24 noviembre 2024

Parece que hoy en día entre un 3 y un 7% de la población escolar sufre este trastorno. Sus afectados tienen un mayor riesgo de fracaso escolar, problemas de comportamiento y dificultades en las relaciones tanto familiares como con sus iguales y demás sociedad.

 Los profesionales del tema advierten que hay dificultades para su detección y de ahí que haya falsos positivos o incluso que se esté diagnosticando en sobre exceso. Hay otros trastornos que pueden hacer que confundamos la sintomatología (como por ejemplo: trastornos de aprendizaje, trastorno del estado de ánimo, trastorno negativista desafiante…). También el proceso de diagnóstico varía mucho de unos profesionales a otros.  Por ello y por las numerosas demandas que he recibido voy a intentar explicar los síntomas más claros y evidentes del TDAH.

   Los tres pilares del TDAH son: hiperactividad, inatención e impulsividad.

Hiperactividad: Se manifiesta por un exceso de movimiento en situaciones en que resulta inadecuado hacerlo (en clase trabajando, en casa haciendo deberes o incluso comiendo). Hay grandes dificultades para estar quieto cuando las situaciones lo requieren (lo tocan todo, parece que son movidos por motores). Hacen varias cosas a la vez y pasan de una actividad a la otra sin finalizar ninguna. Hablan en exceso y producen demasiado ruido durante las actividades que son más tranquilas.

Inatención: Dificultades para mantener la atención en tareas que suponen un esfuerzo mental que se alarga en el tiempo (los deberes). A menudo parecen no escuchar, les cuesta seguir órdenes e instrucciones y tiene dificultades para organizar sus tareas. Tienen una tendencia clara a olvidar cosas  importantes (llevar la agenda escolar al día, recordar que tienen un examen) y a perder objetos. Suelen distraerse con mucha facilidad ante cualquier estímulo (parece que la mosca que entró por la ventana era mucho mejor que la explicación del profesor). No saben priorizar tareas. Cambian de conversación continuamente. No siguen las normas ni de los juegos con sus compañeros. Todas estas dificultades se detectarán en la etapa escolar que es cuando aumenta la exigencia académica. Por eso muchos profesionales recomiendan que se hagan las pruebas pertinentes a partir de los 7/8 años.

Impulsividad: Se manifiesta por la impaciencia, dificultad para aplazar respuestas o esperar a su turno. A menudo interrumpen y dan respuestas precipitadas, incluso antes de haber escuchado la pregunta entera. Se caracterizan  por actuar sin pensar y por supuesto, nunca evalúan las consecuencias de sus actos. Tienen problemas para controlar su comportamiento y ajustarse a las normas. Esto les lleva así, a tener dificultades en las relaciones sociales, con todas!!

Para que salten las alarmas se tienen que dar la gran mayoría de los síntomas que he nombrado, hay que pensar que antes de entrar en primaria muchos niños parece que sufran de estos síntomas y no por ello son TDAH, si no que es un reflejo de la edad que tienen. ¡¡¡NO TODOS LOS NIÑOS MOVIDOS O DESPISTADOS SON TDAH!!!

Hacer generalizaciones es peligroso y más en este caso ya que los TDAH somos un grupo muy heterogéneo, con una variación de intensidad en los síntomas y dónde hay muchos factores más a tener en cuenta, como por ejemplo si lo sufre un niño o una niña (nosotras llevamos muy mal la atención pero la impulsividad y la hiperactividad la podemos manejar mejor) o nuestro coeficiente intelectual.

En un próximo artículo explicaré cómo podemos ayudarlos desde casa, una vez sabemos que sufren dicho y “dichoso” trastorno.

Una última recomendación: asegurémonos que quién hace el diagnóstico sea un profesional clínico con entrenamiento y experiencia en el tema, he visto varios errores y etiquetar por etiquetar ya lo hacen en las tiendas!!

Samantha Biosca – coaching de familia  

http://samcoach.es/