Discurso pronunciado por Jose Enrique el pasado 25 de abril durante la presentación del libro 50 años del IES Iliberis (Atarfe).


“Como ya escribo en el libro que hoy presentamos, en nuestras vidas, estamos acostumbrados a los acontecimientos que conmemoran fechas redondas. Y es que quizá las personas, necesitamos establecer en nuestra biografía, hitos que se recuerden con facilidad, para evocar efemérides de calado en nuestra historia personal o colectiva. Y ese es el caso, de lo que nos ocupa, la celebración del cincuentenario del instituto Iliberis, un centro educativo que ha transformado social y culturalmente la población de Atarfe y varios municipios más de la comarca de la Vega Alta granadina.

  Albolote, Calicasas, Maracena y Pinos Puente están unidos a la historia de este instituto, como lo está el centro a la de esos pueblos y sus gentes. Ha sido Instituto de Segunda Enseñanza, Instituto Nacional de Bachillerato, Instituto de Bachillerato e Instituto de Educación Secundaria, pero invariablemente Iliberis y siempre en Atarfe.

Esta efeméride es el motivo por el cual se han organizado una serie de actos que conmemoren este acontecimiento.Cuando escribía el capítulo del libro que hoy presentamos, hace ahora un año, se barajaba la fecha del 4 de octubre para la visita de D. Federico Mayor Zaragoza, de ahí el dato que aparece en él.

Finalmente, su conferencia tuvo lugar el pasado 28 de marzo, dato que no se ha podido corregir pues ya estaba en imprenta. La fecha es lo de menos, lo importante fue su presencia en esta misma sala, con un discurso valiente, comprometido y de respeto. 

Mayor Zaragoza era rector de la universidad de Granada cuando en el curso académico 1968-1969 se inauguró este centro, primero como sección delegada de otra gran institución educativa granadina, el instituto Padre Suárez y posteriormente ya como Iliberis. 

Quiero apuntar que parece que la sombra de Mayor Zaragoza me cubre. Él inauguro el instituto donde cursé el bachillerato en el periodo 1981-1984; siendo rector de la institución granatensis, comenzaron los estudios de Biología en esa universidad hace ahora también 50 años, los cuales realicé después de salir del Iliberis en 1984; y hasta hace poco, ha sido presidente del Consejo de Participación del Espacio Natural Sierra Nevada, lugar donde llevó más de 25 años trabajando en el seguimiento y monitorización de la población de cabra montés y las enfermedades que le afectan.

Todo un lujo, estas coincidencias.El conocimiento es la base del desarrollo social y cultural, así lo entendieron hace 50 años, algunos ciudadanos de una nación que poco a poco iba restableciéndose de una cruenta e incivil guerra y posteriormente de un periodo autárquico caracterizado por una profunda depresión económica, que conllevaba un grave deterioro de las condiciones de vida de los ciudadanos, así como el crecimiento de la miseria.

En definitiva, el retroceso más grave en los niveles de bienestar de la población española en los últimos 150 años de historia. Para fomentar la educación promovieron la creación de este centro de enseñanza al que había que llamar de algún modo. Aunque en un principio se le puso el nombre de “Colegio Libre Adoptado Santa Ana” esta denominación ha pasado desapercibida y tan solo aparece en los primeros documentos que formalizaron la creación del centro allá por el curso 1967-1968, primer año de funcionamiento de la institución.

Durante ese curso las clases se impartían en los barracones instalados para socorrer a los damnificados por los terremotos de 1956, en los terrenos que hoy ocupa el cuartel de la Guardia Civil.

Un curso después se inauguraron las instalaciones actuales. En estos años, el edificio ha sufrido varias remodelaciones, adaptándolo a las nuevas necesidades educativas conforme la normativa vigente.

En la última reforma, la picota fue cruel e insensible, destruyéndose la placa de piedra de Sierra Elvira que conmemoraba la inauguración del centro. Nula, la condescendencia mostrada.No puedo pasar y dejar de mencionar a otras figuras locales que hace 50 años, con su tesón, constancia, trabajo e impulso hicieron realidad, el que Atarfe contara con un centro educativo, referente en la educación de nuestro país, pues no hay que olvidar que muchos de sus alumnos egresados, ejercen hoy en destacados puestos como investigadores, docentes universitarios o juristas, entre otras profesiones.

Aquellos eruditos locales que lucharon para que el instituto fuera una realidad merecen ser recordados. Ellos, que habían pasado por la universidad sabían que un instituto cercano y accesible era la forma de socializar la educación; era la herramienta necesaria para que la instrucción calase en todas las capas sociales, integrando y facilitando el conocimiento. Aquellas personas entre las que se encuentran don José Prados Picazo y don José Osuna Jiménez médico y farmacéutico respectivamente fueron claves para que Atarfe tuviera un instituto, su instituto.

De esa forma era más fácil seguir la estela de don Cecilio Jiménez Rueda, otro atarfeño ilustre, matemático, catedrático de universidad y numerario de Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales. 

En el libro digo que no teníamos constancia de ningún documento que informará del por que a aquel instituto se le llamó Iliberis. Hoy tengo que rectificar y apuntar que si existe ese dato. Y fue en una sesión ordinaria del pleno municipal de Atarfe, la celebrada el 29 de noviembre de 1975 cuando el alcalde Manuel Bullejos Altea informó a sus compañeros del concejo, del acuerdo de la delegación del Ministerio de Educación y Ciencia de la sesión de 18 de noviembre en donde por unanimidad se aprueba que el hasta ahora Instituto Nacional de Segunda Enseñanza, en lo sucesivo se denomine Iliberis, en recuerdo de esa ciudad, viejo reino aborigen y quizás legendario, en parte, que tanta importancia tuvo en tiempos remotos.

El capítulo que he escrito es un breve relato histórico de la ciudad de la que tomó su nombre el centro educativo que hoy cumple cincuenta años. “Iliberis” como guiño y homenaje a un núcleo de población de origen íbero que tuvo su apogeo en época romana, que fue languideciendo durante la época de Al-Ándalus y cuya ubicación exacta ha sido fruto de una centenaria y polémica controversia ya que se han planteado varios lugares como posibles emplazamientos, entre ellos Atarfe.

El resto lo pueden ustedes leer en el opúsculo que hoy presentamos.Muchas gracias.”

Curiosidades elvirenses

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