La vejez es una etapa de nuestra evolución vital desde que el ser humano es considerado como tal. Siendo así, es oportuno que nos preguntemos: ¿Qué papel han jugado los mayores en la historia?

En general, aunque se podrían poner muchos matices, los ancianos (y en este caso nos referimos a los hombres que alcanzan una edad en la que ya no pueden trabajar para valerse por sí mismo) eran el símbolo de la sabiduría acumulada.

En este sentido, muchos son los investigadores y divulgadores que han definido a la Prehistoria, un periodo que ocupa desde el 600.000 hasta la generación del uso de la escritura en los imperios mesopotámicos y egipcios, como la edad dorada de los ancianos, ya que eran visto como poseedores de un poder mágico que les alargaba la vida y les proporcionaba la sabiduría de la experiencia, considerando que la esperanza de vida del ser humano en aquella época apenas superaba los 30 años, es fácil comprender la fascinación por las personas que alcanzan una gran edad.

Esta consideración se mantuvo en los siguientes milenios, al menos en lo que sabemos de los egipcios y sumerios, los primeros grandes imperios de la Antigüedad. En este sentido hemos localizado un extracto de un texto de un escriba egipcio dedicado a maldecir los achaques de la senectud:

“¡Qué penoso es el fin de un viejo! Se va debilitando cada día; su vista disminuye, sus oídos se vuelven sordos; su fuerza declina su corazón ya no descansa; su boca se vuelve silenciosa y no habla. Sus facultades intelectuales disminuyen y le resulta imposible acordarse hoy de lo que sucedió ayer. Todos los huesos están doloridos. Las ocupaciones a las que se abandonaba no hace mucho con placer, sólo las realiza con dificultad, y el sentido del gusto desaparece. La vejez es la peor de las desgracias que puede afligir a un hombre”.

Sin embargo, esta visión positiva de la vejez se rompería en la antigua Grecia. La cultura griega enaltecía la belleza y la juventud. La vejez en sí misma se asemejaba a la fealdad, la inutilidad de quien no puede valerse por sí mismo. Esta consideración cultural fue trasladándose poco a poco a la vida pública. Así, en ciudades como Atenas, que durante algún tiempo estuvieron gobernadas por consejo de ancianos, fueron siendo apartados paulatinamente, dejando su influencia política en el ámbito del simbolismo, hasta no disponer de ninguna capacidad toma de decisiones real.

Algo parecido sucedería durante la época romana. Durante la República el Senado (formado en la mayor parte por ancianos) era el centro de la toma de decisiones. Poco a poco estos fueron dejando de tener relevancia, especialmente durante la época del Imperio. No obstante, la figura jurídica del Pater Familia en el Corpus Jurídico Romano proporcionaba a los ancianos varones de un importante poder en el ámbito familiar y personal que sirvió para garantizar el poder a los ancianos varones.

Situación de la mujer

A diferencia de lo que ocurre en la actualidad, en la que la esperanza de vida de la mujer suele superar a la del varón, las mujeres morían mucho más jóvenes que los hombres, y eran pocas las que alcanzaban lo que consideramos como tercera edad. Esto se explica especialmente por la alta mortalidad provocada por la falta de higiene en los partos. En todo caso, y relacionado con ello, hemos encontrado en un artículo referido a la historia de la geriatría, referencias a que eran las mujeres en general, y especialmente las de mayor edad, que poseían el acumulado de la experiencia vivida, las que protagonizaban el cuidado de enfermos, niños y ancianos.

En todo caso, la imagen de la mujer anciana ha sido generalmente maltratada en las distintas culturas. Ejemplo de ello es la simbología de decrepitud, maldad y acumulación de pecados que le otorgan los pintores del Renacimiento. Podemos encontrar ejemplos de ello tanto en la literatura, como es el caso de La Celestina, como en el arte.

Es importante aclarar que durante prácticamente toda nuestra historia, el cuidado de los ancianos y ancianas se ha considerado una labor familiar, dentro del ámbito de lo personal y no de la esfera de responsabilidad pública de los distintos sistemas de sociedades y gobiernos.

Primeros sistemas de pensiones. Siglo XIX

A finales del siglo XVIII encontramos las recomendaciones de Tom Paine, quien en 1796 explicaba que habría que recompensar a los trabajadores de más de 50 años. Nace así el termino jubilación, que según hemos encontrado en varias fuentes, proviene del latino ‘jubilare’ –lanzar gritos de alegría.

A partir de esa fecha se va generalizando poco a poco, primero en funcionarios y militares, después a las clases burguesas mediante sistemas de seguros, y finalmente a las clases trabajadoras con los Sistemas de Pensiones Estatales que comienzan a implantarse, primero en Alemania, a finales del siglo XIX, y posteriormente se generalizarían en toda Europa tras la Segunda Guerra Mundial.

Para más información puedes consultar los siguiente enlaces:

– Imprescindible análisis de Manuel Lillo Crespo, diplomado en Enfermería por la Universidad de Alicante, que además de realizar un análisis histórico de la visión de los ancianos y ancianas durante la historia, aporta al análisis los encargados de los cuidados de estas personas que posteriormente se convertiría en familiauna disciplina del ámbito de la enfermería. Muy recomendable.

– Análisis del Dr. Carlos Trejo Maturana, de la Universidad Chilena, que complementa el recorrido histórico que aportamos con el anterior enlace.

– Trabajo de Marta Guijarro y Oscar Peláez, ambos del Departamento de Economía de la Universidad de Cantabria, publicado por la Universidad de Barcelona, en el que se realiza un análisis de la esperanza de vida en España en el espacio temporal de 1900 a 2050.

– Entrada de blog muy interesante que repasa la visión y tratamiento de los ancianos en el periodo medieval, si bien enfatiza en demasía la consideración de la senectud con el concepto del Pater Familia. En cualquier caso resulta interesante, junto al otro enlace que os proponemos sobre la visión de los ancianos en la Biblia.

– Análisis de la visión que de los ancianos emana de la Biblia, que además nos ayuda a comprender la visión dentro del mundo hebreo.

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