Ciudad de mujeres
La historia de los barrios de España es la historia de las mujeres, aunque muchas veces los arquitectos que los diseñaron no las tuviesen en cuenta.
Ése es el punto de partida del documental Ellas en la ciudad (2025), dirigido por la arquitecta Reyes Gallegos. Juana, Julia, Mina… son las protagonistas de una obra cinematográfica que rescata en clave feminista las luchas obreras de estas vecinas de la periferia de Sevilla desde que, durante los convulsos años en torno a la muerte del dictador, se mudaran a enclaves inhóspitos donde faltaban servicios básicos. El imaginario que recrea suena por toda España: bloques de pisos levantados sobre descampados alejados de los centros históricos y orientados al uso de un coche que ni sabían utilizar, ni podían costearse; un urbanismo hostil que obligaba a recorrer varios kilómetros a pie para comprar comida o acudir, con el niño enfermo en brazos, al médico más cercano; páramos donde el único verde, si acaso, lo exhibían las macetas en los balcones: «un barrio que estaba pelao, no tenía na, no tenía ni hierba» –como argumenta una de estas señoras–.
Durante los años 70, se construyeron en Sevilla más de 50.000 viviendas, nos dice la cinta: solución imperfecta para las oleadas de gente que emigraban desde los campos y pueblos en busca de una vida mejor, y se encontraban con que el techo apenas arreglaba una parte del problema. Pues ese éxodo rural –que ya había comenzado a mitad del franquismo– conllevaba aglomeraciones insalubres, hijos sin escolarización, y una multitud de madres mayoritariamente analfabetas que debían cargar el peso de los cuidados y la organización de la casa mientras los hombres ganaban el jornal fuera.
A nivel formal, el filme de Gallegos le debe mucho a ese cine militante de la Transición cuyos máximos exponentes quizá fueran los hermanos Bartolomé: Cecilia y José Juan. Pero, si seguimos tirando del hilo, hallaremos reminiscencias del primer Val del Omar, encargado de documentar las acciones de las Misiones Pedagógicas que puso en marcha la Segunda República. Sin embargo, Ellas en la ciudad pone el foco en las funciones que tradicionalmente han desempeñado las mujeres: alimentar, educar, proteger a la familia; y así fueron instalándose mercados de abastos, escuelas, bibliotecas, guarderías, parques… y hasta un acerado que, por fin, permitiría empujar un carricoche, o simplemente caminar sin embarrarse los pies en los días de lluvia. Si la aclamada película El 47 (Marcel Barrena, 2024) destaca las reivindicaciones del conductor Manolo Vital por llevar la línea de autobuses a las afueras olvidadas de Barcelona, Gallegos iluminará el rostro tan alegre como sufrido de las féminas andaluzas.
¿Qué modelo de ciudad queremos? Basta mirar alrededor, a nuestras periferias marginalizadas y plagadas aún de inseguridad económica, a los jóvenes privados del derecho a una vivienda digna, a las dinámicas especulativas vigentes y la proliferación de apartamentos turísticos, para darnos cuenta de la importancia de un documental así. Y es que parece que, mientras se tapaban con argamasa algunos agravios habitacionales, otros fueron brotando con fuerza, indicando las deficiencias estructurales de un país cuyo modelo urbanístico continúa provocando mucho sufrimiento. Al ambulatorio que se reclamaba hace unas décadas podemos contraponer el centro de salud saturado de ahora; y a la protesta coordinada nutrida por un activismo de época, la debilidad actual del tejido asociativo y un desencanto tendente a la anti-política. Algunos de estos síntomas sociales se vislumbran en unas imágenes que no reflejan relevo generacional en las luchas por unos vecindarios más amables, y atestiguan la sustitución de demandas vitales por otras de componente deportivo o lúdico.
No obstante, la memoria de aquellas señoras con los brazos en jarra, alzando la voz por el bienestar de sus criaturas, quizá sirva para subrayar necesidades irrebatibles del presente. A la carencia de casas a precio asequible o el daño de la turistificación podrían añadirse la masificación de los colegios públicos, o la escasa inversión en medidas de adaptación frente a la emergencia climática, porque se siguen alzando pisos en zonas inundables y ofende la poca vegetación urbana existente que pueda aliviar la contaminación o las temperaturas abrasadoras del verano. Además, una iniciativa continuista de las labores pedagógicas realizadas en los centros de adultos de antaño podría manifestarse en el fomento de actividades culturales destinadas a crear vínculos duraderos entre quienes vivimos en urbes cada vez más atomizadas. Recuperar espacios de diálogo y el impacto de nuestra historia asamblearia también se encuentra entre las potentes ideas que suscita el bellísimo mediometraje de la directora sevillana. Eso, y decir orgullosas que hemos sido nosotras las protagonistas en la sombra, y ahora debe también darnos la luz: de la cámara, de las calles soleadas.
Por Azahara Palomeque Escritora y doctora en estudios culturales
FOTO: Fotograma documental «Ellas en la ciudad»(2025)MovistarPlus+