VIVA LA (TERCERA) REPÚBLICA (ESPAÑOLA)  Por Juan Alfredo Bellón

VIVA LA (TERCERA) REPÚBLICA (ESPAÑOLA) Por Juan Alfredo Bellón

 VIVA LA (TERCERA) REPÚBLICA (ESPAÑOLA) Por Juan Alfredo Bellón para  EL MIRADOR DE ATARFE del domingo 15-24-2018

La semana pasada titulé esta columna VIVA LUTERO por la irrupción un año más de la primavera laica y esta, dado que ayer fue catorce de abril, la titulo VIVA LA REPÚBLICA, pero no una república cualquiera, porque la audiencia que me sigue sabe que no me refiero a la Francesa, ni a la Sudafricana, que son instituciones reales y muy respetables, por supuesto, ni a la hipotética Catalana, que es un ente de dudosa existencia y problemática legalidad aunque obviamente legítimo, sino a la también hipotétca aunque muy deseable Tercera República Española, que fue postergada del ideario de muchos republicanos españoles cuando, a la muerte del Dictador, se planteó el reconocimiento de la Oposición Democrática por sus sucesores a cambio del aplazamiento de las aspiraciones republicanas antifranquistas, a propuesta del PCE y de su Secretario General Santiago Carrillo.

Todo el mundo sabe y reconoce que la naturaleza de una República no es intrínsecamente buena ni mala sino una formula de gobierno con pros y contras cuya bondad y aciertos dependerán de su capacidad para reflejar y satisfacer las legítimas aspiraciones populares expresadas y ejercidas democráticamente en el marco de un estado social de derecho.

Pero el pacto tácito constitucional que en España firmamos y sellamos a la muerte de Franco y con motivo de los Pactos de la Moncloa, ha entrado en una crisis de deterioro en los últimos tiempos y solo se puede salir de ella consiguiendo otros acuerdos para superar el impass actual o rompiendo las hostilidades y planteando otras alternativas políticas diferentes en virtud de la nueva correlación de fuerzas y de los intereses en juego cuando es evidente la crisis de la Monarquía y la aparición de nuevas fuerzas en el campo de la oposición que conforman un panorama bien diferente en lo cualitativo y en lo cuantitativo entre quienes aspiran a representar el campo republicano.

Aceptado lo cual, podríamos pensar que nos acercamos a unos tiempos críticos y en cierto modo semejantes a los que precedieron a la primavera de 1931 y propiciaron la transformación pacífica del Régimen Monárquico en otro Republicano cuya legitimidad acabó truncada por el resultado sedicioso del levantamiento anticonstitucional y profundamente anti-democrático del general Franco, que desembocó en la Guerra Civil y a cuyos inicios aparecieron no menos signos de agotamiento de los que ahora contemplamos, tanto en la estructura territorial del Estado (Cuestión Catalana, Vasca, etc.) como en el diseño y contraposición del sistema de clases y capas sociales que lo integran (papel y derechos de los colectivos judiciales, sindicales y de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado) así como la aparición y el papel de nuevos colectivos en la arquitectura social y de su intervención en la solución de los enfrentamientos parciales o antagónicos (colectivos femeninos, jóvenes, jubilados, personas en paro y exclusión social, movimientos vecinales, etc.).

Por lo cual no sería ocioso ni falto de oportunidad plantearnos la conveniencia de articular un amplísimo movimiento sociopolítico y nacional que pudiera ofecerse como cauce a las aspiraciones ciudadanas hacia una Tercera República Española construido sobre unos elementos operativos que podrían llamarse Comités para la Defensa y Construcción de la III República Española que bien deberían disfrutar de una mayor aspiración a la legalidad y a la tolerancia que sus homónimos y paralelos actuales gozan ahora, tanto en el ámbito regional como en el nacional e internacional. No estaría de más reclamar esta iniciativa para defender su legitimidad cuando comiencen las negociaciones entre las instancias nacionales y las regionales reivindicando lo mucho que tengamos que decir al respecto quienes integramos comunidades como la andaluza, afectadas directamente por su participación en el desenvolvimiento socioeconómico y cultural de esas otras, como la catalana, que ahora se reclama republicana y nacional, contando en su seno con varios millones de personas de origen no catalán que también nos sentimos republicanas, democráticas, españolas, europeas y universales en el marco de un renovado Estado Español republicano y federal.

FOTO PORTADA: Unidad Cívica por la República