CARNAVAL 2018 por Juan Alfredo Bellón
CARNAVAL 2018 por Juan Alfredo Bellón para EL MIRADOR DE ATARFE del domingo 18-02-2018
Parece que fue ayer y ya ha pasado otro año: y la última Cuaresma ha dado lugar a su correspondiente Pascua Florida y esta, a su Pentecostés, Corpus y Adviento y así, vuelta a rodar la rueda de Kronos y, tras 2017, la de 2018 y antes de un periquete, de nuevo, estamos con el eterno vuelta a empezar; dale que dale Perico al torno, circularmente, no hay mal que tras bien no venga ni, viceversa, bien que no venga tras mal, ni cuerpo (ni alma) que lo resistan.
El caso es que el pasado domingo y antes de que hubiéramos podido darnos cuenta, ya era el domingo del presente Carnaval y el próximo (por hoy) es el de Piñata y el Entierro de la Sardina, con lo que huelen las sardinas espetadas en las ascuas de la leña o del carbón, transidas por el costillar como el mismo Jesús crucificado y atravesado intercostillarmente por la lanza de Longinos, con ese terrible dolor que provoca la hinchazón de la pleura.
Hogaño, entre nosotros, todo anda en función de don Carnal, porque está la cosa muy removida y casi nadie reconoce la autoridad canónica de la santa madre iglesia ni retrospectivamente ni progresivamente. Así, el PP achaca al paso del tiempo la caducidad de las responsabilidades adquiridas en su día (eso fue entonces y ocurrió a manos de alguien que ya no es nuestro) así que pajaricos con la madre y vaya usted a saber. Un poner, el Caso Serrallo, en Granada, en lo que afecta al antiguo arcarde José Torres Hurtado: -¿Quién?, Que quién es ese, que a mí no me toca nada, y menos esa tal Isabel Nieto: Pero bueno, ¿es que aquí vamos a tener que vivir pensando en el pasado y no en el futuro? Pues anda que el tal Camps, y ese Bárcenas. Me suenan de algo pero no caigo. ¿De qué partido eran?
Y lo cierto es que no hay mejor disfraz que el tiempo ni mejor distancia que el olvido para disfrazarse de quien no sabemos quién eres y más con este sistema judicial y esta clase jurídica que lo detenta que tenemos en este santo país de nuestros pecados. Y si salimos de este Herodes nuestro de lo inmediato nacional, podemos pasar a entrar en nuestro mediato autonómico o internacional o local o ,para no ir más lejos, de nuestro barrio donde florecen las pintadas albaycineramente hablando y las obras granadinamente legalizadas, con todos sus papeles en regla por aquí, por allí o por acullá, con el dedo extendido señalando al norte y el codo doblado sin señalar pero señalando también, lo cerca que está la legalidad legal de nuestros pecados de aquí te levanto una planta, te abro una ventana que luego es un balcón con vistas a la Alhambra, dejando tuerto al vecino de vistas y de aires, de vientos y de aguas: junto a mi casa existió un Callejón de las Gitanos que fue tapiado y posteriormente incorporado a las casas contiguas así, por las buenas, con una puerta en un extremo y una tapia (o bardal, Manolo, ya sabes…) de modo que queda disfrazado y vestido de esto es mío y no tiene más dueño que yo, total, la selva virgen con Tarzán saltando de liana en liana y el Ayuntamiento vestido de aquí te las doy todas con disfraz de funcionario de urbanismo e informe favorable a todas las modificaciones del Plan de Urbanismo correspomdiente.
Y para qué decir de la política de hechos consumados de las ayudas sociales (ay, Esperanza Báñez, el perfil facial de los Austrias y sus declariones sobre los ahorros de los pensionistas) ahí nos las des todas y a tí te las den también, en todo lo alto de la cocorota, como a Puigdemont, en el tocomocho, tan jerezano de la Escuela de Arte y Doma Ecuestres, ¡so jaca torda cascabelera! Ese tuyo sí que es un tipo carnavalesco y un disfraz de los hermanos Álvarez Quintero, siendo ministra de Rajoy de su post Transición y de nuestro mega Calvario.
Decirse puede que nos estáis haciendo tragar cuartetos, chirigotas, comparsas y coros de ignominias que nunca pudimos sasopechar, con queso y butifarra con munchetas, digo, nos las eatáis dando con toda impunidad, Cristo nuestro y vuestro, sobre todo, Madre de Dios, os debemos una saeta cuando este ciclo acabe y ya se pueda cantar porque Él deje de estar muerto: ¡Ay, ya ya yái!, / Por la cuesta de la Alacaba, / baja suelto y boca a bajo, / y en calle Real de Cartuja / me diste un buen barjazo, / conmigo en frente del paso. / Ay, ay, ay, ay… Porque dicen la verdad quienes dicen que no hay mejor Semana Santa que un buen Carnaval con capirotes y reos ¿Verdad?