Palabras publicadas por Marcos Antonio Lamolda
en facebook y que reproducimos en el Mirador de Atarfe

El jueves 28 de marzo, 2019, del calendario gregoriano, se ha desarrollado uno de los actos del quincuagésimo aniversario del atarfeño Instituto Iliberis. Por circunstancias de la vida, el quincuagésimo aniversario de mi licenciatura en ciencias geológicas por la Universidad de Granada, junio de 1968, coincidió con el comienzo de las enseñanzas en el recién creado Instituto Iliberis, curso 1968-69, en sus comienzos una filial del Inst. Padre Suárez, donde estudié el bachillerato entre finales de los 50 y comienzos de los 60.

Asistí invitado, en el verano de 1968, a un acto en el Salón de Plenos del Ayuntamiento de Atarfe a la notificación oficial por parte del Sr. Alcalde, en aquella fecha Alfonso Bailón Verdejo, al pueblo de Atarfe de tan deseada noticia, hubo algunas expresiones de felicitación y reconocimiento. Recuerdo la de D. José Prados Picazo, médico de muchos atarfeños y persona apreciada, diciendo que aquello representaba un vuelco y una oportunidad para los atarfeños. A mi edad con 22 años no llegué a apreciar en toda su medida esa opinión, no obstante he de reconocer que D. José tenía razón, el discernimiento de la realidad se modifica con la experiencia de la vida.

Tras 50 años la labor que el Inst. Iliberis ha realizado en Atarfe y otros pueblos cercanos es notable, y reconocida con múltiples menciones, p. ej.: en 2015 recibió el Premio Nacional.

Hoy se ha marcado otro hito, no solo en el Instituto sino en Atarfe. En el acto citado, al que ha asistido como invitado preferente D. Federico Mayor Zaragoza, que inauguró el centro como Rector de la Universidad de Granada en 1968, ha sido la ocasión de que, el que fue Secretario General de la UNESCO, nos de una lección de historia, ética y política, en último término de humanidad, para el que quiera oír y entender, normalmente la gente común, hay otros estamentos que ni escuchan, ni entienden y se regocijan en su ignorancia y estulticia.

En su charla se dirigió en especial a los jóvenes presentes, pero la lección era para todos, incluido el que suscribe que aún tiene mucho que aprender y lo agradece. Les animó a que fueran ellos mismos, a que no se dejaran llevar por «cantos de sirena», a que reforzaran su criterio, su conocimiento, o sea a que sean personas humanas, que no se dejen manipular por los embaucadores de toda condición que pululan por aquí y por allá. Una frase que me llamó la atención fue su concepto sobre educación, sus palabras textuales: «ser educado es ser libre y responsable». Hay otras definiciones u opiniones sobre la educación, pero esta es concisa y clara: hay que ejercer la libertad y hay que ser una persona responsable, cabal se decía antes.

Trató muchos temas con críticas argumentadas, contraponiendo los intereses verdaderos de las personas frente a los intereses espurios de grandes corporaciones e incluso de gobiernos y políticos (en mi opinión muchos de estos últimos son servidores de los citados en primer lugar). Nos animó a que aprendiéramos a decir ¡No!, a que no fuésemos conformistas con las situaciones heredadas o impuestas, tenemos derecho a conformar nuestra vida.

También hizo una defensa de las mujeres y expresó su esperanza de que el papel de la mujer vaya siendo más importante porque harán cambiar el sistema de confrontación por el de concertación.

D. Federico Mayor me sorprendió, creo que no solo a mí, pues a sus 84 años permanece lúcido, su juicio es certero, no tiene pelos en la lengua y es un látigo para tanto mediocre, etc., que encontramos por doquier viviendo del cuento.

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