Se acabó la diversión, llegó el comandante y mandó parar” (Y en eso llegó Fidel, Carlos Puebla)

La primera vez que voté no fue para decidir la composición de un gobierno, nacional, local, autonómico o europeo. La primera vez que me acerqué a las urnas fue en el referéndum que se celebró en nuestro país el 12 de marzo de 1986 para decidir sobre la permanencia de España en la OTAN.
En contra de formar parte de la Alianza atlántica se formó en nuestro pueblo un grupo opositor llamado “Colectivo la Olla a Presión”. Y ahí conocí a Manolo Higueras, el “Cura Chopo” o el “Padre Manuel”, junto a sus inseparables camaradas del partido comunista, “Torralbo”, “Segovia” y “Tonto Doble”. Gente con principios inquebrantables cuya lealtad a su ideario está por encima de todo.

Cuenta la anécdota que un día, estando de párroco Miguel Peinado, éste se ausentó del servicio religioso de cabo de año que debía oficiar una mañana, dejando en su lugar a otro sacerdote de un pueblo cercano. El hecho le fue comunicado a los acólitos el día de antes, advirtiéndoles del contratiempo, manifestándoles así mismo que ofrecieran su hospitalidad al clérigo visitante.

Manuel se encontraba por la puerta de la sacristía con una singular melopea, y al verlo los monaguillos, creyeron que se trataba del cura que venía a oficiar el funeral aquella mañana. Exponiendo toda la hospitalidad, los escolanos le vistieron con el alba y salieron al altar mayor para iniciar el oficio. Manuel sorprendido y un tanto perjudicado, ante la feligresía solo decía: “camaradas, amén”.

Un sorprendido Joaquín Franquelo que asistía al funeral y la llegada atrasada del eclesiástico deshicieron el entuerto. Pero no el mote con el desde entonces se le conoce a Manuel.

Curiosidades elvirenses.

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