«LA NOCHE DEL TERROR EN ATARFE»
El libro titulado “Historias de Atarfe” editado por la Fundación Sierra Elvira en donde se recogen un sinfín de datos históricos relacionados con nuestro pueblo está este relato.
En el opúsculo, también tienen cabida una serie de leyendas relacionadas con nuestro pueblo, entre la que podemos encontrar la que reproducimos en la Gacetilla de hoy, llamada “Noches de terror en Atarfe”
“Estando regida la parroquia de este pueblo por el cura don Federico de Porras y Ayala (años 1850-1880) y por su fiel sacristán Miguel ocurrió el siguiente hecho. Por aquella época, adosada a nuestra iglesia y dejando reducida nuestra calle Real a la mitad, estaba la casa de Miguel el sacristán, casa ya muy vieja y de pocas proporciones, que según los libros de Hábices perteneció al morisco Alazaque.
Todos sabemos cómo los animales presienten el tiempo: humedad, tormentas, aires, provocan en ellos un estado de intranquilidad grande. Nuestro Miguel en épocas frías y para preservarlos metía una cabra que tenía en el cuarto llamado de los cordeles. Por las noches, y siempre antes de las temporadas de agua o viento, las campanas de la torre tocaban un canto lento, muy parecido al que hoy anuncia la muerte de alguna persona. Es de imaginar el terror que sentirían nuestros paisanos cuando en la media noche oyesen estos toques, siempre seguidos del mal tiempo, como si tan lúgubres tañidos de campanas fueran las voces de muertos, espíritus malignos, genios del mal que anunciaran fuertes castigos por alguna maldad.
Nuestro párroco no se dejó intimidar y durante varias noches se quedó en casa de su fiel Miguel, y una de ellas… las campanas comenzaron su triste canción, y nuestro párroco corrió presuroso escaleras arriba a enfrentarse con los malignos espíritus y darles su merecido, cuando se encontró con la cabra de Miguel, que para rascarse lo hacía con los cordeles de las campanas, los cuales al moverse eran la causa de que tocasen.
Este fue el final de las noches de terror, de los malos espíritus y de los muertos”.
La ilustración está realizada por Antonio Sánchez.
Curiosidades elvirenses