22 noviembre 2024

Por qué comes eso? ¿No sabes que es malo para ti? Hemos escuchado, y probablemente proferido, juicios de este tipo acerca de la comida. Seguramente basándonos en la repetición (sin pensarlo mucho) de la ‘sabiduría nutricional’ popular.

Por sabios que fueran (que no lo son) estos comentarios, la aplicación del método científico no está entre sus fuertes.

Para limpiar la reputación de los alimentos peor vistos, ya sea porque se los considere parte de una dieta insaludable o porque circulen mitos maliciosos a su alrededor, he aquí una lista de argumentos en su defensa.

Pasta
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Pasta

«La pasta es un producto industrial ¡y además de trigo!«. Que este cereal está mal visto no es ningún secreto. Es una pesadilla para celiacos e intolerantes, pero dado que solo representan el 2% de la población española, el resto no tiene de qué preocuparse. Además, es una buena fuente de energía de liberación lenta y su versión integral aporta grandes cantidades de fibra, además de ser un buen saciante.

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Huevos
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Huevos

«Uy, ¿tú no tenías el colesterol alto? ¿Estás seguro de que deberías comer huevos?». Otro de los mitos que acechan a este producto avícola. Es curioso que algo tan extraordinariamente nutritivo, lleno de proteínas, vitaminas A, B1 y B2, hierro y fósforo, llegue a estar tan mal visto. El temido colesterol es la razón. Sí, los huevos tienden a aumentar el colesterol, pero no el LDL (malo), sino el bueno (HDL). No hay evidencias de ningún tipo que sugieran que los huevos aumenten el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares. Mejor, porque sería una pena desaprovechar un alimento tan extraordinariamente versátil.

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Fruta
3.

Fruta

«Sí, tendrán muchas vitaminas, pero también te estás metiendo muchísimo azúcar. Tú verás lo que haces…». Seamos sinceros, los vegetales son mayoritariamente sanos y es difícil encontrarles algo negativo. De todos modos, determinadas personas se esfuerzan en buscar algo que criticar. Las frutas son una fuente inmensa de nutrientes esenciales para nuestro organismo: vitaminas y minerales. También son una buena fuente de líquido (léase agua) de la que la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) recomienda entre 2 y 2 litros y medio al día. Respecto al azúcar, las manzanas, por ejemplo, contienen hasta 10 gramos de azúcares, pero ninguna grasa y muy pocos carbohidratos. Si las comparamos a un caramelito, tendrán la mitad de azúcares, una tercera parte de los hidratos y 10 gramos menos de grasas. Ya no hay excusas para no comérsela.

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Legumbres
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Legumbres

«Hala, menudo platazo de judías. Qué digestión más pesada vas a tener. Además, ¿no es un poco tarde? Vas a engordar«. Según un estudio del investigador Rani Polak y su equipo de la Universidad de Harvard en Estados Unidos, «las legumbres forman parte de muchos hábitos de alimentación saludable, incluyendo la dieta mediterránea, la DASH y otras basadas en un bajo índice glucémico. Hay evidencias de que las legumbres juegan un rol importante en la prevención y tratamiento de muchos problemas de salud«. Tendemos a renunciar a todo lo bueno…

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Patatas
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Patatas

«Bah, son solo carbohidratos y almidón, sin nutrientes.» Pues bien, la patata tiene mucha vitamina C (100 gramos contienen más del 30% de la cantidad diaria recomendada de este nutriente). Además, posee buenas cantidades de vitamina B6 y hierro, lo que la convierte en un complemento nutricional ideal. También hay que tener en cuenta que si se comen con piel, tienen más nutrientes todavía.

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Anacardos, cacahuetes y otros frutos secos
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Anacardos, cacahuetes y otros frutos secos

«Tienen muchísimas calorías y están llenos de grasa«. Ambas son ciertas, pero… Como ha explicado Aitor Sánchez, la energía de los frutos secos «no es muy aprovechable«. Tendrán, pero no nos afecta igual el mismo número de calorías provenientes de la fruta que las que vienen de una hamburguesa. Además, las grasas de los frutos secos son muy pero que muy diferentes de las de la bollería industrial, por ejemplo. Estas últimas, que se consideran unánimemente insaludables por la comunidad científica, son las grasas ‘trans’, mientras que las de los frutos secos son monoisaturadas y poliinsaturadas, ambas consideradas postivas para nuestro organismo (acido oleico o ácidos grasos omega 3 y 6).

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