15 noviembre 2024

Una historia de dos mamás, contada a través de Instagram

Janá donó el óvulo que Verónica gestó para que naciera Álex; juntas visibilizan nuevos modelos de familia a través de redes sociales

Verónica Sánchez es chef y Jana Victoria profesora de alumnos de ESO. Se encontraron por primera vez en la noche de San Juan de 2006 y se enamoraron mientras chateaban por Messenger. Están casadas desde 2012 y viven en Valencia. Han tenido un hijo, Álex, a través del método de reproducción asistida ROPA, prácticamente desconocido a pesar de ser una de las opciones más idóneas para las parejas lesbianas. También llamado «doble maternidad», consiste en que una parte de la pareja reciba los óvulos de la otra, que son fecundados con semen de un donante anónimo. Así ambas mujeres participan de forma activa en la gestación de su hijo.

Desde su cuenta de Instagram Oh Mami Blue cuentan su experiencia y dan visibilidad a otros modelos de familia. Verónica habla con Verne de su historia de amor, su vida en pareja y cómo llegó a formar su hogar.

Nosotras no sabíamos del método ROPA hasta que nos pusimos a explorar qué opciones teníamos para poder tener hijos. No teníamos ninguna referencia. Esa fue una razón por la que abrimos el blog y la cuenta de Instagram, para que otras mujeres pudieran leer del asunto contado en primera persona. Yo apenas usaba las redes hasta entonces, pero quisimos mantener informados a amigos y familiares que están lejos».

«Jana venía a casa, con su pelo rosa. Congenió de inmediato con mi familia. Estaba allí tan a menudo que al final mis padres pusieron una cama de matrimonio en mi habitación, sin necesidad de dar explicaciones».

«Era la primera relación de pareja para ambas, aunque ya sabíamos de antes que éramos lesbianas. Ella es muy impulsiva, entonces tenía 19 años, y comentaba nuestra relación con más libertad. Yo iba más poco a poco, porque no había entrado ninguna pareja antes en casa y era más cauta cuando estábamos juntas en el pueblo. No me costó salir del armario ante mí misma, pero sí ante los demás. Al principio, le decía que no me agarrara de la mano ni me besara fuera de casa. No quería que se hablase de mí. En el fondo son microlesiones y pura homofobia interna… Luego no fue para tanto».

«En 2012 me pidió que nos casáramos dándome una caja que contenía los anillos y todos los papeles necesarios. Por fortuna, a Jana se le da muy bien el papeleo y las gestiones, porque ha hecho una tesis doctoral relacionada con ese asunto, pero por lo general es complicado enfrentarse a la burocracia española cuando quieres formar una familia homoparental. A menudo, te encuentras en ventanillas públicas a personas a las que no les han formado para lidiar con estos nuevos modelos de familia. Tienes que saber más que ellos. A nosotras han llegado a informarnos mal. Hemos tenido que tachar la casilla del padre en algún documento del Estado, porque algunos documentos oficiales no contemplan otra opción. Seguimos echando en falta un lenguaje inclusivo».

«El método de gestación ROPA cuesta unos 10.000 euros… si tienes suerte y sale a la primera. Nosotras tuvimos esa suerte. Empezamos en septiembre de 2015 y en noviembre ya estábamos embarazadas. No hubo mucha discusión. A mí me hacía ilusión experimentar el embarazo y para ella no era tan importante gestar a nuestro hijo, así que donó el óvulo.

Álex, con dos días de vida, junto a sus abuelos, los padres de Verónica. Su padre le escribió este mensaje cuando nació su hijo: «En pocos días comenzaréis otra etapa en la que todo lo vivido hasta ahora parecerá que no ha existido, ya que no te podrás imaginar nada sin que que tu hijo esté en esa fantasía. El vínculo que empezásteis hace nueve meses es más fuerte que nada. ¡Disfrutad de osete cuando venga ! ¡Y déjadme de vez en cuando que yo también le enseñe cómo debe ser un oso grande! Os quiero».

«Da algo de miedo que en España no ofrezcan información mínima del donante; la clínica decide en función de los rasgos físicos de la mujer gestante. Decidimos comprar esperma en una clínica danesa, donde el proceso nos resultaba más humano. El donante sigue siendo anónimo, pero te entregan una carta escrita a mano, puedes escuchar su voz, sabes si el donante tiene hermanos o las enfermedades que ha habido en su familia. No se trata de elegir ADN a la carta, es un método más empático. A estas alturas, todavía hay quien nos sigue preguntando que dónde está el padre».

«Instagram está lleno de etiquetas como maternidad, pero casi nunca se refiere a familias homoparentales. Hemos tejido una red a través del hashtag #2mamás. Lo que no se ve, no existe… Es algo más que compartir fotos bonitas. Es una lucha importante».

«Hemos escrito un libro para mostrar que existen tantos modelos de familia como formas de amar y que haya materia para madres, padres y profesores con el que poder educar a los niños en la diversidad. No es apología; es información».

«Me da pena que el 80% de las personas que se nos acercan o nos escriben por nuestro Instagram o el libro pertenezcan al colectivo, porque buscan en él referentes que no encuentran en otro lado y porque es un asunto que debería interesar a todo el mundo, no solo a quien le afecta de forma directa. Es otra de nuestras luchas como mujeres homosexuales».

FOTO PRINCIPAL: Álex, Jana y Verónica, en una imagen del perfil de Instagram Oh Mami Blue.