CAPULLOS por JUAN ALFREDO BELLÓN para EL MIRADOR DE ATARFE
del domingo 05-05-2019

Tiene la voz capullo, además de una acepción vegetal, que ahora que nos adentramos en la primavera nos viene como pintiparada, y también otras entre las que se encuentran los objetos capulliformes y, entre ellos, por traslación, todo lo que se parece a un prepucio, por su forma acipotada o acarajotada, o por alguna de sus características como la calvicie o esa laxitud semi heniesta que exhiben las pollas o los carajos abandonados a esa ley de la gravedad que se enuncia cuando nos referimos a algo que cuelga, abandonado a su propio peso, como decía mi capitán cuando yo era sargento, de modo que, en los doblajes oficiales del español de Hollywood, los norteamericanos llaman capullos a quienes en Sevilla dicen acarajotados, carajotes, cachos de carne y en Granada, apollardados, apalominados, tontos del bote o simplemente lelos.

Entodos estos casos hay una figura metafórica formal (lacio, atontolinado, decaído, lánguido) que se traspasa a otro orden de cosas de tipo moral (carácter o manera de ser: pánfilo, cipote, acipotado, encipotado, etc. y se dice también más tonto que una polla, tonto como mi polla, apollardado, tonto como el forro de mis huevos, etc. Viene esto a cuento de los usos lingüisticos del español en torno a las múltiples campañas electorales que ahora arrastramos y nos arrastran, donde se multiplican por mil las referencias sexuales y sexistas matafóricas y ad pedem literae. Así Casado, el líder flamante del PP, está crudo y es un palomino que no ha sabido entender el discurso necesario para evitar la descomposición de su partido que ya va por la imputación de Camps y, en general, ese problema aqueja a todo el resto de la derecha semimontaraz.

Capullo es pues sinónimo de ‘tonto-malo’ y se usa como insulto, distinto de una valoración positiva como la que tiene en la referencia metafórica vegetal. Y capullito de alhelí es un piropo encendido que en la copla se dedica a un niño o niña recién nacidos de las entretelas [en sentido amplio] del o la cantante de dicha copla. Solo que, cuando estas palabras cariñosas y valorativas se dedican a una persona mayor, cobran un sentido fuertemente despectivo, como ocurre con los nuevos dirigentes (Secretario General y el de Organización) del PP, que han sido los llamados al orden y descabalgados por los varones principales de su partido por haber creído y practicado el no por mucho decir “Señor, Señor”, se llega antes al Reino de los Cielos; lo que ha constituido un grave pecado de voluntarismo al confundir de parte a parte la realidad con el deseo.

Y ahora, como es costumbre cuando se pierden las maneras, los supradichos dirigentes de la derecha residual pepera han intentado enmendarla volviéndose desde la extrema derecha “para no perder votos” al centro-centro “para recuperar los perdidos”, con lo que han vuelto a desconcertar a su electorado, mientras que a la otra derecha [Ciudadanos] le ha ocurrido justo lo contrario, al dar el bandazo inesperado y desconcertante de centro a derecha [primero] y de derecha a centro [después] con lo que aquí lo que hay es un galimatías donde la coherencia solo permanece en el PSOE y [aunque mucho nos duela] en VOX.

Y este es el panorama de capullos de alhelíes y de capullos de los otros en el que vamos a penetrar en los comicios municipales, parte de los autonómicos y europeos tras de los cuales los restos del combate generalizado se parecerán mucho al paisaje después de mil batallas y no podemos diagnosticar a estas alturas si será un paisaje sin paisanaje o un paisanaje sin paisaje, o absolutamente nada de nada con la carencia de cualquier otra cosa para aliñar la soledad más absoluta de cuarenta y cinco millones de españoles en compañía de no se sabe cuántos venezolanos a los que pronto se nos unirán muchísimos mexicanos y más todavía argentinos que se reforzarán con no se sabe cuántos sirios, afganos, camboyanos y nepalís, etc. mientras Trump y su caterva (cómo me gusta, por latino, el nombre de Pompeo) prende fuego a todo lo que encuentra en las chimeneas de la Casa Blanca para acelerar el cambio climático y calentar el planeta hasta donde permita el clima y la paciencia de Dios y de la gente.


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