¿Por qué La Herradura es el rincón con más poetas y artistas por metro cuadrado?

Creadores que viven o veranean en la localidad granadina, como Álvaro Salvador o Salvador Compán, se reúnen en un libro colectivo

Nadie recuerda cómo empezó todo, pero alguien tuvo que ser el primero. Y luego debieron de ir sumándose los demás, poco a poco, hasta registrar una de las mayores concentraciones de poetas, novelistas y artistas del territorio español. Hoy, la villa de La Herradura, en la costa tropical granadina, presume de ser esa pequeña Atenas gracias a la atracción que ejerce sobre las almas sensibles e inspiradas. Y un nuevo libro colectivo vuelve a ponerlo de manifiesto. Se titula, muy gráficamente, El mar en las ventanas.

«Este es un pueblo pequeño, ni siquiera somos ayuntamiento, pero algo tiene para que toda esta gente viva o veranee aquí», comenta Almudena Rubio, coordinadora del citado libro. Los coautores del mismo coinciden en señalar al menos un momento fundacional para la comunidad creadora de La Herradura: el año 2012, cuando se cumplieron cuatro siglos y medio del naufragio de la armada de Felipe II, una efeméride que la Asociación de Amigos de La Herradura solía conmemorar en un acto sencil

Reunidos con esta excusa, todos repararon en que eran muchos, y muy productivos. Solo ese año, iban a ver la luz tres libros en torno a la localidad y a aquel hito histórico: una edición del poema de Fernando Moyano que Tomás Hernández tomó como punto de partida para componer Un viento inesperado, ensayo histórico y personal sobre La Herradura; una novela, Luna de octubre, en la que el periodista Andrés Cárdenas recreó la biografía de otro superviviente, Martín de Figueroa; y un cómic del dibujante local Juanfran Cabrera, Naufragio en La Herradura.

El siguiente escenario germinal fue el patio del taller de la ceramista Rosario González, un jardín recoleto en el centro de la villa conocido como el Huerto de Rosa. «Desde hacía ya varios años, Rosa era anfitriona de exposiciones y lecturas que reunían a herradureños y forasteros interesados en las artes o las letras», explica Rubio. «Frecuentaban el huerto, entre otros muchos, Román Gil de Montes, Juan Franco, Reinaldo Jiménez, Felicia y Andrew Hall, Ángel Galdo, Paulino Álvarez, Gloria Guarnido, Loly Orellana, Marisa Julián o los inolvidables valencianos Pep y Pepa Jimeno. Españoles se mezclaban con residentes de habla inglesa o alemana, que escuchaban con devoción versos de Miguel Hernández o Cernuda, cuyo significado apenas entendían, pero que quizá por eso les transmitían con más pureza su emoción y su música».

El 26 de agosto de 2012, a la sombra del viejo moral del Huerto de Rosa, se celebró el primer recital de La Cofradía, como se llamaría a esta familia de intelectuales. Los pioneros fueron Salvador Compán, Tomás Hernández, Reinaldo Jiménez y Álvaro Salvador, quien la definió como «un grupo de escritores andaluces que tienen su primera o segunda residencia en el pueblo costero de la provincia de Granada y allí han desarrollado parte importante de su actividad literaria». Así, empezaron a celebrarse actividades, como las veladas veraniegas que organizó María José Navajas en Marina Playa, donde Pepa Merlo y Rocío Fernández Víctor leyeron parte de su obra; o el ciclo Poesía en La Najarra, que llevó a Almuñécar autores tan significativos como Vicente Gallego, Carlos Marzal, Ángeles Mora o Arcadio López-Casanova. Y vio la luz el primer libro colectivo, titulado El gran libro de La Herradura.

El nombre de La Cofradía dio incluso para alguna breve polémica, como la protesta de una cofradía de Semana Santa local que les obligó a usar en adelante un apellido distintivo: la Cofradía Literaria. «Nos llegó la idea de que había cierto resquemor, y lo zanjamos así», agrega Rubio.

«Silencio y soledad»

Para Salvador Compán, la llegada a La Herradura fue un hecho «accidental». «Buscábamos un sitio de playa para comprar un piso, y dimos con esta costa escarpada, rodeada de pinares, que nos gustó tanto desde el primer momento. Y claro, luego está ese microclima, que proporciona un tiempo dulce durante todo el año, la orografía privilegiada y las aguas siempre limpias, porque no hay arena, sino piedrecitas. Además, está bien comunicada con Málaga, Granada y Almería», añade.

«Es la imagen ideal que tenemos del Mediterráneo azul», prosigue Compán, quien ha escrito aquí, total o parcialmente, todas sus novelas desde 2001, y en concreto ha ubicado en La Herradura una de ellas, Palabras insensatas que tú comprenderás, sobre María Lejárraga y Gregorio Martínez Sierra. «Siempre escribo sobre escenarios que conozco bien, que domino. Nunca me iría a Nueva York a contar una historia, aunque haya estado», concluye Compán, quien asevera que en este rincón encuentra lo que necesita para inspirarse, «silencio y soledad».    

Dibujante de larga y reconocida trayectoria en el mundo del cómic, Juanfran Cabrera fue uno de los creadores locales que vio con alegría y asombro cómo su pueblo se llenaba de intelectuales. «Pese a ser yo mismo herradureño, no fui precisamente de los primeros en entrar a formar parte de este grupo», recuerda. «Pero poco a poco fuimos forjando amistad y fue introduciéndome en La Cofradía Literaria. Aunque son periodistas, escritores, poetas, casi todos de renombre, y yo un simple dibujante de cómics, no se siente uno entre ellos para nada incómodo. Si acaso un intruso, un simple pintamonas que por el motivo que sea le cae bien a todos».

Juventud de espíritu

«Y es que no obstante la media de edad, no dejan de ser jovencísimos de espíritu a la hora de afrontar cualquier proyecto», prosigue Cabrera. «No sé cómo explicar esto sin que suene a ñoño, pero me recuerda mucho el entusiasmo que le poníamos al hacer nuestros primeros fanzines y revistas de adolescentes, donde no hay miedo a nada y no se plantea que algo no pueda salir adelante. Pero es que derrochan talento y energía por todos los poros de la piel. Habría que estar en alguna de las reuniones para ver eso».

En la memoria del dibujante, como de toda La Cofradía, está la figura de Paulino Álvarez, recientemente fallecido, quien era hasta ahora el encargado de organizar el certamen poético de La Herradura. «Gallego de pro, pero tras más de veinte años viviendo aquí, más herradureño que muchos de los aquí nacidos», lo define Cabrera. «Esto es lo que creo que suele pasar con este grupo en el pueblo. No nos hacemos una idea del talento que se acumula en este grupo de personas, con los que te puedes tomar unas cervezas o unos vinos en el bar de al lado. Nos tienen acostumbrados a sus obras y es algo habitual. Sólo nos daremos cuenta cuando nos falten. El motivo por el que han hecho de La Herradura su fuerte… Supongo que cada uno podría contarte su movida. Solo Reinaldo Jiménez, persona con un talento y una sensibilidad extrema para la poesía, y yo, somos del pueblo. Reinaldo, lo mismo te escribe un libro y gana un certamen poético, que explica la poesía a los niños con una facilidad pasmosa».

Una aldea gala

El escritor Eduardo Cruz Acillona no pertenece estrictamente a La Cofradía, pero tampoco falta nunca a su cita con La Herradura, donde veranea «desde el siglo pasado, que se dice pronto». «La Herradura es una especie de reducto, de aldea gala frente al turismo masificado de las ciudades que la escoltan: Nerja y Almuñécar. Aunque perteneciente como pedanía a la segunda, mantiene su propia idiosincrasia y, si bien es cierto que en verano su población de 3.000 habitantes crece de manera considerable, la localidad continúa manteniendo el encanto de hace décadas, cuando no era más, ni menos, que un pueblo pesquero», explica.

«Enmarcada entre dos cerros, Cerro Gordo y La Punta de la Mona, respira esa sensación de universo particular, recogido, ajeno a los avatares exteriores», prosigue Cruz. «No es extraño que ese recogimiento, esa tranquilidad, ese lento transcurrir que decía Machado, suene a canto de sirenas en los oídos atentos de artistas y creadores. Y al igual que en Rota se ha creado una comunidad festiva y veraniega de insignes bardos y poetas de la mejor calaña, así en La Herradura se han ido juntando juntaletras, valga la redundancia, y artistas de renombre. Los intereses comunes hacen que unos y otros tiren de agenda de contactos para atraer a sus amistades y animarles a compartir lecturas en el arbolado patio de la ceramista y escultora Rosi o cotilleos y nuevos proyectos en la estrecha y concurrida terraza del Baena».

Por si fuera poco, a tiro de piedra de La Herradura, en Salobreña, vive el escritor Juan Madrid, acude a menudo el periodista Jesús Lens, y es natural del lugar Juan José Guarnido, premio Nacional de Cómic con su serie Blacks

Alejandro Luque

FOTO:Caricatura de la cubierta de «El mar en las ventanas»

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