#cuéntalo: La importancia del relato propio de las mujeres
En Revolución desde dentro, Gloria Steinem dice que las historias personales de las mujeres son los mejores manuales a nuestro alcance: “La única forma de conceder un lugar central a nuestra propia experiencia”. En menos de 48 horas, Twitter se ha convertido en ese manual gracias al hashtag #cuéntalo, que propone a las mujeres contar las agresiones sexuales que han sufrido a lo largo de su vida.
La etiqueta surgía este viernes, en un ambiente de rabia al conocer la sentencia condenatoria a La Manada por abusos sexuales en lugar de agresión y tras la difusión de un artículo en el que la periodista Virginia P. Alonso explicaba en primera persona la agresión que sufrió a los 13 años bajo el título La ‘no violación’. La periodista y escritora Cristina Fallarás lo retuiteó animando a otras mujeres a contar sus propias experiencias bajo el hashtag #cuéntalo. A las pocas horas, esta etiqueta se convirtió en trending topic mundial y este sábado se mantenía en el top 5, con más de 250.000 tuits.
Arrancamos ayer el #cuéntalo y nos hemos convertido en tendencia mundial. Llevamos contadas miles y miles y miles de agresiones. Ya nadie puede poner en duda la violencia habitual y generalizada, el miedo y el dolor.
Hemos compuesto un retrato coral y feroz.
La voz de las mujeres pic.twitter.com/SGzl4qTEve— Cristina Fallarás (@LaFallaras) April 28, 2018
“En el relato personal está la clave”
La inmediatez de respuesta al hashtag en la red social evidencia la necesidad de que sean las mujeres quienes cuenten sus propias vivencias. Para Fallarás, esto ha servido como herramienta “de las mujeres y para las mujeres”. Para que sean ellas las narradoras y que a la vez sus relatos sirvan para que otras mujeres identifiquen situaciones de agresión en sus vidas.
“Las mujeres creamos unos mecanismos de identificación que modifican totalmente lo que somos. Nadie había dado voz a este dolor y muchas de las mujeres que lo han descrito era la primera vez que lo hacían”, explica Fallarás. “Si las mujeres hemos callado es porque no hemos encontrado los espacios en los que hablar”, añade.
La periodista, que ha recibido numerosas respuestas en su cuenta de Twitter en las que mujeres cuentan las agresiones que han sufrido, encuentra grandes diferencias entre este movimiento y el #MeToo que surgió hace algunos meses tras las denuncias al productor Harvey Weinstein. “Al decir me too te basas en el relato de otra y dices a mí también, pero eso no te da libertad. Lo que te da libertad es contar lo tuyo. En el relato personal está la clave”, cuenta Fallarás.
Los miles de tuits que se pueden leer en el hashtag #cuéntalo ponen de relieve también las diferentes formas de violencia sexual. No hay un agresor tipo: en ocasiones, es un desconocido, pero muchas mujeres mencionan a padres, parejas y otras personas cercanas, así como a personal médico o compañeros de trabajo. Lo único que tienen en común es que son hombres y que se aprovechaban de una relación de poder.
Tampoco hay rangos de edad para agresores y agredidas. Muchas mujeres cuentan que sufrieron este tipo de violencia durante la infancia, otras siendo adultas o en la adolescencia. Las situaciones son múltiples: en fiestas, por la calle, en entornos considerados de confianza, en el trabajo o en su propia casa.
Estos son algunos de los testimonios:
Un tío me drogó echándome algo en la bebida cuando era adolescente y se aprovechó de mí en mitad de la calle. No lo recordé hasta días después. No era yo, era mi cuerpo y su decisión. Aún se me revuelve el estómago cuando lo pienso.#cuéntalo
— elvira sastre sanz (@elvirasastre) April 28, 2018
Sentir miedo al volver a casa por las noches: fingir hablar por teléfono o pedirle a una amiga que no cuelgue hasta entrar en el portal, correr nerviosa los últimos metros con la llave preparada. Nos ocurre a todas, ahora lo vivimos en común. No estamos solas #cuéntalo
— Irene Montero (@Irene_Montero_) April 27, 2018
Ese jefecillo de medio pelo de la redacción de deportes de TVE, que me puso sus manos en mi pecho y dijo, lascivamente «¿qué tienes aquí?» Claro, que el corte que se llevó fue de los que hacen época #Cuéntalo
— palomadelrioTVE (@PalomadelrioTVE) April 28, 2018
15 años. Calle de poco tránsito. Un chico se me abalanza x detrás y me soba el culo. Me susurra: q buena estás. Me quedo muda. Se va. Vuelve, hace lo mismo con más fuerza agarrándome las caderas y frotándose conmigo. Grito. Se va. 2personas me miran. Siento vergúenza. #Cuentalo
— Leticia Dolera (@LeticiaDolera) April 28, 2018
Una vez, paseando con un ex, un tío me miró de arriba a abajo como a un trozo de carne (esto me ha pasado muchas veces más) en esta ocasión mi ex me paró en mitad de la calle para gritarme que si alguien me miraba así era porque yo lo buscaba, que no fuera tan guarra. #Cuentalo
— Anna (@Menta_yCanela) April 27, 2018
Con 20 me violó un amigo. Nos tomamos un par de copas, y no recuerdo nada hasta que desperté con el dolor de sus embestidas.
“Espera a que termine al menos”- me dijo cuando quise quitármelo de encima. #Cuéntalo #lamanada #LaManadaSomosNosotras— Señorita Pepita (@SitaPepita) April 27, 2018
#Cuéntalo Embarazada de 7 meses, desnuda de la cintura para abajo en la camilla, el ginecólogo me dijo que «las mujeres, calladitas, estábamos más guapas» y me dio un azote en el culo porque preguntaba mucho. Me quedé bloqueada y no dije nada.
— Beatriz Jiménez (@Beajimenezt) April 27, 2018
Con 14 años en un campamento Scout me tocó dormir con mis dos compañeros y con otro de otro grupo Scout, todos de 17 años. El que no era de mi grupo empezó a meterme mano en mitad de la noche mientras le decía a mis compañeros “esto de aquí no sale” ?? #cuéntalo
— Colibrina (@_Colibrina) April 27, 2018