuidado, coleccionar piedras, hojas, observar insectos y todo aquello que les conecte con un plano natural donde la percepción y la intuición son protagonistas.
Inteligencia existencial: se trata de la capacidad para hacerse preguntas sobre los grandes interrogantes de la existencia, sobre el sentido de la vida y de la muerte, el porqué de nuestro paso por la vida…Es una de las primeras en desarrollarse en niños con altas capacidades los cuales a una edad muy temprana ya empiezan a preguntarse por la muerte y el sentido de la vida, la existencia de Dios, etc.… el desarrollo de esta inteligencia está ligado a las creencias del sistema familiar y a las actividades que desarrollen de acuerdo con ellas.
Los nueve tipos de inteligencia se encuentran en mayor o menor medida en todas las personas, si bien unas de forma más predominante que otras. En el caso de nuestros hijos, la idea es ser capaces de aprovechar las que predominan en ellos y favorecer aquellas en las que son más deficitarios a fin de equilibrar todas las aptitudes buscando un desarrollo armónico que potencie sus puntos fuertes pero sin desatender aquello que menos le favorece.
*Olga Carmona es licenciada en Psicología Clínica (Colegiado M-16349), experta en Psicoterapia Breve y en Psicopatología de la Infancia y la Adolescencia, por la Sociedad Española de Medicina Psicosomática y Psicología Médica (Fundación Universidad Ciencias de la Salud).