LA JUSTICIA DEBERÍA SER IMPLACABLE CON LOS ESCÁNDALOS DE PEDERASTIA EN LA IGLESIA
El caso de los Romanones es el último y lamentable ejemplo de pederastia que salpica a la Iglesia española. La investigación tiene su origen en la denuncia efectuada por una de las víctimas, un joven de 25 años, supernumerario del Opus Dei, que ejerce de profesor en un colegio del norte de España. Antes de denunciar, el joven escribióuna carta al Papa Francisco explicándole los abusos que él y otros cuatro monaguillos habían sufrido por parte de sacerdotes de la parroquia granadina de Juan María de Vianney. En su escrito daba el nombre completo de cuatro de los curas que abusaron de él y describía con toda precisión lo que él consideraba auténticas orgías. Textualmente decía que: “las prácticas sexuales más frecuentes iban desde masajes a masturbaciones y besos en la boca”.
En agosto del año pasado, el Sumo Pontífice llamó personalmente al joven en dos ocasiones, al móvil, para pedirle disculpas en nombre de la Iglesia y le aseguró que se depurarían responsabilidades. La diócesis abrió una investigación canónica y apartó de sus oficios religiosos a tres de esos sacerdotes. Meses más tarde, en octubre, la víctima acudió a una comisaría a presentar denuncia. Tres curas y un seglar, este último profesor de religión, fueron entonces detenidos en Granada acusados de estar vinculados a una trama de abusos sexuales a menores.
El escándalo provocó que antes de la misa de aquel domingo, el arzobispo de Granada, Francisco Javier Martínez, y otros religiosos se postraran ante el altar mayor de la catedral para pedir perdón varios minutos en una imagen de gran simbolismo que dio la vuelta al mundo.
Ahora, un año después, la investigación judicial prosigue por parte del Juzgado de Instrucción número 4 de Granada. Hace apenas unos días, el juez dictó un acto considerando que, en caso de concretarse las acusaciones, la responsabilidad civil subsidiaria recaerá sobre el Arzobispado de Granada, y por extensión la Iglesia católica, por su obligación de elegir y vigilar a los sacerdotes implicados en el denominado caso Romanones, por lo que tendrá que pagar las posibles indemnizaciones si finalmente existe una condena.
Estamos ante un feo asunto que repugna la conciencia de los ciudadanos, pero que, sin duda exige una aclaración total. Por este motivo hemos querido preguntar a 1.200 ciudadanos mayores de 16 años, procedentes de distintos rincones de la geografía española, qué opinión les merecen este y otros escándalos de pederastia que han salpicado a la Iglesia Católica.
Un escaso 5’5 % de los encuestados tiende a justificar lo sucedido, aludiendo a que son casos muy aislados que se magnifican contra la Iglesia. A un importante 14’3 %de los españoles les queda la sensación de que no se hace todo lo posible por acabar con ellos. Incluso un considerable 15’5 % de los entrevistados, afirma que en la Iglesia se encubren muchos casos de pederastia.
Para un notable 15’7 % de los encuestados, el Papa, por fin, intenta acabar con esta lacra.
La inmensa mayoría, nada menos que un 49 % de los españoles, pide que la justicia sea implacable con delitos como estos.
Al usar la herramienta que nos permite segmentar por franjas de edad, se puede observar que, si bien la opción que defiende la acción implacable de las justicia contra los pederastas se impone en la opinión de los encuestados de todas las edades, entre los españoles mayores de 60 años, la alternativa que reconoce el esfuerzo del Papa Francisco por acabar de una vez con la lacra de la pederastia en la Iglesia, recibe muchísimos apoyos, con un estupendo 31’2 % de los votos.
Si dividimos los resultados en función del sexo del entrevistado, vemos que las mujeres piden la mano dura de la justicia con un formidable 54’7 % de los votos, muy por encima de los hombres que sólo escogen esta opción en un 33’5 % de los casos. De hecho un importante 11’7 % de los varones españoles piensa que este tipo de escándalos se magnifican en contra de la Iglesia Católica.
La realidad de los abusos a menores en el seno de la Iglesia es un mal que no es exclusivo de España sino que se extiende por todo el mundo. Sólo la resuelta actitud del Papa Francisco y de las altas jerarquías de la Iglesia pueden ayudar a acabar con ella, evitando acuerdos económicos privados, orientados a encubrir estos terribles delitos.
Sin duda, la petición de la gran mayoría de nuestros encuestado exigiendo la acción implacable de la justicia española se llevará a término y el caso de los Romanonespronto tendrá una sentencia ejemplar.
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