En un artículo publicado en PATRIA en 1967, con motivo de las fiestas de Atarfe, José Jiménez Osuna escribe sobre el Atarfe de 1850. Transcribimos dicho texto:

<<Tenía nuestro pueblo en este año 486 casas distribuidas en varias calles que van a parar a la calle Real dos plazas, una de la Constitución donde se encuentran las casas Consistoriales que encierran la carnicería, el matadero, cárcel y pósito y la otra denominada de la Iglesia. El número de vecinos era de 405 y habitantes 1.839 dedicados a la agricultura y en bastante número a la ganadería; existían 3 telares de lienzo común, 4 molinos de aceite, 2 de harinas que muelen con agua que nace en las madres del Rao, varias tiendas de comestibles y quincallas al por menor. El presupuesto municipal ascendía a unos 14.000 reales y se cubren con 2.500 de producción de los propios consistentes en una suerte de tierra, casa carnicería y tienda y el resto por reparto vecinal.

La capacidad de producción es de 650.550 reales. Impuestos, 240.394 reales; contribución, 35.353 reales y 4 maravedís. Había en una párroco de provisión ordinaria; un teniente, un beneficiado, dos sacerdotes particulares y un sacristán presbítero Tenía escuela de Primera Enseñanza con 60 niños, 20 que escriben, cuyo maestro a más de retribución que cobra por ellos, tiene asegurados 100 reales y 12 fanegas de trigo de los fondos municipales, de los cuales percibe también la maestra 600 reales sobre la asignación de los mismos.

Junto a la ermita de Santa Ana se encuentra el cementerio con 50 varas cuadradas. Las personas más acomodadas beben del agua exquisita de una fuente que nacía en Sierra Elvira a un cuarto de legua de distancia, cuyas aguas venían antes encañadas hasta un pilar abandonado hoy, que existe junto a la iglesia, y el restante vecindario se surte de unos 100 pozos que existen en otras casas en las que observan también ganado. El terreno es de 21.702 marjales, de los que se cultivan entre todo género de labor y los 6.000 restantes no se cultivan por ser de sierra y peñascos y únicamente se aprovecha la poca yerba que nace en sus grietas para, pastos del ganado. No había más bosques de árboles que las alamedas de las márgenes del Genil, y estas muy reducidas por haberlas cortado algunos propietarios con perjuicio de las tierras defendidas por ellas de las inundaciones que causan las avenidas del río. Las labores se hacían con 70 yuntas, la mayor parte de bueyes, los caminos son de pueblo a pueblo, excepto la carretera de Madrid que pasa a 400 varas. La correspondencia se recibe los martes y viernes por medio de un hombre contratado por el Ayuntamiento que pasa a traerla y llevarla a Granada.

Anuncio curioso de esta época: Boletín Oficial de la Provincia. Aviso: Sale una galera de las de Juan Gómez para Madrid el día 16 del corriente, admite arrobas y pasajeros, vive calle de la Misericordia número 2 casa de postas. Pocos años antes de la época que comentamos, el día 26 de diciembre de 1846. a las 10 de la mañana, todo Atarfe está en fiestas, todos los vecinos con su alcalde, don Antonio Fernández Osuna, (enterrado está ermita de Santa Ana) se encuentran en la Casa Consistorial, para que den su conformidad a solicitar del Papa reinante, Pío Nono, renovación y confirmación de elección que de Patrona y Abogada habían hecho nuestros padres en favor de Santa Ana, siendo cura párroco don Antonio de Mesa y Bonilla.

Grandes miserias se padecían en esta época como consecuencia de la guerra carlista (1833-1840), las ruinas y desórdenes estaban a la orden del día, así el 5 de marzo de 1838 nuestra iglesia y capilla de Santa Ana fueron robadas desapareciendo de la primera todos los objetos de plata que existían y de la Patrona la diadema y la corona de la Virgen. Pero la demostración más clara de la intranquilidad reinante, y de la inseguridad de las personas, lo vemos al tener que solicitar el día 7 de octubre de 1839 del Gobierno Civil, los Ayuntamientos de Pinos Puente y Atarfe autorización para tener dos guardas permanentes al pie de la Sierra de Elvira para seguridad de los caminantes.>>

En la fotografía, yunta de bueyes de Juan de Dios Díaz, año 1932.

Gacetilla y curiosidades elvirenses.