El drama de la inmigración en Europa

Cada año, durante el periodo estival, las imágenes del drama de los inmigrantes intentando alcanzar Europa, sacude nuestras conciencias. Probablemente este haya sido el verano más duro en mucho tiempo con la crisis provocada por los miles y miles de refugiados que huyen de la guerra de Siria.

Tras un inicio de verano marcado por las multitudinarias llegadas de todo tipo de embarcaciones a las costas italianas procedentes de Libia, la guerra de Siria ha motivado un nuevo frente migratorio a través de Turquía y los Balcanes rumbo a Europa Central y más concretamente hacia Alemania. Las noticias de las diferentes etapas de este periplo y de las penurias que viven los refugiados que viajan a Europa, han dejado dolorosas imágenes, como la del niño muerto en la playa, que han sacudido nuestras conciencias.

Alemania, la mayor y más rica economía de Europa, ha sido un imán para muchas de las personas que están huyendo de la guerra y la pobreza en Siria y otras partes de Oriente Próximo y África. El haberse convertido en la meta final para la mayoría de ellos, supone un grave problema para el Gobierno de Angela Merkel, que lleva todo el mes batallando para que los 160.000 solicitantes de asilo, se redistribuyan por cuotas entre los 28 países integrantes de la UE. Las primeras cifras del reparto no fueron del agrado de estados como el español, que debía ser uno de los mayores receptores. Durante semanas hemos vivido un tira y afloja entre los países por evitar asumir un número mayor de refugiados, mientras las imágenes de dolor se sucedían en las pantallas de los noticieros.
Ayer mismo, los ministros del Interior de los 28 estados miembros de la UE se reunieron en Bruselas para discutir las propuestas de la Comisión Europea para redistribuir a los primeros 40.000 demandantes de asilo llegados a Italia y Grecia, mientras persisten las reservas de países del Este y del Báltico a dar su visto bueno a un segundo programa que aumentaría hasta 160.000 las plazas para reubicar refugiados, muchos de los cuales han llegado a paises como Hungría o Austria.
El Gobierno de Mariano Rajoy, ciertamente nunca se ha negado a recibir a los refugiados, pero ha alegado la alta tasa de paro y el papel de España como frontera sur de la UE, para intentar lograr que su cuota fuera menor que la que, en un principio, se planteó.

Sin duda estamos ante un tema de gran calado humano y social y, por ello, desde Encuestamos hemos querido trasladarlo a 1.100 ciudadanos mayores de 16 años, procedentes de distintos rincones de la geografía española, que nos han dado su opinión sobre el papel de España en esta crisis de los refugiados. Ante la pregunta directa de si España debe ceder a las presiones de la Unión Europea y acoger una cuota mayor de refugiados, un pequeño 13 % de los encuestados se pone de parte del Gobierno y opina que la recepción de refugiados se debe realizar, pero en un número menor de las casi 15.000 personas, que, en un primer momento nos corresponderían.
Para un considerable 22’9 % de los ciudadanos, no hay que abrir las puertas a los refugiados porque ya tenemos bastantes inmigrantes en España con el paro que hay.
Afortunadamente, la inmensa mayoría el 64’1 % del total, opina que debemos ser solidarios y no poner obstáculos ante la visión de un drama como este.

Aunque la opinión de la mayoría de los españoles sobre el tema de las cuotas de refugiados sea tan evidente. Las herramientas de segmentación nos aportan pequeños matices, no exentos de interés. Al dividir los resultados en función del sexo del encuestado, se observa que las mujeres, en un alto 27’3 %, son más hostiles a la llegada de refugiados a España que los hombres, 19 %. También son las féminas quienes más apoyan la postura de rebaja de las cuotas que ha llevado a cabo el Gobierno, en un buen 15’4 % frente al pequeño 10’9 % de los varones.
Por franjas de edad, vemos que los grupos más contrarios a la llegada de refugiados son los comprendidos entre los 30 y los 59 años, en tanto que los mayores de 60 años son lo que se muestran más solidarios frente al drama que se está viviendo en estos días.

Mientras los distintos gobiernos europeos siguen tratando de pactar una postura común, parece claro que la población española, de forma mayoritaria, aboga por acoger a los refugiados de los conlictos de Oriente Medio que quieran venir a España, independientemente de su número.

Una cuestión distinta es la de convencer a los refugiados sirios e iraquíes que desean vivir en la próspera Alemania para que se queden en nuestro país, donde las oportunidades laborales son mucho menores y también, hasta qué punto es ético tratar a seres humanos como mercancía que se distribuya por cuotas. Para ahondar en el debate sobre la inmigración, os invitamos a leer Inmigración y política

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