23 noviembre 2024
Por desgracia nos estamos acostumbrando a que esta gacetilla se convierta en un obituario.Ayer moría Víctor Sánchez, alcalde que fue de este pueblo entre 1991 y 2009.
Durante su mandato Atarfe sufrió un cambio brutal fruto de sus políticas y de la ola transformista que atravesó España de este a oeste y de norte a sur y que acabó como todos sabemos en una tremenda crisis, no solo económica, también de valores y principios.
Con aciertos y errores, fracasos y éxitos, el paso de este hombre por el ayuntamiento no dejó a nadie indiferente.
Desde que fue concejal por el PSOE, el más joven de todos, en las primeras elecciones democráticas de 1979 hasta 2009, pasaron 30 años de dedicación a la política, primero en la oposición, posteriormente como miembro del equipo de gobierno y finalmente como alcalde. De este tiempo, casi dos décadas estuvo como corregidor, gobernando en minoría en 1991 tras renunciar a la alcaldía el candidato de Izquierda Unida, aumentando su techo electoral en cada nueva convocatoria electoral hasta alcanzar la mayoría absoluta. La de  2007, fue la última legislatura en la que gobernó, ya que  tuvo que dimitir presionado por presuntas corruptelas urbanísticas y medioambientales.
Mi posición como editor del suplemento de las fiestas que todos los años publicaba IDEAL hizo que le entrevistara en muchas ocasiones. En 1999, tras 20 años de ayuntamientos democráticos le pregunté por los motivos que le llevaron a presentarse como candidato a las últimas elecciones municipales. De igual forma le interpelé por los valores para fomentar la vida política municipal.
A la primera de las cuestiones me respondió: “El hombre es un animal político. Yo como hombre político, pensé que la mejor forma de adquirir ese compromiso era implicarme de lleno en la vida de mi pueblo, desde una opción de izquierdas, colaborando y abanderando proyectos que supongan un avance en el bienestar colectivo. Proyectos que fueran capaces de generar ilusión y desbancar para siempre la terrible apatía que se apoderó de la gran mayoría de la gente, una vez recuperadas las libertades democráticas. Es cierto que el problema del paro es un elemento distorsionante y coercitivo a la hora de implicar a la gente en la toma de decisiones: <<Primero está mi problema, después los del colectivo>> y en muchos casos ha servido de freno para que más gente se implique en la construcción de nuestro pueblo, en definitiva, en hacer política”. Para la segunda la respuesta fue: “Es hora ya que gente nueva vaya implicándose en la toma de decisiones. Pretendo que mis palabras sirvan de estímulo y que poco a poco, se vayan sumando caras nuevas, ideas nuevas, desde cualquier opción política, a la aventura de construir nuestro pueblo, el pueblo que queremos. Es necesario e imprescindible que nadie se perpetúe en la vida política municipal, deben formarse nuevos compromisos, que aseguren el relevo generacional. Sin duda, es muy satisfactorio a nivel personal y también colectivo, saber que tu trabajo está contribuyendo a la mejora del bienestar ciudadano, a una mejor calidad de vida, en definitiva a ser más cultos y tolerantes”.
Este roce hizo que surgiera una estrecha colaboración, sobre todo durante las primeras legislaturas. Hablábamos de Atarfe, de “atarfismo” y “atarfeñismo”. Pergeñábamos proyectos, discutíamos sobre medio ambiente, me preguntaba sobre Medina Elvira………Consultaba mi opinión y algunas veces la tuvo en cuenta.
En más de una ocasión intentó que fuera en las listas electorales, invitación que continuamente rechacé. Mi respuesta era siempre la misma: “yo colaboro y colaboraré por mi pueblo, en mi ámbito y desde fuera, estés tú u otro ocupando ese puesto”.
La suya: “estos intelectuales…; luego os quejáis…….; siempre en la retaguardia; si no dais un paso adelante me tengo que conformar con lo que tengo”.
Y desde esa equidistancia nos fuimos distanciando, a la vez que infinidad de palmeros advenedizos y aduladores se subían al carro del éxito, y unían a la causa, buscando su “puesto” a la sombra del poder. ¡Qué razón tenía aquel que decía que deberías haber llevado, al igual de los césares, un mindundi que te repitiera al oído, te recuerdo que eres mortal, te recuerdo que eres mortal!
Sé que tu objetivo era hacer grande tu pueblo, al que tanto estimabas. Por nada del mundo querías que Atarfe perdiera su identidad, ambicionabas poner en valor nuestra historia, rescatando Medina Elvira del olvido, tu intención era combinar el crecimiento con el carácter atarfeño, apostando por la explotación sostenible de los recursos. Que ironía, verdad.
La historia y nadie más juzgará tu gestión.
“Sit tibi terra levis”.
Fotografía de Paco Aguilera.
Curiosidades elvirenses.