23 noviembre 2024

La ONU alerta de que este tipo de contaminación provoca la muerte prematura de unos 600.000 niños en todo el mundo

La polución aérea acaba cada año con la vida de siete millones de personas en todo el mundo, incluidos unos 600.000 niños, según ha alertado el relator especial sobre Derechos Humanos y Medio Ambiente de Naciones Unidas, David Boyd, que ha definido el fenómeno como una «pandemia».

Boyd ha asegurado que hay más de 6.000 millones de personas, de los cuales un tercio son niños, que están respirando con frecuencia aire tan contaminado que su vida está en riesgo. El relator especial de Naciones Unidas ha advertido de que la polución aérea, tanto dentro como fuera de las viviendas, es un fenómeno «asesino» que actúa «de forma callada» y, «a veces», «de modo invisible» y que es responsable de la «muerte prematura de siete millones de personas cada año, incluidos 600.000 niños».

«Esta pandemia todavía recibe una atención inadecuada porque estas muertes no son tan dramáticas como las causadas por otros desastres o epidemias», ha afirmado Boyd, en su intervención ante el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas, en Ginebra.

«Cada hora, 800 personas están muriendo, muchas tras varios años de sufrimiento, por cáncer, enfermedades respiratorias o del corazón directamente causadas por respirar aire contaminado», ha afirmado el experto de Naciones Unidas.

Boyd ha hecho hincapié en que el fracaso a la hora de garantizar un aire limpio supone una violación del derecho fundamental de los ciudadanos a un entorno saludable, un derecho reconocido por 155 países y que debería ser respetado en todo el mundo.

«Las personas no pueden evitar inhalar sustancias contaminantes que están presentes en sus hogares o en sus comunidades», ha afirmado el relator especial. «Los contaminantes aéreos están por todas partes, principalmente causados por la quema de combustibles fósiles para electricidad, transporte y calefacción, así como por actividades industriales, mala gestión de residuos y por prácticas agrícolas», ha explicado Boyd.

Las mujeres y los niños, que en muchos países menos adinerados pasan la mayor parte del tiempo en casa, se ven desproporcionadamente afectados por la polución aérea en viviendas causada por las cocinas, la calefacción o los sistemas de alumbrado.

El relator especial ha subrayado que la polución aérea es un problema evitable y ha pedido a los países que cumplan sus obligaciones legales para garantizar un aire limpio, una condición «esencial» para poder hacer efectivos sus derechos a la vida, la salud, el agua, la higiene, la vivienda y un entorno saludable.

Boyd ha identificado los pasos clave que tienen que dar todos los países para acabar con la contaminación aérea: la supervisión de la calidad del aire, la evaluación de las fuentes que contaminan el aire, la difusión de la información pública sobre este problema, el impulso a una legislación para proteger la calidad del airea y el desarrollo y la puesta en marcha de planes de acción a nivel local, regional y nacional para la calidad del aire con unos estándares predefinidos.

«Hay muchos ejemplos de buenas prácticas, como los programas en India y en Indonesia que han ayudado a miles de millones de familias pobres a cambiarse a sistemas de cocina más limpios, y los países que han tenido éxito al eliminar las plantas eléctricas de carbón», ha concluido.

 

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